Capítulo 95.-
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-No, no ha ido a dormir a casa. Espero que se haya quedado en su casa antigua. Sergio se ha ido a París un par de días para hablar con otros músicos. – anunció Carmen. – A lo mejor se ha montado una sesión de sexo por videoconferencia.
-¿Y no será peligroso? – Olga no parecía estar muy contenta con esa noticia. – El padre de Sergio tiene negocios allí. Y muchos contactos. El FBI me está haciendo el favor de investigar un poco.
-Ya ha estado unos días allí y no ha pasado nada. Yo creo que le viene bien recobrar amistades de otros músicos. Y recuerda que habló el otro día con Dídac, aunque no sabemos nada de la conversación. Luego le llamo a Jorge para que se informe con Dídac. Y que lo de que tocara con Nuño el otro día … se ha corrido la voz. Joder, a ver si Jorge nos pasa el vídeo … fue algo … maravilloso. Como … parecía que hubieran tocado toda la vida juntos. Como se miraban y … ya sabían lo que tenía que hacer cada uno. Se me erizaron los vellos de los brazos, te lo juro.
-Joder, me estás poniendo los dientes largos. Luego llamo a Jorge para que me lo mande. ¿Qué tocaron?
-El concierto de violín de Tchaikovsky, luego tocaron algo de Schubert que ya tocó Sergio en “La Bella”, y un par de piezas pequeñas de Vivaldi. Y una de Bach. Lo siento, no me quedé con los nombres.
-Un señor concierto.
-Nadie se movió del restaurante. Biel los miraba con la boca abierta. Hubo una mujer que debe ser muy melómana que se acercó para sacarse una foto con los dos. Le preguntó a Sergio de dónde salía que no lo conocía. A Nuño sí lo conocía.
Carmen hablaba con Olga por teléfono. Había aprovechado el trayecto desde la casa de Javier a la Unidad, para llamar a su amiga y darse novedades.
-Lo raro – dijo ésta – es que nadie grabara la actuación.
-Es una norma no escrita que tiene Biel en su restaurante. Lo que pasa en él, se queda para los que lo han vivido. Por eso Jorge eligió ese restaurante cuando Sergio le propuso cenar. Sabía que iba a controlar la repercusión de lo que allí sucediera. Y que él iba a ser el único que iba a tener las imágenes y el sonido del evento.
-Joder con el escritor. Menudo estratega. Las coge al vuelo, además. Pero me sigue preocupando Sergio en París, con … su padre … con sus contactos …
-Dejamos claro el tema en la visita anterior. Jorge llegó a un acuerdo con la Guevara. Le va a avisar cuando vuelva Patricio Plaza a España. Y si va a París, se enterará. Tiene billete abierto de Air France. Si aparece allí, Jorge estará en unas horas para tener un cambio de impresiones.
-¿Por qué me da que me ocultas algo?
-Porque lo hago.
-Pues dime entonces.
-Cuando acabemos de hacer unas comprobaciones. Van lentas, así que con calma. Y te anunciaré otro gran concierto.
-Joder. ¿Quieres que adelante mi viaje?
-No hace falta que vuelvas. Creo que se va a grabar también. El concierto me refiero. Ya procuraré que te lo envíen. Yo creo que asistiré en primera fila.
-Pero si a ti no te gusta la música clásica. Ahora resulta que con esto de Sergio, a todos os gusta. Te he invitado decenas de veces a conciertos de la ONE o en el Real, y nunca has querido venir.
-Es que no me gusta hacer gala de …
-¡¡Mentirosa!! – el tono de Olga reflejaba que no se creía nada.
-Y además, puede que tengas que hacer algunas visitas más. Y tienes que convencer a Ventura de que se una a nosotros. Ya me ocupo yo de todo. Ya sabes que me he instalado en casa de Javier. Ya llevo un montón de días. Y te lo juro, me están sentando bien. Ayer me quedé dormida con el teléfono apagado. Alucinante. He dormido genial. No sé si fue el whisky de Javier o los bombones. Otros días, si está él, hablamos hasta que se nos cierran los ojos y nos dormimos en el sofá. Aunque mientras ha estado Sergio, está en su piso de antes de morir JoseMari. Mira, estoy entrando en la Unidad. Patricia me ha hecho un gesto con la cabeza. Javier está en su despacho.
-Eso no es vida, Carmen. ¿Dependemos de Sergio para saber que esté bien? Y eso por no decir del ritmo que llevas tú. Ayer estabas derrotada cuando hablamos.
-Por lo menos no se pasa horas sentado en el banco de Galder en el Retiro. Aunque siguen todos en alerta. La Policía Local, la Guardia Civil, todos. Y estos días ha estado como antes. Y yo, después de una noche de buen sueño, estoy renovada. ¿Y tú? Porque mucho preocuparte por mí o por Javier … son tus tres de la madrugada. Estás hablando conmigo. ¿No deberías irte a la cama? Luego te lanzarás mañana a dar tus clases, a ponerte al día del curso de las investigaciones y a buscar por allí a los chicos de Jorge perdidos.
-Pero eso de Javier va y viene. Ya sabes como va eso. Luego vendrá la bajona de nuevo. Y si como me dices, Sergio retoma su carrera musical, eso seguro le lleva a irse a Alemania o a Italia. Y a viajar de concierto en concierto. Como siga así, al final va a acabar compartiendo habitación con Nuño. Y Jorge visitándolos a los dos.
-A lo mejor es lo que buscan ellos.
