Necesito leer tus libros: Capítulo 101.

Capítulo 101.-

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-¿Carmen?

Jorge no pudo evitar un cierto tono de susto o de angustia al contestar al teléfono.

-Tranquilo. No ha pasado nada. Y lo vuestro está controlado. Solo quería comentar algunas cosas contigo. ¿Puedes hablar?

-Me he escabullido y estoy en la terraza de la Hermida. Solo. Carmelo está enseñando a Martín y sus padres la Hermida 1. Se van a quedar un par de días. Pero te advierto que esto de salir corriendo rodeado de escoltas porque alguien nos quiera mal, no es uno de las cosas con las que más disfrute en la vida. Y en pocos días me ha pasado dos veces. ¿Qué querías?

-Charlar un rato contigo. Me estoy aficionando.

Jorge decidió sentarse en una de esas butacas de exteriores que en cuestión de unas horas, amueblaban la terraza. Carmelo no había perdido el tiempo.

-Tú me dirás. Me he puesto cómodo así que soy todo tuyo.

-Álvaro.

-¿Qué le pasa? Quiero decir ¿Le ha pasado algo?

-Tranquilo.

-Tú me dirás entonces. Le hacía trabajando todavía en esa publicidad.

Le contó lo que había pasado en el hall de la sede de la Unidad. Y que a Álvaro le habían amenazado.

-Joder. O sea que el amigo Willy es el captador de inocentes a los que timar. No es simplemente que lo haya hecho con sus amigos, sino que se dedicaba a ello. Es al revés: son sus amigos porque ha ido a buscarlos para captarlos para la causa de los préstamos.

-Captador, tú lo has dicho. Es lo que era. Cobra por ello. Parece que va a porcentaje.

-Timador, lo llamaría yo.

-Te lo compro. Su modo de actuar es sencillo. Actor-actriz recién llegada a la profesión, se hace el encontradizo. Se hace amigo de ellos y se ofrece para ayudarles a instalarse. Para presentarles a gente y para llevarles de fiesta en fiesta, y enseñarles como se debe comportar una gran estrella de la actuación para asentarse en el star-system.

-Ya me sé la película. Hace tiempo que pensaba que ya nadie hacía eso.

-Ahora hay muchas plataformas de televisión rodando una tras otra serie. Muchos programas donde van a trabajar los actores. Concursos, programas de entretenimiento … en esas series muchas veces, en lugar de buscar a actores ya conocidos, dan oportunidades a nuevos talentos. Y estos se encuentran de repente, si la serie lo peta, con una fama que …

… les puede hacer pensar que eso es lo que les espera de ahí en adelante. Se te ha olvidado decir que muchos de esos actores a los que buscan para interpretar personajes en esas series, son guapos y tienen un cuerpo muy interesante que mostrar en pantalla. Claro, y después en la intimidad. Muchos actores nuevos que de repente se ven en el ojo del huracán y que una vez conocido el huracán, por nada del mundo lo quieren perder. Carne propicia para ese tipo de timos.

-Es lo que siempre han buscado. La fama.

-En eso discrepo. Muchos sí, buscan la fama per se. Otros … les gusta la actuación. Pero entienden que la fama precisamente es lo que les puede mantener activos.

-En realidad, lo hagan por una u otra razón, el resultado es el mismo. Es complicado todo esto ¿Verdad?

-No es un mundo fácil, no. Sigue contándome.

-El Willy éste y sus amigos, provocan en estos nuevos actores, nuevas necesidades. Les convencen que para seguir trabajando, deben dar el pego de gente guay: vestir a la última, tener una casa estupenda, asistir a todas las fiestas del mundo y ser generoso con la gente … invitar a todo el mundo, que se vea que …

-Que bobadas. Así entiendo lo de la casa de Álvaro. A poco que vi es más grande que la mía.

-El doble casi.

-Que bobo. ¿Cuatrocientos metros? Eso es una barbaridad. Y la zona en la que está. Y como la tiene decorada. Decorador profesional con muebles de diseño. Le ha tenido que costar un pastizal. Hubiera tenido problemas aún sin el confinamiento, que todos los proyectos se pararon. ¿Conoces la casa de Cape?

-Eso me pareció lo poco que me dio tiempo a ver. No llega al extremo de la de Cape. Pero me la recordó, sí. Estoy contigo.

