Otra cantata de amor. Una más.

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Amor

dices que te hubiera gustado que anoche hiciéramos el amor bajo un cielo con luna de caricias;

los dos solos, en nuestro mundo mágico y particular.

A mí también, mi amor.

Así deberían ser todas tus noches, nuestras noches, mi amor

llena de estrellas, corriendo tras las luces de tu espíritu, nuestro espíritu

de tu corazón, mi corazón,

siendo dos y uno a la vez.

También a mí me hubiese gustado posar mis labios sobre los tuyos

mi sonrisa sobre la tuya,

mi mirada sobre la tuya;

me hubiera gustado besar tus ojos,

tus orejas,

tu cuello,

pasear mis dedos por tu pecho,

morder tus pezones,

recorrer con mis manos tus piernas,

besar tus pies,

sonreírte mientras nado en tus cristalinos.

Y de alguna forma lo hice

mi amor

En ese mundo privado, mágico, único para los dos.

Ese mundo de nubes y ambrosía

con la música sonando desde los confines del universo llenándolo todo de paz,

de la felicidad de dos almas que entrelazan sus dedos y se apoyan el uno en el otro.

¿Qué es real, que es imaginario, mi amor?

¿El amor es real, palpable?

De alguna forma fue real, mi amor

porque la imaginación y el deseo, el amor

tiene esa magia intangible.

Siente este beso que poso en tus labios.

Sabes a fresa y a champán,

de fresa son tus labios

¡Oh! mi amor;

de miel es tu corazón.

Lo sé porque acabo de besarte sobre él

mi amor

y he sentido su latir

pausado, pero contento,

feliz.

He sentido su dulzor embriagador.

Un corazón del tamaño del mundo,

mi amor.

Todas las noches debes volar, debes sentirte estrella del firmamento

porque yo deseo que sea así, mi amor.

Cierro los ojos y te veo,

te siento.

Quiero borrar toda la niebla que pudiera enturbiar tu vida, tu alegría.

Siente la música, dame la mano, entrelaza tus dedos con los míos;

déjame que apoye mi cabeza en tu pecho

y movámonos al ritmo de la música

mi príncipe,

mi amor.

Recojo tu beso en mis labios

sabe a fresa

por tus labios, sí, son de fresa.

Me apetecería ahora rodear tus pezones con mis dedos,

suavemente,

recorrer con mis labios el camino hacia tu ombligo;

ni un milímetro de tu piel sin besar

ni una micra sin saborear

despacio, muy despacio

sintiendo la música

buscando a cada instante tus ojos,

buscando ese mar balsámico de tu mirada

mi amor.

Me gustaría ahora beber champán en tu ombligo,

perseguir las burbujas por tu piel,

sentir el cosquilleo que recorre todo mi cuerpo.

Dame un beso mi príncipe

dos besos,

un millón de besos.

Mi príncipe del mundo mágico

mi amor.

Pero no olvides nuestro mundo mágico

en donde bailamos y disfrutamos de nuestra compañía,

de nuestro amor

mi príncipe.

Dices que serás siempre mi mar de caricias, que serás mi amor, mi chico.

¡Que delicia mi príncipe!

Sí, serás mi mar de caricias, mi chico en nuestro mundo mágico.

Mi príncipe

porque deseo que seas feliz.

Deseo hacerte feliz.

Que no haya nubes en tu vida

que todo sea cielo estrellado, iluminado por la luna llena

dibujar en tus labios con mis dedos una sonrisa de felicidad eterna.

Ese es mi deseo mi príncipe,

mi amor.

Y para ello, estoy dispuesto a cualquier sacrificio,

mi amor,

hasta el supremo sacrificio de desaparecer de tu vida y perderme en el abismo del olvido, si así es menester.

Mi amor.

Mi príncipe.

Te amo.