-Carmen, por Dios. Esto es serio.
-Tranquila Olga. Sé que como no lo ves, te preocupas más. Tranquila. Estamos todos pendientes de él. Tengo mi ropa en el armario de Javier. He renunciado hasta al karaoke y al orujo. Lo he cambiado por acampar en su sofá y leer escuchando música. Eso sí, con un copazo al lado y una caja de bombones. O le digo a Aritz. ¿Prefieres? Sigue teniendo llave de su casa. Por cierto, éste y el resto del equipo que he puesto a seguirlo, se fue a casa, o sea que lo dejó a salvo.
-¿Aritz en su casa? Me parece que no has mirado tus mensajes. Siéntate cuando decidas hacerlo. Y de todas formas, no creo que Aritz … otro que bien baila. Si quieres le digo a Galder, que ese también seguro sigue teniendo las llaves de la casa de Javier.
-No creo que decirle a tu hijo … cuando evita a Javier …
-Pero lo sigue queriendo. Es lo que dices tú de Aritz.
-Lo de tu hijo es distinto.
-Porque vino después. Porque es más reciente. Aritz… espera que le de otra vez una de sus temporadas de … locura.
-Pero lo conoce. Y lo quiere. Lo cuidará. Javier le sigue queriendo también. La prueba es que no le ha quitado las llaves de casa. ¿Sabes algo que yo no?
-No estoy tranquila. Solo eso. Y respecto a lo de saber, estoy a muchos kilómetros. Y sabes, me voy a dormir. Tenías razón antes. Ventura me viene a buscar a las ocho de la mañana. Y el jodido tiene la puta manía de la puntualidad. Ni los atascos le impiden serlo. Es uno de sus defectos.
-Me estas preocupando, Olga. Que tú digas que ser puntual es un defecto … Empiezo a pensar que debería preocuparme por ti y no por Javier.
-Te lo juro, a veces me dan ganas de hacer la maleta y coger el primer avión.
-Tú acaba el curso. Es importante. Debemos fortalecer nuestras relaciones internacionales. Las vamos a necesitar. Y como te he dicho antes, y después del éxito de la visita a Tirso Campero, puede que tengas que hacer más visitas. Descansa anda.
-Por eso no me he vuelto, Carmen. Si no, estaría allí dándole collejas a Javier. Y mandándote a ti al karaoke a que lo des todo cantando y bebiendo orujo.
-Te dejo. Luego si quieres, te llamo y te pongo al día, después de que lea todo lo que tengo pendiente. Jorge además te está buscando a un montón de chicos para que cuides de ellos.
-Jorge puede cuidarlos. Le he visto hacerlo. Si él no accede a su cabeza, a su ánimo, no lo podrá hacer nadie. Y por cierto, gracias por lo del otro día.
-Dijimos que no hablaríamos de ello.
-Ya pero…
-Dani parece que …
-Dani es uno de ellos. Claro que puede entrar en sus mentes. Todos los que han estado en esa red a cargo de Tirso o de Germán, lo pueden hacer. Es su forma de reconocerse y de contarse sin hablar. De apoyarse sin tener que … revivir lo que han pasado.
-Te dejo. Luego seguimos. Hola Rui. Olga te manda saludos.
-Hola Olga. Que envidia me das – saludó el comandante Garrido al móvil de Carmen.
-Hablamos. Dale un beso a Rui. – se despidió Olga.
-Un beso de parte de Olga. – Carmen se estaba guardando el teléfono en el bolsillo.
-¿Qué tal en Quantico? – preguntó el comandante Garrido.
-Liada. Debe estar siendo muy intenso. Pero interesante. Parece que le tienen bastante consideración profesional. Y el jefe de operaciones del FBI parece interesado en conocer nuestra forma de trabajar. A parte del curso se reúnen con frecuencia. Incluso le está enseñando la zona. Está haciendo de guía. Y a parte, pues ya sabes, hace gestiones del caso.
-O sea que ese del FBI le está tirando los tejos.
Carmen se echó a reír.
-Algo de eso debe haber. Olga no lo dice claramente. Pero nos conocemos. Y creo que Mark también está con la mosca detrás de la oreja. Tiene celos.
-Te noto descansada. Parece que esta noche te has retirado completamente de la circulación. Por cierto ¿Has mirado tus wasaps?
-Pues sí, he descansado. Lo necesitaba. Fíjate que dejé a Javier solo. Y de donde venimos … Olga me estaba echando la bronca. No vaya a ser que recaiga. Y no, no he mirado los mensajes. Tengo un ciento, por cierto. Lo mismo me ha dicho Olga. ¿Sabes algo que yo deba saber?
-Creo que Javier anoche no recayó. – dijo en tono jocoso – De eso doy fe. Y …
Patricia le hizo un gesto para que no contara nada. Garrido estaba a punto de echarse a reír a carcajadas. Solo el gesto conminatorio de Patricia le contuvo.
-¿Sabes dónde está Javier? Oye Rui ¿Por qué tengo la sensación de que me ocultas algo? O me estás troleando directamente.
-¡¡Calla comandante!! ¡Déjame a mí! – le previno Patricia. Garrido había hecho un amago de decir algo. Pero por el gesto de su cara, Patricia supo que la iba a tomar el pelo.
El comandante Garrido levantó las manos y sonrió cómplice.
-¿Me dejas ser espectador?
-Largo. – le dijo Patricia sonriendo.