-Como le engañaron. ¡Qué necesidad!

-Esas urgencias por adoptar ese nuevo estatus, provoca necesidad de dinero. Dinero inmediato.

-Y ahí está el amigo Willy para prestárselo a módico interés del 18 %. O el 15%. Da igual. Y sin prosa ni prisa, hasta que … nos entran las prisas. Las prisas va con el negocio, para no dar tiempo a que los … las víctimas lo piensen, echen cuentas o lo hablen con sus amigos. ¡Tiene que ser ya!

-Las primeras veces es con una pequeña comisión. Nada, por los gastos de la transferencia. Eso dicen. No es tan pequeña la comisión, pero bueno. Además estamos casi seguros que esas primeras veces cobran poco, porque ya se han informado y saben que tienen un trabajo inminente y que con su sueldo, lo van a poder pagar. La segunda vez, pues esos gastos van creciendo. Y luego, si va haciendo más pedidos, que ellos ya se ocupan de ir creando más necesidades a esos pobres, ya les dan el hachazo. La mayoría además, luego del primer papel de relevancia, no tienen una carrera consolidada. O sea, no tiene trabajo continuo. Pero se han acostumbrado a un nivel de vida … y ahí llega la forma de pago. Además, este Willy y alguno de sus amigos, se encargan de acompañarlos a las mejores tiendas de moda, a los mejores restaurantes, y de todos cobran comisión. Hasta de las inmobiliarias. Y estamos investigando, creemos que en estos casos, así como en el de los concesionarios de coches de lujo, inflan los precios para estas personas especiales.

-El círculo perfecto. Te meto en una vorágine de gastos, te llevo a gastar la pasta, cobro por ello, luego te presto el dinero para seguir comprando y seguir cobrando comisión … a parte te cobro intereses y cuando no puedes pagar … acompañante y prostitución. Y vuelvo a cobrar comisiones.

-Exacto.

-Dime que Álvaro se ha prostituido. Que lo habéis confirmado. Yo lo tengo claro.

-Yo no te he dicho nada.

Jorge resopló.

-Él no lo ha reconocido. Tiene miedo a enfrentarse a ti. A lo que pienses. Es curioso, porque parece más preocupado de lo que pienses tú que de lo que hagan el resto de sus amigos.

-¿Dónde está ahora?

-Con Javier. En el bar de la esquina. Es nuestra segunda sala de reuniones – bromeó Carmen.

-¿Y Javier? Sergio está fuera.

-Me ha dado un susto. No le encontraba y era porque se ha subido al tejado de la Unidad. Allí tenemos una especie de terraza gigantesca que casi nadie utiliza. De todas formas, eres un capullo: estuviste anoche con él. Y sabías de sus intenciones … podías haberme avisado. Y luego, todo lo que ha pasado.

-¿Y lo bien que has dormido? Yo en cambio, no he pegado ojo.

-Que bobo eres. No te voy a negar que me ha sentado cojonudo dormir como he dormido hoy. Lo necesitaba. Pero podías aprovechar a contarme tus impresiones.

-¿Ves? Me debes dar las gracias por no haberte avisado de las intenciones de Javier. Ni llamarte para que vinieras a apoyarme con las noticias que llegaban de la finca esa. Has dormido dos noches. ¡Dos noches! Respecto a lo de hablar de mis impresiones, creo que debo dejar reposar el tema. Mi cabeza echa humo pero no acabo de … asentar … a parte, entre tú y yo, ese tema no ha acabado. Eso lo tengo claro.

-Y veo que Javier se sube a la terraza de la Unidad, y tú estás en la terraza de la Hermida. Y los dos dándole al coco. Os empezáis a parecer mucho. ¿Lo sabías?

-Hoy es el día de las terrazas. A lo mejor es el día internacional de las ídem. He descubierto la de la Hermida 2.

-No he subido nunca. ¿O sea que la hay de verdad? Me parecía desde abajo, pero nunca me he acordado de preguntarle a Cape o a Carmelo. Y ninguna de las veces que he estado, me han invitado a subir a verla.

-Me trae sensaciones raras. No te extrañe que no te la enseñaran. Yo la he descubierto por casualidad. Como le he echado la bronca a Carmelo, porque lo único que tenían en ella eran tres sillas desvencijadas y cochambrosas, es que ahora haya algunos tresillos y butacas de exteriores que al menos la hacen más acogedora. Y que no te juegues la vida al sentarte.

-¿Algo más a investigar?

-Sí. Me temo que sí. Algo del pasado, de Dani siendo niño. Y Cape un adolescente insufrible, chulo y prepotente. Como ahora, vamos. Pero en plena adolescencia chulesca.

-Por si no tienes presente aquella época, entonces si que era insufrible. No lo traté, pero lo sufrí. Olga lo sufrió sobre todo. Cape no se acuerda, pero un par de veces, Olga le tuvo que dar un par de galletas.

-¿Y se las quedó?

-No. Pero eso le costó otras dos galletas bien dadas. Olga parece una mujer … elegante y ya sabes … pero si tiene que soltar la mano, es como tú, mejor apartarse.

-¿Protegiendo a Dani?

-Prefiero no entrar en detalles. – Carmen se había arrepentido de su arranque de confiarle ese detalle. Cambio de tema rápidamente – Por cierto, gracias por darnos de nuevo tus “vitaminas”.

-O sea que os las di. Cape me lo negaba anoche. Y Carmelo dudaba. Yo estaba casi seguro que os las di.

-Nos las diste, pero se han extraviado. No las encuentran en el laboratorio.

-Porque alguien se las ha quedado. No les interesa que las analicéis.

-¿Dices?

-Las cogió tu compañero. Ese Quiñones.

-No te cae bien.

-Solo respondo a su “cariño”. Ese es muy falso. Ese estuvo en el otro lado a vosotras. Ya se lo avisé a Javier. Su padre os mantendría apartadas de él. Para protegeros.

Carmen no quiso entrar en el tema. Pero cada vez estaba más de acuerdo con esa apreciación que acababa de hacer Jorge. Lo que se apuntó para otro momento, es comentar más detenidamente la afirmación de que JoseMari le apartó de ellas. Tenía que llamar a Olga para decírselo.

-¿Entonces Javier no echa de menos a Sergio? – preguntó Jorge.

-Ha hablado antes con él. Al menos no parece haber caído de nuevo en el abismo. Y eso que todavía no se ha ido a dormir. Cuando acabe con Álvaro, lo voy a mandar a casa. Si no, se nos va a romper de nuevo. ¿Qué tal va el tema de que vuelva a la música?

-Bueno. Vamos avanzando. He llamado a varios conocidos. Me están dando otros contactos. Y me escaparé en algún momento a hablar con Nuño de nuevo. Me dio la impresión de que puede abrir algunas puertas. Sergio Romeva se está empezando a mover. Nos vamos dando novedades cada poco. Ya tiene apalabrado alguna pequeña actuación. Y pondremos en marcha algún embrollo con Dídac. Te necesitaré para eso. Y para hablar con la mujer de Mendés. Ya he tomado un breve contacto con ella y con dos de sus hijos. En una entrega de premios de su colegio.

-¿Casualidad?

-Fue casualidad que fuera el colegio de Martín y que conocí a uno de sus profesores en la cena en “Las puertas del cielo”, el día que también cenaba allí Javier y el Ministro.

-O sea que de casualidad, nada.

-Me invitó a la entrega de premios. Ester Portillos se ofreció a acompañarme.

-Todo muy inocente.

-Sí, la verdad – esa afirmación le quedó a Jorge de lo más natural. Lástima que Carmen no se la creyera. Iba conociendo a Jorge.

-Luego te paso el contacto de uno de esos programadores que estuvo a punto de contratar a Sergio y se echó atrás de repente. Para que hables con él.

-Me interesa, sí. Tenemos que ir recabando toda la información posible alrededor de ese tipo. Cada vez tengo más la sensación de que es un verdadero mafioso.

-Lo has definido muy bien. Ten en cuenta que no creo que sea casualidad que los chicos que se han encontrado allí, son esos músicos que tocaban en sus fiestas. Desnudos, pero … sin participar de otros juegos más intensos y menos voluntarios. Y que a toda costa, el que lo organizó quería que fuera … y quería que … muriera en el empeño. Y que lo hicieran los policías que se han significado intentando contactar con esos músicos.

-Un aviso a navegantes. Para llegar a él, no creo que nos lo ponga fácil.

-Eso lo daba por descontado.

-Me ha contado Javier que Nuño te ha puesto entre sus allegados cercanos. O sea, entre los que pueden ir a cualquier hora.