-Me voy, me voy. Ya hablamos para poner en marcha nuestra Unidad conjunta. Tengo unas ganas de empezar a hacer cosas bien juntitos …
-¡¡¡Fuera!!! – le ordenó Patricia no solo de palabra, sino con su brazo extendido apuntando hacia los ascensores.
Carmen se lo quedó mirando extrañada. El comandante había cumplido con la orden de Patricia y se había ido.
-En el despacho. ¿No Patricia? – preguntó Carmen ajena al juego que se traían esos dos.
-No.
La aludida señaló con el dedo hacia arriba.
-Joder, ¿Cómo le has dejado ir …?
-Es el jefe, te recuerdo.
-¡¡Patricia!!
-Se me ha despistado. Bruno lleva una hora buscándolo. Lo acaba de encontrar. De todas formas, después de la nochecita que hemos tenido …
-¿Nochecita? Me estáis troleando todos porque he dormido dos noches como dios manda.
-Que te cuente Javier.
Carmen suspiró desesperada. A lo mejor había sido muy optimista al contarle a Olga. Se giró para ir a buscar el ascensor y subir al último piso. Cuando llegó, Carmen subió el tramo de escaleras que daba acceso a una enorme terraza que había en el tejado. Casi nadie subía allí. Había algunas sillas, un par de mesas ancladas al suelo, hasta un pequeño armario.
Carmen respiró hondo antes de abrir la puerta. Lo hizo decidida, como se esperaba de ella. Aunque tenía un nudo en el estómago de la preocupación de lo que se iba a encontrar. Vio a Javier en una esquina, apoyado en la barandilla, mirando al infinito. Volvió a respirar profundo antes de encaminarse hacia dónde estaba él. Se puso a su lado, aunque no dijo nada. Javier le puso delante un café en vaso de cartón.
-Te estaba esperando. Está como te gusta. Bebe, lo vas a necesitar.
Carmen lo miró desconcertada. Tuvo un impulso de echarse a reír, pero lo domeñó con presteza. No era el momento.
-¿Por qué te haces esto? – preguntó Carmen pegando un trago al café. Intentó que su voz fuera calmada, pero le salió a trompicones y con un matiz a preocupación, incluso a desesperación.
-No puedo hacerme otra cosa.
-¿Eres consciente de lo que nos duele a todos verte así?
-No puedo hacer otra cosa – repitió Javier. – No te preocupes que Sergio no se ha ido al fin del mundo. Vuelve en dos días. Y está a un par de horas de aquí en avión. Estoy bien. Y él está genial desde que fuiste con Jorge a buscarlo a Salamanca. Es verdad que no soy la alegría de la huerta. Pero no estoy tan mal.
-No me resigno. Lo siento. Y no me lo acabo de creer. Hacía siglos que no subías aquí.
-Se está bien. No solo vengo cuando tengo bajona. También vengo a relajarme y lo sabes. Ha sido una noche intensa. Bueno, no exageremos. Dejémoslo en entretenida.
-Perdona, pero no me lo creo. ¿Noche intensa? ¿Entretenida? – Carmen lo miró desconcertada. Iba con su discurso preparado, y apenas había prestado atención a lo que le decía Javier. Y tampoco se había quedado con el comentario de Patricia. Ni con los de Olga y Rui. Se había relajado tanto esa noche que ahora, le costaba poner en marcha su mente.
Javier no dijo nada. Solo se encogió de hombros. La guiñó el ojo y sonrió.
-¿Has descansado? – le preguntó Javier.
-Sí. He dormido como nunca.
-¿En el sofá?
-No estas tú, así que me he ido a la cama.
-¿O sea que tengo yo la culpa de que duermas en el sofá?
-¡Claro! ¿Quién si no? – Carmen lo miraba aliviada. Parecía que se había montado una película ella sola. – Acaba el café y vamos a hablar con los agresores de Álvaro. – le propuso Carmen. – Me imagino que los habrán traído para …
-Ya he hablado antes con ellos.
-¿A eso te referías como a una “noche intensa”?
Carmen se quedó sorprendida por esa observación. Eso quería decir que Javier no había ido a descansar. Al no verlo en casa, se imaginó que se había ido a la otra casa, para llamar tranquilo a Sergio y quizás … decirse tonterías por teléfono. No se le ocurrió que Javier se hubiera quedado toda la noche en la Unidad. Y esa sonrisa irónica que tenía en los labios …
-¿Me lo vas a contar? O me tengo que enfadar.
-Nada, un par de cosillas. Estuve en Concejo hablando con Jorge anoche. Fue una conversación fructífera. De resultas le dije a Aritz que fuera a echar un vistazo a la casa de nuestra víctima Rubén. Y mira por dónde, se encontró con una patrulla de la Local, Susana y Anto. Siguiendo las instrucciones que habías dado, pasaban de ronda por allí. Además, un vecino había llamado preocupado por unos merodeadores. Susana y Anto le dijeron a Aritz que ver, no habían visto a nadie, pero que …
-Joder, otros dos que tienen pálpitos.
-Tres, porque Aritz no dudó. Ellos llamaron a una patrulla que fuera en apoyo y los tres fueron a casa de Rubén. Resumiendo, el pálpito era certero. Tres individuos andaban por allí con malas intenciones. Aritz y sus compañeros lograron reducirlos, eso sí, a tiros.
-¿A tiros? – a Carmen casi se le cae el café.