-Eso me dijo el primer día. Y por la forma en que se desarrolló mi llegada la segunda vez, me creo que lo ha hecho. Me alegra. Me pareció desde el primer día un hombre muy agradable. Y atractivo. Esa impresión se vio acrecentada en la segunda cita.

-Es una copia de Javier. Lo que me fascina es la facilidad con que te has hecho con su cariño. No es un hombre fácil en ese aspecto. Y menos desde que está como está.

-Él dice que es al revés. Que Javier es una copia de él.

-Porque él es unos meses mayor que Javier. En el fondo tiene razón – se rió Carmen.

-¿Te puedo preguntar qué pasó? Para que cayera en esa depresión…

-Ya sabes que casi nunca hay un detonante claro. Y si lo hay, se lo ha guardado para él. Te advierto que Nuño tiene dos caras. Tres, si contamos la depresiva. Es un cazador y un …

-Como ese deporte no lo va a practicar conmigo, más que nada porque no le intereso. Juguetea, pero solo eso.

-No sé que decirte.

-Entonces dices que no hay un detonante …

-Al menos que sepamos. Javier tiene una relación muy cercana con él. Hablan muchas veces sin necesitar palabras. Y está igual que el resto, sin saber que pensar.

-No sé por qué me había hecho a la idea que en su caso sí había sucedido de esa forma. A lo mejor un concierto que saliera mal, o un problema de salud que le apartara de la música …

-No. No marees la perdiz que tú eres de la idea de que ha tenido relación con algún trauma vivido en su infancia. Algo de Anfiles o algo parecido a lo de Sergio. Nos lo dijiste en el restaurante, que nos quedamos cariacontecidos.

-Es cierto. Todo … su historial, por así decirlo, lo acerca a cualquiera de los chicos que me he encontrado de esa trama. Ese mismo Nabar, el primo de Rubén. O puede que sea ¿Mal de amores? A lo mejor ha sido un desengaño amoroso y nos estamos montando aquí la película del siglo.

-No. Ya te digo que Nuño y desengaño amoroso … no son compatibles. En todo caso, sus parejas abandonadas. No es un tipo de enamorarse de esa forma. Es un picaflor. Y chulo. Se de algunos de sus amantes luego rechazados y humillados. Me lo llega a hacer a mí, y le parto la crisma. Y lo quiero mucho. Pero esa forma de humillar …

-¿Qué dice Olga?

-Perdida, como todos los médicos que ha visitado. Ninguno acierta con la tecla. Ahora al menos no parece que quiera suicidarse. Para serte sincero, hasta Javier se quedó con la mosca detrás de la oreja cuando se lo comentaste. Está empezando a buscar la oportunidad de ir a París a ver a sus hermanos y preguntarles.

-Me imagino que luego, cuando volvió a la Residencia esa, caería otra vez de bajón.

-No te puedo decir nada al respecto. Sé que no ha vuelto a salir. A lo mejor necesita un estímulo … a lo mejor necesita que vayas a sacarlo a pasear.

-Tengo la impresión de que si vas tú, o Javier, o algún amigo o persona que él sienta que le aprecia de verdad, saldría igual. No creo que vaya a salir a vivir fuera de allí de momento. Se siente protegido. Es como un refugio, como sienten el sitio ese de ese pueblo de los chicos que fuimos a ver el otro día.

-Me ha comentado Javier que os vais a acercar de nuevo a ver a Nabar y a ese Jordi.

-Sí. Creo que los dos merecen una tarde en las que les escuchemos sin prisas. Y por lo que me ha comentado Javier, el director del centro, también merece una charla.

-De todas formas, te repito, creo que si puedes, no estaría mal que fueras a verlo de nuevo. – insistió Carmen.

-Lo tengo pensado. Tengo que poner en marcha el tema de grabar a Sergio tocando en la calle. También tengo que ir a ver a Álvaro. Y a Carletto.

-Tu apuesta con Olga …

Jorge se echó a reír.

-Es cierto. Tengo que mirar de ganar. ¿Qué restaurante me recomiendas para que pague Olga?

-Ella te puede decir mejor. Pero ya indagaré, ya. No vaya a ser que te lleve a un Burger King. Que en eso también engaña mucho. Parece de ir a restaurante muy elegantes y demás, pero donde de verdad es feliz es frente a una buena hamburguesa. De todas formas, según me ha dicho el otro día, ya te ha dado por ganada la apuesta. No sabes lo que se ha emocionado al ver tocar a Sergio y a Nuño en el restaurante. Me reconoció que hasta había llorado.

-Creo que ese día, acabamos llorando todos en algún momento.

-¿Alguna novedad de Carletto?

-No. Salvo que es tonto. Vuelve a escaparse a ver a Danilo. Bueno, si me lo confirmaste tú el otro día.

-Se querrán.

-No son novios como tales. Son … hermanos de sufrimiento. Por eso no le digo nada. Aunque eso le ponga en riesgo. A los dos. Creo que si les impidiéramos verse del todo … al menos ese Danilo … está jodido ese chico. Ese afán que tiene en meterse de nuevo en las fauces del monstruo …

-Al menos siguen los dos con sus canales. Y oye, sus intenciones son buenas. Deberías …

-Ya, lo de defenderme. Pero si le pasa algo … me van a entrar los siete males.

-¿Y sus canales? Van bien ¿no?

-Si, eso sí. Y parece que sobre todo a Carletto le va bien.

-Ha tenido a una súper estrella de la literatura. Y anuncia para dentro de unos días a Ernesto y Arturo.

-Iré a estar con ellos. Para que Carletto no se ponga nervioso.

-¿Vas a poder con todo?

-Lo intentaremos. Tengo claro una cosa, Carmen: esos chicos son una prioridad. Si puedo ayudarlos en algo, lo haré. Sobre todo si encima parece que se arriesgan por defenderme. Y sabes que Carmelo ha creado hace un tiempo una fundación para ayudar a esos chicos con personal cualificado. Está creada pero la tiene parada. Creo que habrá que acelerar el proceso. Es ponerla en marcha. Y nos urge, porque puede ser una solución que acepte Sergio para continuar sus estudios, ya que no quiere que Javier o yo se las paguemos.

-Me parece una idea genial. Si podemos ayudaros en algo, nos decís.

-No te he dicho nada, pero hace un rato me ha parecido escuchar disparos y ruido de helicópteros.

-Esa mujer. Se ha puesto intensa. Hemos mandado a la caballería. Por cierto, antes de que se me olvide, Javier me ha dicho que te avise de que va a reclutar a Aitor para que trabaje para nosotros. De hecho, creo que ya lo ha hecho.

-Me parece acertado. Es buen chaval. Y muy bueno en lo suyo.

-Ya. No digas que te lo he contado, pero Javier lo conoce de sobra.

-Ya me imaginaba. Ninguno me ha dicho nada claro. Pero suelen dejar caer, sobre todo Aitor, que hablo más con él, que es importante en su vida. Y creo que el otro día, Javier, cuando me preguntó desde cuando conocía a Aitor, me vino a dar pinceladas. Algo de que se lo encontró en Urgencias y le llamó la atención.

-Le salvó de sus padres. Y fue su tutor mientras el juez aceptaba su emancipación. Que tendría Aitor, ¿trece años?

-Entonces tengo que darle las gracias. Nunca me ha querido contar los detalles de ese proceso. Pero eso le salvó. Ahora solo tenemos que hacer fuerza común para llevarle al médico y que le cure de una vez todas esas heridas y le quite esos dolores que no le permiten vivir y que estuvo a punto de meterle en un problema serio de drogas.

-Pero llegaste tú.

-Él llego a mi para ligarme.

-No lo conozco físicamente. ¿Es mono?

-Sí. Es muy guapo. Está encogido permanentemente por el dolor, anda raro, suele tener el gesto crispado, otra vez debido al dolor, pero le quitas todos esos inconvenientes, y … es atractivo. Muy atractivo. Eso me anima a deciros que cuanto antes os quitéis a la empresa esa de Arnáiz, mejor. Si va a trabajar Aitor con vosotros …

-Lo de Arnáiz de momento no podemos quitarlo. Es amigo de Javier. De todos en realidad. Daría el cante si de repente prescindimos de sus servicios. Pero cada vez confiamos menos en él y su gente. Precisamente queríamos poner en marcha un nuevo sistema de comunicación interna con todos los datos de la investigación al alcance de los participantes, y no queremos que lo haga Arnáiz. Ahí es dónde entra Aitor. Ya sé que lleva tu seguridad informática. Y todos los que van entrando en tu ámbito cercano. De hecho, fue lo primero que hiciste por Carmelo cuando aquello de la Hermida, cuando los GEOS de Jose Oliver abatieron a aquel sicario en la Hermida 2.