-Pero tranquila, Aritz apretó el botón de ayuda. Y la caballería apareció a velocidad del rayo. Los malos intentaron entrar en una casa para coger rehenes pero Aritz, Susana y Antonio lo evitaron. Aritz tuvo mucha suerte porque resbaló y se hizo daño en una rodilla, lo que le salvó de un tiro certero a su cabeza. Ha pasado la noche durmiendo en el hospital. El que no tuvo suerte es uno de los vecinos. Intentaron entrar en su casa para resguardarse. Se pusieron nerviosos porque Aritz y el resto avanzaban y dispararon a través de la puerta. Le … dieron en toda la cabeza. Murió al instante. Jose lo corroboró al meter una cámara a través del agujero de la bala.
Carmen lo miraba con la boca abierta.
-Un tipo salió corriendo del hospital de Rubén cuando sus vigilantes reforzados fueron a sacarle una foto. Dejó en su huida una jeringuilla con Pentotal.
-¿Y no me has llamado?
-Necesitabas descansar y relajarte.
-Y tú no te jode.
-Hoy te dejo a ti.
-¿Algo más?
-Uno de los músicos de Burgos mandó un mensaje de Fernando pidiendo ayuda.
-Necesito otro café.
Javier sonrió y sacó otro vaso que tenía escondido.
-Eres un cabrón con pintas. Cuenta.
-Luego. Es largo. Álvaro Cernés. Ahora es lo urgente. Va a venir en un rato.
-¿Y? No te quedes así … como te gusta mortificarme, cabrón. ¿Qué te han dicho esos … matones de tres al cuarto?
-¿Quieres la versión A o la versión B? Aunque a mí me gusta más la D. Hasta la versión N tenemos dónde elegir.
-Si me las ahorras todas y me cuentas directamente lo que crees …
-No podemos probarlo.
-O sea que estos gilipollas se van a comer el marrón ellos solitos.
-Les han pagado bien. Eso lo vamos acreditando. Y posiblemente … tenemos llamadas entre ellos, mensajes que están en proceso de recuperación, mensajes con los que creemos que son las mentes pensantes y odiantes … y unos mensaje intimidatorios que mandaron a otros … clientes.
-Dime anda.
-Álvaro atravesaba un momento delicado económicamente. Pidió prestado a “un amigo” un dinero. Un amigo que parece ser, siempre se ofrecía para momentos de dificultad. No debía ser la primera vez que Álvaro recurría a él, pero en menor escala y con otras circunstancias de trabajo. Álvaro parece que siempre ha querido correr demasiado. Comprar el coche antes de tiempo, lo último en tecnología, un casoplón del copón en pleno barrio Salamanca … imagina que es el doble de la casa de Jorge. El doble. La de Jorge debe tener algo menos de doscientos metros, la de Álvaro anda por los cuatrocientos sesenta. Y amueblada a la última, con muebles de diseño. Esta vez, el amigo, no tardó en reclamárselo con urgencia. Le dio igual la pandemia, los cierres, todo.
-Las otras veces había sido de … tanteo, para que cogiera confianza.
-Exacto. A parte de ser mucho menos dinero.
-Cosa, lo de reclamárselo, que le había dicho que no se iba a producir. Al dejárselo le diría que no había prisa, que tal … que no necesitaba el dinero … ¿Le cobra intereses?
-Sí. Un quince.
-¿Cómo has sabido todo eso?
-Porque entre los llamados de estos dos gilipollas, hemos tenido suerte y hemos encontrado a uno que era el siguiente en la lista de “Te vas a arrepentir de no hacerme caso y pagarme a tiempo”. He estado un buen rato hablando esta noche con él. Uno de esos tipos, mandó un mensaje a unos cuantos teléfonos con la foto del portal de Álvaro, para anunciarles que éste iba a pasar una buena temporada en el hospital después de su visita, por no plegarse a los deseos de la organización. Uno de ellos nos llamó directamente porque Carmelo le ha comentado alguna vez que somos de fiar. Ha venido a hablar conmigo, después de volver de A Coruña, donde estaba con una obra de teatro. Hemos acabado hace nada. Aunque la mayor parte de la entrevista la han llevado Ramón y Pedro. Yo estaba a mil cosas.
-¿También actor? Éste sí, claro. ¿El otro también?
-Sí. Nuestro mamporrero y prestamista se mueve en esos ambientes. Todos son actores, la mayoría jóvenes. A los que les han vendido la moto de que deben ser los más guays, estar a la última, llevar un fajo de billetes en el bolsillo para gastar … para así triunfar.
-Me imagino. Porque si no, hubiera recurrido a Carmelo o a otros muchos amigos que tiene. Me lo ha comentado alguna vez Jorge.
-Pero no quería que se enteraran. Sus amigos de verdad. Quería seguir dando la imagen de un tipo feliz, con sus amores fallidos, buen compañero, un tipo sin mochilas de las que los amigos y conocidos quisieran huir. Eso nos ha contado esta otra víctima.
-¿Conocemos a este actor?
-Sí. Es Rodrigo Encinar. Es del grupo de Carmelo. Ha trabajado mucho con él. De hecho, Carmelo suele recomendarlo. Me lo ha confirmado Jorge cuando he estado con él. No ha hecho grandes papeles, pero trabajo no le falta. Es un caso casi calcado al de Álvaro. Antes que preguntes, este Rodrigo y Álvaro son amigos. También sabemos que no son los únicos casos. Rodrigo nos va a hacer el favor de buscar más. Cree que sabe de dos más. No son del grupo de allegados a Carmelo. Y está el otro que ha llamado, nos ha contado, pero sin decir su identidad. Espero que recapacite y que se avenga a declarar oficialmente. Le he dejado nuestros teléfonos.