-Sí, ya. Hablando de todo un poco, ya que sacas a colación ese día … por cierto, ahora que lo pienso, el pobre Yeray siempre se lleva la peor parte. En la pareja de hecho que forman él y Kevin.

Carmen se echó a reír.

-Sí. Aquel día le tocó a él también. Aquella fue peor que la tuya del parque. Si no llega a ser por Dani … estuvo resolutivo y contundente. Le salvó la vida.

-Todo ese problema lo tenía que haber detectado Arnáiz antes de ocurrir. Cuando me lo contó Carmelo, por eso le metí a Aitor. Me daba igual que Cape tuviera esa empresa … no recuerdo si ya era de Arnáiz. Y ahora que va a salir huyendo el amigo Cape, en cuanto Carmelo sea el amo y señor de su cortijo, convenceré a Carmelo que se los quite de encima. Ya le he ido convencido para que los teléfonos y el resto de dispositivos los controle Aitor. Me queda la casa de Cape.

-Algo me han dicho los escoltas de lo de Cape. Creo que el domingo se va y ha dejado claro que no los va a volver a necesitar. Eso quiere decir que no va a volver.

-Es lo mejor que puede hacer. No hace más que mentir a Carmelo. Y mentirse a él. Se ha creado una película …

-Hoy estás destructivo. Te has cargado a Arnáiz, a Quiñones, ahora a Cape … con Cape ya llevas un tiempo soltando bombas de acción retardada. Incluso lo has llamado chulo dos veces en diez palabras.

Jorge se echó a reír.

-¿No tuvisteis un rollo? Cape y tú. ¿No habéis mantenido relación cercana?

-Tuvimos un rollo, sí. Pero fue eso, un rollo. A Cape no le gustan las personas … con personalidad. Es un macho alfa. Si nos encontramos pues finge como que … somos muy colegas, como si habláramos todos los días. Pero no es así. Para nada. No me ha llamado para decirme que se va. Se lo ha dicho al primero que pilló, a Nano creo que fue. No, fue a Bruno. Se lo podía haber dicho a Flor, a Fernando, a Hugo, a Helga … si no quería rebajarse y llamarme a mí. Javier estaba descartado, porque no sé por qué, no le traga. Aunque diga lo contrario.

-Me estás dando la razón, Carmen.

-¿A sí? No me había dado cuenta.

Jorge le empezó a contar por encima la conversación que tuvo con él después de la de Javier. Carmen resoplaba de vez en cuando casi ofendida por algunos de los comentarios que le hizo de su historia con Carmelo.

-¿Y tú no lo recuerdas de aquella época?

Ahora le tocó el turno a Jorge de farfullar.

-Anoche en la cama. Como está Cape, pues Dani sigue durmiendo con él. Y solo en la cama … estaba agotado, te lo juro … pero … mi cabeza era ingobernable …

-Y te acordaste. Y no te gustó lo que recordaste.

-No.

-Es como uno de esos personajes que tanto te gusta meter en tus novelas. ¿Un malo que a veces se comporta como persona, o un buenazo que a veces mete la pata?

Jorge se echó a reír.

-¿Y quieres que te conteste?

-Yo sé la respuesta. Olga y yo la sabemos desde el principio. Pero me apetece saber la tuya. Tu respuesta, tu opinión.

-Tengo la seguridad que será igual a la vuestra. La primera opción de las que has citado, sería la más cercana a mi opinión.

-¡Pero para ya de hablar!

Carmelo había subido. Y se acercaba a él con los brazos abiertos.

-Carmen te tengo que dejar. Mi rubito me viene a buscar para que haga de anfitrión. Y trae cara de enfadado, molesto … o ambas cosas.

-Voy a dar un par de voces, como suele decir Patricia, y a comprobar las últimas novedades de la tipa esa que ha ido a buscaros con malas intenciones.

-Pues eso. Nos cuentas.

-Chao.

Carmelo le quitó el teléfono de la mano y lo tiró al otro lado del sofá.

-Ahora te quiero para mí un rato.

-¿Otro masaje en los pies?

-¿Qué tal un masaje en los labios? Labios contra labios.

Jorge sonrió acariciando el culo de Carmelo.

-No me parece mal. – dijo con voz insinuante. – Aunque ahora mismo, se me ocurre otro masaje … más estimulante.

-Si quieres me quito los pantalones.

-No hace falta. Prefiero meterte mano. Así parece como que te he robado el … placer … te has resistido, has dicho ¡No, no, por favor! ¡No me apetece correrme de gusto, que una descarga eléctrica erice todos los vellos de mi cuerpo y tenga la necesidad de gritar de éxtasis místico y físico …

Jorge le señaló el dedo índice, lo que provocó la risa de Carmelo y que a la vez se acercara más al escritor para dejarle el camino expedito.

-Procede, escritor. Estoy preparado para aullar en un arrebato de placer máximo …

-Y luego dices que yo soy dramático.

-Ha sido un burdo intento de imitarte, lo siento. Pero los aullidos de placer místico, van a ser difícilmente superables… ¡Agggggggg! ¡Joder escritor! No pares … ¡¡¡Aggggggggrrr!

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La familia Represa, con Juan Ignacio a la cabeza, se fue a una de las terrazas de escoltaban la fachada del Teatro Real en la Plaza de Oriente. Claudia, su mujer, estaba más animada que nunca. Le había sentado bien la excursión que le había preparado su familia. Había disfrutado mucho del concierto de esos cinco músicos.

A Dídac Fabrat ya lo conocía. De hecho, seguía su trayectoria con atención. Le parecía un hombre muy renacentista. Era buen intérprete, aunque ella le había escuchado sobre todo en conciertos en los que tocaba el piano, le parecía un gran compositor, y esperaba que su carrera en ese aspecto fuera grandiosa, y le fascinaba también su faceta como actor. No era muy prolífico en ese campo, pero sus apariciones escogidas le habían gustado mucho.

Del joven que en principio tocaba solo, Sergio, había sabido de él cuando ganó el concurso de violín de Moscú. Luego no supo más. Juan Ignacio le había contado por encima que tuvo un “encontronazo” con Graciano y éste le puso a todos en contra.

-Dime que tú has sido uno de los que le ha dado la espalda.

Su marido se encogió de hombros. Claudia respiró hondo. Era una más de las barbaridades de las que se estaba enterando en los últimos días, y que tenían como protagonista a su amigo Graciano.

-Mira mamá. Viene Adela – Ramiro su hijo, la señaló con la mano.

-Saludad y dejadnos solas. Iros a hablar con esos colegas tuyos. O con los músicos. Tengo que hablar con ella seriamente.

El tono de Claudia era inapelable. Su marido no parecía estar de acuerdo con esa decisión.

-Cariño, yo no me metería en sus …

-Claro que me voy a meter. Se lo debo. Nos ayudó con lo de Ramiro – la mujer cogió la mano de su hijo y se la besó.

-¿Estarás bien? – se interesó su hijo besándola a su vez. – No me gusta dejarte sola.

-Claro, hijo. Tranquilo. Adela es mi mejor amiga.

Su marido negó con la cabeza. No acababa de parecerle bien que su mujer se metiera en ese tema. Aunque en los últimos días parecía haber remontado, y esa excursión le había sentado bien, temía que esa entrevista con su amiga llevara al traste la mejoría, al menos en su ánimo, que había supuesto esa excursión. Iba a hablar mal del marido de Adela. Le iba a contar cosas muy escabrosas. Adela podría no tomárselo bien. En ese tipo de revelaciones, el mensajero solía salir trasquilado. Y eso ahora … Adela era uno de los apoyos fundamentales de su mujer en la lucha contra la enfermedad.

Adela abrazó a Ramiro el primero. Le dio dos besos muy cariñosos. Justo después, le pasó la mano por la mejilla para acariciársela con la excusa de quitarle los restos del pintalabios que le había dejado los besos.

-Gracias por estar pendiente de Ignacio.

-Es mi amigo Adela. ¿Cómo no voy a estar pendiente? Es como un hermano más. Y Gastón seguro que te dice lo mismo. Lo mismo que Adonei o Edric o Mayo. Son nuestros hermanos.

Adela fue a contarle que muchos de sus otros amigos, le habían dado de lado por su enfermedad. La ansiedad y la depresión les había puesto nerviosos a los chicos y a sus padres. Y con algunos habría ayudado la revelación de que era homosexual. Pero no lo hizo. Se giró para saludar a Juan Ignacio. Le dio dos besos.