-¿Y el siguiente paso a pedir la pasta con urgencia?
-Ofrecer una salida. El palo y la zanahoria. Mira que bueno soy que te he buscado una forma de que pagues. – esta última frase la dijo Javier con toda la carga irónica que fue capaz de darle a su entonación. – Les propuso trabajar de acompañante para pagar. El cincuenta para cada parte, hasta que se saldara la deuda. Con Rodrigo al menos fue claro: su caché se multiplicaba por tres si se acostaba con los clientes.
-¿Aceptaron?
Javier se quedó mirando a Carmen.
-Por eso la pantomima del Only You de Barquillo. Jorge se dio cuenta. Y Carmelo y él decidieron intervenir para sacarle de esa. Entonces esos rumores que nos llegaron …
-No eran infundados. De todas formas Jorge ya me lo dejó entrever. Está convencido de que lo ha hecho. Entre otras cosas porque se ha corrido el rumor. A Roberta Flack, la periodista, se lo han contado por tres fuentes distintas. El otro, Rodrigo, no aceptó lo de prostituirse. A parte es mucho menos conocido que Álvaro. Sus tarifas eran ridículas.
-¿De cuanto dinero estábamos hablando?
-Rodrigo le debe unos seis mil euros.
-¿Cómo arreglaron Jorge y Carmelo lo de Álvaro?
-Lo hicieron de forma radical. Pagaron la deuda. Toda. Algo más de cincuenta mil euros. Perdón, algo más de ciento cincuenta mil euros. Desde una cuenta de Carmelo. Até cabos y Tere miró las cuentas de Carmelo en el día del Only You.
-¡Hostia! Ciento Cincuenta mil – Carmen se esperaba una cifra parecida a la de Rodrigo Encinar.
-Eso jodió al prestamista que lo que siempre había querido era tener a Álvaro en un puño. Iba a ganar diez veces más si Álvaro se prostituía. Y lo controlaría … según se ha enterado ese Rodrigo: hay un proyecto que tiene firmado Álvaro y que cuando se aproxime el momento, lo anularán. Álvaro que contaría con unos ingresos se verá …
-Ya. Y con poco tiempo para encontrar otro proyecto. Tres meses de parón. Más deuda. Más citas. ¿Lo ha hecho? Prostituirse, digo.
Javier hizo un gesto de duda con la mano. Aunque a Carmen le dio la impresión de que Javier pensaba que sí lo había hecho. Y su creencia estaba segura que estaba basada sobre todo, en la impresión de Jorge. Y si el escritor pensaba eso …
-Todo eso del préstamo saldado, se ha juntado con que a Álvaro le han ofrecido una campaña publicitaria bien pagada. Ha sido de un día para otro. Al día siguiente de la grabación del Pasapalabra. Esa campaña está gafada. Lo que nos contaba ayer Jorge por mensaje. Primero, el modelo contratado, coge covid y está hasta hospitalizado. Luego, se lo ofrecen a Elfo no sé qué. Éste se da cuenta que la cosa urge. Se cree poderoso y un par de días antes, pide el doble. Le dicen que no. Se lo ofrecen a Álvaro entre otros muchos actores. Pero la representante de Álvaro está más ágil y éste se queda la campaña.
-Elfo y el prestamista son la misma persona. – sugirió Carmen.
-No. Son amigos. Y para terminar de cerrar el círculo, tienen un poco de inquina hacia Carmelo y Jorge. Han participado en la creación de alguno de los bulos de estos días. Y eso creo que lo acabaremos pudiendo probar. No solo ellos, sino un grupo … de resentidos. Casualmente todos metidos en esa especie de mafia para estafar a estos actores jóvenes y emergentes. Y … todos con el mismo representante.
-Gregorio Badía, como si lo viera. Vamos a tener que dar la razón a la Guevara. Y ya me jode, no te creas.
-También hablé ayer de ese tema con Jorge.
-¿Has citado a Álvaro para …?
-Sí. Cuando acabe de rodar la campaña, Kevin y Yeray lo traerán aquí. Yeray me ha mandado un mensaje hace un rato que no faltará mucho. Aunque no es indispensable que venga. Bruno ha encontrado cámaras que grabaron todo. Se dejaron abierta la puerta y el vecino tiene cámara en el descansillo. Ilegal, pero la tiene. Y a parte, Álvaro también tiene un sistema de grabación al que no hace mucho caso, pero que funciona. Es uno de esos gastos en el que le hicieron incurrir, y mira por dónde, ahora se les ha venido en contra.
Sonó el teléfono de Javier. Era Patricia.
-Ha llegado Willy Camino. Viene con séquito. Su representante que es el que lleva la voz cantante, no hace más que quejarse y amenazarnos.
-Ahora bajamos. Ofréceles una tila.
-Ya lo he hecho, pero se han enfadado. Yo creo que son más de café.
-¿Qué excusa le has dado para … para citarlo? – preguntó Carmen.
-Pedirle ayuda. Uno de los asaltantes de Álvaro le ha llamado quince veces en los últimos dos días.
-Se van – anunció Patricia. – Van a denunciarnos.
-Entretenlos cinco minutos. – le pidió Javier.
Javier se sonrió.
-Vamos. – le dijo a Carmen. – Sube el telón: vamos a hacer un poco de comedia.
Se los encontraron a la salida del ascensor. Javier directamente se dirigió al actor, obviando tanto al abogado como al representante y a sus ayudantes.
-Soy un gran admirador de su trabajo, D. Guillermo.
Javier le tendía la mano para estrechársela. El actor le miraba sorprendido. No sabía que hacer. Miraba a su representante que se puso en medio.
-Esto se ha acabado. Esto es denigrante, que nos reciba el becario. ¿Cuándo ha salido de la academia? ¿El martes a la tarde?
Javier sonrió.
-En realidad fue un viernes. De hace unos años. No quiero ni pensar cuantos. Me hace viejo.
-Vámonos Willy. Nos están tomando el pelo.
-Sepa que vamos a denunciar a la Unidad por acoso. – anunció el abogado. – Díganselo a sus jefes. Me imagino que no estarán contentos con su forma de actuar.
Javier levantó las cejas.
-¿Acoso? ¿Quién les ha acosado? Hemos llamado al señor Camino a que nos ayude a resolver un caso en el que estamos trabajando. Le hemos pedido que nos ayuden con una investigación. Y para ello nos gustaría que nos respondiera a unas preguntas. Nada más. ¿Eso es acosar? No lo entiendo la verdad.
-Si usted se piensa que esas gestiones se pueden hacer a las doce de la noche …
-El Sr. Camino no estaba durmiendo. No le despertamos ni creo que le molestáramos. Le dejamos elegir el momento para venir a su conveniencia.
El séquito de Willy Camino entró en el ascensor sin más comentario. Javier se los quedó mirando mientras se cerraba las puertas.
-Estos tenía ya el discurso aprendido. Discurso de víctimas. – apuntó Carmen.
-Vamos. – urgió Javier.
Javier y Carmen bajaron corriendo por las escaleras. Cuando el ascensor llegó al vestíbulo, ya estaban ellos allí. Saludaban a Álvaro que acababa de llegar.
-¿Todo bien? – le saludó Javier estrechándole la mano. – Jorge nos comentó antes de anoche que estabas bien físicamente pero afectado.
Willy se quedó pasmado al encontrarse de nuevo a Javier y Carmen y más al ver a Álvaro.
-¿Cómo estás? – preguntó rápidamente – Siento lo de la otra noche. Cuando me lo contaron no me lo creía. Al menos veo que no tienes heridas visibles. Hubiera sido un desastre si no hubieras podido empezar mañana tu publicidad.
Willy ni siquiera miró a los policías. Se acercó a Álvaro y le puso la mano en el hombro. Hizo un amago de abrazarse pero algo en la forma de estar de su amigo le hizo arrepentirse. No parecía muy proclive a ese tipo de cercanía.
-¿Y como lo sabes? – le preguntó Álvaro muy serio.
-Lo sabe todo el mundo. – respondió Willy en tono sorprendido. – Claro que habrás pasado la noche en el hospital … pues me habían dicho que tenías la cara rajada … – fue a ponerle la mano en el mentón para verle la mejilla mejor, pero Álvaro se la apartó de un manotazo.
-No lo sabe nadie. – dijo Álvaro en tono seco y serio. – Y como ves, no tengo la cara rajada. Acabo de terminar la publicidad que tenía contratada.
-Pero si está en la prensa y en internet. Y ese trabajo ¿No era mañana?
-Era mañana si lo hacía Elfo. Y no hay nada en internet y menos en la prensa.
-Claro que lo está. Lo sabe todo el mundo.
-No lo está – dijo rotunda Carmen, interviniendo por primera vez. – No se ha publicado nada respecto a la agresión a Álvaro Cernés hace dos noches. Y menos que sus agresores intentaran marcarle la cara.
-Me lo diría Arón o Ester. Estoy confuso.
-No lo saben – le dijo Álvaro. – Te repito: no lo sabe nadie. Solo la policía.
A Álvaro no le pareció oportuno decirles que los únicos que lo sabían eran Jorge, Carmelo y Martín.
-Vámonos. – dijo el representante que se había dado cuenta que su representado se había columpiado.
Kevin y Yeray se pusieron en medio.
-Creo que será mejor que subas de nuevo Willy. A estas alturas tienes dos formas de hacerlo. Para declarar o detenido. Elige. – Kevin fue contundente en su propuesta. Su cara no era amigable.
-Esto es un abuso – empezó a decir el abogado. – Esto … voy …
Javier ni siquiera miró a nadie que no fuera Willy. El representante fue a decir algo, pero un gesto autoritario de Javier le hizo desistir. Y otro gesto a Yeray hizo que éste diera un paso adelante y se pusiera en frente del actor.
-Guillermo Camino, quedas detenido. – empezó a decir Yeray – Se te acusa de agresión en la persona de Álvaro Cernés, de ejercer la actividad de intermediación financiera sin autorización, por usura, instigación a la prostitución. También se te acusa de asociación con ánimo de delinquir.
-Se te acusa también de propiciar amenazas de muerte en medios digitales en las personas de Daniel Morán y Jorge Rios. – siguió diciendo Kevin. – Por favor, date la vuelta.
-Esto es innecesario. – protestó el abogado.
-Lo dicta el protocolo, que usted conoce como no puede ser de otra forma. – le recordó Carmen.
-¿Y ustedes quienes coño son? Voy a llamar a sus superiores y…
-Mi compañero es el inspector Yeray Losada. Apunte bien el nombre. Yo soy el inspector Kevin Kosquera. El mío también, apúntelo grande. Kosquera con “K” y luego “q”.
Señaló a Carmen.
-Es la comisaria jefa Carmen Polana. Es la subjefa de la Unidad. Y él es el jefe de la Unidad Especial de Investigación el comisario jefe Javier Marcos.
-¿Esto es una cámara oculta? – dijo el represente – Usted no es ese comisario. Si es un crío.
Javier sonrió. Sacó su acreditación y se la mostró.
-No te preocupes que te saco en un momento. – Su representante tomó la iniciativa – Hago un par de llamadas y todos estos se van a cagar. Van a acabar dirigiendo el tráfico en Cornudilla de la Viruela.
Yeray le agarró del brazo para apartarle de Willy.
-Usted no tiene nada que hacer aquí. – le dijo Carmen con voz gélida. – Pepe – llamó a uno de los policías que estaban en la puerta – acompaña a estos señores a la salida.
-Esto es un atropello …
Yeray sin más, agarró al actor y lo metió en el ascensor. Kevin entró con él.
-Te juro que eres hombre muerto – amenazó Willy a Álvaro. – Eres una puta chivata. Eres tan marica y desgraciada como esas divas a las que te juntas. Te vas a arrepentir. Hijo de la gran puta. Estás muerto, hijo de puta.
-Mira por donde ya tenemos a otra víctima de los delitos de prestamista. Gracias Willy. – le dijo Javier sonriendo. – Él no ha sido el que nos ha contado de tus actividades.
-Te lo juro que como sea cierto, no vas a trabajar … – el representante de Willy empezó a amenazar a Álvaro.
-Mira Goyo. – Álvaro se había cansado de poner la otra mejilla – Mejor estás callado. Ya me estás hinchando los cojones. Felisa me ha dicho esta mañana que te dijera que tengas cuidado. La paciencia de muchos se está agotando. Como me vuelvas a amenazar, el siguiente que sube en el ascensor esposado vas a ser tu y tus ayudantes. Y como hayas tenido algo que ver con la agresión de la otra noche, se te van a acabar todos los negocios de golpe.
-No amenaces. Dinos y le detenemos también – le propuso Carmen.
Álvaro y el representante se miraban a la cara con gesto adusto. Álvaro estaba excitado. Respiraba muy rápido y estaba congestionado. Carmen pensó durante un momento que le estaba dando un ataque de ansiedad.
-Te pierden tus amistades. No seré yo pero otro lo hará. Eres hombre muerto.
-Gregorio Badía. Queda detenido por proferir amenazas de muerte. Hay que ser idiota.
Carmen fue hacia él. El hombre le apartó la mano con brusquedad. Intentó agredir a la comisaria. Pero mientras lo intentaba, acabó en el suelo con la rodilla izquierda de la comisaria puesta sobre su espalda y sus muñecas esposadas. Fue una acción rápida y contundente.
-Añadamos el delito de atentado. – dijo Carmen enfadada.
Álvaro se le notaba nervioso. Alterado. Javier se acercó a él y le puso la mano en el hombro mientras le miraba a los ojos.
-Tranquilo. Son unos bocazas. No tienen esa capacidad.
-Si les investigan bien, descubrirán que …
-¿Qué tal si vamos al bar de la esquina y me cuentas con calma? ¿Quieres que llame a alguien para que te acompañe?
-No, no. No quiero molestar a nadie.
“El abogado al final había conseguido la libertad condicional de Willy. Éste recogía sus efectos personales antes de salir a la calle por primera vez en dos semanas. Aquella mañana en la que fue con chulería al requerimiento de la policía para declarar sobre su relación con un delincuente detenido la tarde anterior.
Todavía no se había podido acostumbrar a que toda su vida se hubiera derrumbado a su alrededor. Cuando su abogado le contó que no había sido Álvaro el que le había denunciado por los préstamos y la prostitución, se quedó helado. Y cuando le dijo que cinco personas más habían declarado en su contra hasta el momento, se quedó sin habla. Hasta ese momento, estaba seguro que lo tenía todo controlado.
Enseguida empezó a pergeñar un plan para revertir la situación. Esos idiotas que se habían aventurado a hablar de sus actividades se iban a arrepentir. Les iba a destruir. Primero, su prestigio. No iban a encontrar trabajo en el cine o la televisión ni en Perú. Y ya buscaría la fórmula para que todos ellos sufrieran algún que otro accidente. Lo mínimo iba a ser las piernas partidas. El primero iba a ser Álvaro.
Que nadie de su círculo se iba a atrever a hablar, era una creencia firme en su proceder. Su chulería le había podido. Su representante tampoco corrió muy buena suerte. Amenazar de muerte a Álvaro delante de dos comisarios y varios policías más, con cámaras grabando la conversación desde varios ángulos, no había sido una buena idea. Y menos, creerse tan poderoso que podía enfrentarse físicamente a una comisaria jefa sin consecuencias. De ahí, la policía fue tirando y al final, el negocio de prostitución de actores y actrices que tenían montado acabó saliendo a la luz. Era el socio necesario de Willy, que al final, solo hacía las veces de captador.
La venganza estaba en el horizonte de ambos. Y eso iba a suceder. Álvaro tenía los días contados. No podría llegar a Carmelo del Rio y a Jorge Rios, pero a Álvaro sí. Eran los verdaderos culpables de todo. Esos inútiles, chulos, prepotentes.
A la salida de la cárcel, Willy se montó en un taxi que acababa de dejar a otro cliente en la puerta de la prisión. Dio la dirección de su casa. Su cabeza no hacía más que organizar planes para destruir a esos dos y a sus amigos. Nadie iba a querer acercarse a ellos. Les iba a meter a todos el miedo en el cuerpo. Con que a dos de ellos les partieran la cara en condiciones al salir de alguna fiesta, el resto pondría distancia con Carmelo, Jorge, Álvaro y su camarilla. Se iban a encontrar solos.
Miró por la ventanilla del coche. De repente, empezó a preocuparse. No sabía donde estaba. En todo caso no era el camino de su casa.
-Oye tú, creo que te ha equivocado. ¿Estás borracho o eres idiota? Te he dicho que me llevaras a la c/ del Delirio. Eso está en Chamartín… ¡Hijo de puta! Me quieres cobrar el doble.
Después de ese insulto, sintió por primera vez el puño del taxista en el rostro. Intentó volver a decir algo, pero un segundo puñetazo dado sin apenas girarse le convenció para callarse y quedarse quieto. Cinco minutos más tarde, el taxista había parado en un almacén vacío. Le sacó a rastras del coche. Le puso en medio de una sala vacía. Le dio una patada en el estómago para convencerlo de que no hiciera bobadas. Acercó una silla vieja y desvencijada de oficina. De las seis ruedas que tenía en sus mejores tiempos, le quedaban cuatro. Suficientes, pensó el taxista. Levantó a Willy y lo sentó. Luego le ató los brazos y las piernas a la silla.
-¿Te suena? Creo que rodaste aquí tu escena más memorable en el cine.
La voz de ese hombre era muy delicada. Apenas un susurro. Pero solo escucharla, a Willy se le encogieron los testículos y su pene se le hizo muy, muy pequeño.
-A lo mejor fue esta misma silla a la que te ataron. Lo único que yo no soy Diego Martín. Y que las hostias que te voy a dar no van a ser de pega.
Para que no tuviera dudas, le soltó un golpe con el dorso de la mano, que le hizo sangrar de la nariz.
-Apostaría a que eso que sale de tu nariz no es lo que sea que se utilice en los rodajes para simular la sangre. Parece sangre de verdad. – se burló el taxista.
-No tengo dinero. ¿Qué quieres?
-Tenemos un problema. Tú y yo. A ver como lo solucionamos. Te has metido con amigos míos. Les has amenazado de muerte.
-Yo no he sido …
-Tanto da ese que tú. La verdad no me esperaba que fueras un cobarde. Echar la culpa a otros de tus … acciones. Tus compañeros en la trena dicen que no has dejado de contar a todo el que te quisiera oír lo que ibas a hacer con algunos … amigos míos. Si te referías a tu representante, en lo de escurrir el bulto, luego si quieres le vas a ver al hospital. A lo mejor os pueden poner en camas adosadas. ¡Huy! No. Que ahora con eso del covid no se puede compartir habitación … lástima.
El hombre volvió a golpear con el puño la cara del actor.
-Así la próxima vez que actúes sabes mejor lo que se siente cuando te dan de hostias en la cara. Al menos yo no voy a rajártela. Eso suponiendo que vuelva a contratarte nadie. Pero tu plan B, el prostituirte, eso te lo voy a permitir.
-Yo no soy de esos.
Los siguientes puñetazos fueron dados con más ganas si cabe. Willy sangraba ya por la cejas y tenía un corte que le atravesaba la mejilla, seguramente producido por un anillo que llevaba el hombre en su mano izquierda. En su cara se mezclaban la sangre y las lágrimas. Hacía un rato que había empezado a sollozar sin poder controlarlo. Con el siguiente puñetazo, se orinó encima. Cada vez que ese hombre abría la boca, su grado de terror aumentaba exponencialmente.
El hombre se acercó al chico y le cogió la cara con las manos. Puso su boca al lado de su oído izquierdo.
-Mira Willy. Vas a procurar que a mi amigo Álvaro Cernés no le pase nada. Hasta si coge catarro te haré responsable. O si se tuerce un tobillo haciendo footing. Y mejor será que no me entere de que circulan por ahí amenazas contra su persona. O rumores sobre las actividades que le obligaste a realizar para pagarte. Si eso pasa, la próxima vez este anillo que llevo en esta mano, se encargará de rajarte a tiras la piel de tu cuerpo. No te va a reconocer ni tu puta madre.
Willy lloraba desesperado. Estaba aterrado. El hombre levantó la mano para rascarse la oreja. Willy pensó que le iba a golpear de nuevo y gritó desesperado. El hombre se sonrió.
-¿Por qué luego los que vais de chulos por la vida sois unos putos cobardes? Repíteme las instrucciones que te he dado.
Willy entre sollozos le repitió lo de que a Álvaro no le podía pasar nada.
-Si le pasa algo, eres hombre muerto. Y tu novia también. Si es que tienes novia todavía, que lo dudo. Y tu representante también será hombre muerto. Aunque eso ya lo sabe él.
El hombre le dio un par de palmadas en la cara. Le sonrió. Se dio la vuelta y empezó a caminar alejándose.
-Cuida tu alimentación. – le dijo llevándose el dedo a la nariz – Tu mierda no huele muy sana. Creo que tienes problemas de nutrición, seguro.
-¿No me vas a soltar? ¡Eh! ¡¡Eh!!! Cabrón hijo de puta. No me dejes aquí atado. ¡¡Hijo de la gran puta!!!!
Jorge Rios”