-Espero ver en tu programación un concierto en el que ese joven sea el protagonista.

Juan Ignacio miró asustado a su mujer. Pensaba que le había contado. Pero la cara de estupor que tenía Claudia, le dejó claro que no había sido así.

-Buscaré un hueco. Dentro de poco, será reconocido como el mejor de su generación.

-Preséntame una propuesta, una causa benéfica, y la empresa de mi familia patrocinará el evento. Dídac puede dirigir la orquesta.

Juan Ignacio asintió con la cabeza. Le hizo un gesto a su hijo y murmuraron una disculpa para apartarse. Adela se sentó al lado de su amiga y la cogió la mano.

-Pensaba que la salida te iba a agotar. Pero te veo bien.

-Estoy un poco cansada, no te lo niego, pero es otro tipo de cansancio. Creo que Juanito ha tenido una buena idea. Esos músicos me han parecido maravillosos. Están tocados por el ángel de la vida. Y me ha explicado Juan que no han ensayado nunca todos juntos.

-Son buenos sí.

Adela tenía los labios apretados. Claudia se dio cuenta que daba la impresión de estar a punto de explotar. Se incorporó un poco en la silla y la cogió la mano.

-¿Van a tomar algo?

Se había acercado una camarera a atenderlas.

-Me apetece un sándwich. Tengo hambre – dijo en tono festivo Claudia.

-Pues que sean dos. Yo vegetal.

-Yo mixto. Hace siglos que no lo como. Me apetece.

-¿De beber?

-Un te rojo con canela – pidió Adela. La camarera se quedó mirando entonces a Claudia.

-Un zumo de naranja, si pudiera ser. Fresquito.

-¿Le echamos un hielo?

-Sí. Sí, un par de hielos.

La camarera se retiró después de marcar el pedido en su terminal.

-¿Y entonces te encuentras bien?

Claudia le contó las novedades de los últimos días respecto a su salud. Los últimos análisis habían sido prometedores. Y poco a poco se iba recuperando del cansancio y de la apatía en la que le habían sumido los últimos tratamientos.

-La oncóloga hasta sonrió. Y mira que la tía es seria.

La conversación se centró en esas cuestiones hasta que la camarera les llevó el pedido. Adela se adelantó y pagó con su tarjeta de crédito. Empezaron a comer sus sándwiches. Ese fue el pistoletazo de salida para los temas que de verdad, ambas querían tratar.

-Tengo algo que contarte que no te va a gustar – dijo Claudia mirando a su amiga.

Ésta hizo un gesto con la mano para detenerla.

-Acabo de discutir con Graciano. Como nunca.

-¿Y eso?

-Llegaba al concierto. Me he entretenido más de lo que esperaba con mi hermana. Por eso no he llegado al principio, como habíamos quedado. Y he visto a ese escritor ir al encuentro de mi marido. Un tipo enorme que lo acompañaba ha intentado agredirlo. Pero Jorge se ha enfrentado y lo ha reducido. Un tipo salido de la nada, se lo ha llevado. El escritor se ha puesto a hablar con Graciano en tono serio. Y éste le ha intentado pegar. Te lo juro, me he quedado de piedra. Pero de nuevo, ese Jorge le ha golpeado y le ha reducido. Ha sido todo muy rápido. Ese hombre parece ducho en técnicas de defensa. Nadie a su alrededor se ha percatado de nada. Pero es que Graciano entonces ha sacado una navaja. Y ha intentado clavársela. Te lo juro, no he gritado de pura sorpresa.

-¿Le ha dado? No le he visto herido.

-No, no. Ya te digo que es un maestro en lucha. Pero te lo juro, sabes que se me da bien leer los labios. Graciano no ha dejado de amenazarlo de muerte. ¡De muerte! Y a esos chicos que tocaban igual. Sobre todo al tal Sergio Plaza.

-De eso te quería contar. Juanito se confesó el otro día conmigo …

Adela le volvió a hacer un gesto para que la dejara terminar.

-Pero es que Fabrat, ha bajado del escenario y se ha acercado corriendo. Y a él también le ha amenazado. Ha ido en ayuda del escritor, porque se había dado cuenta mientras tocaba de lo que pasaba. ¿Pero quién se ha creído? La familia de Fabrat son socios de la mía en multitud de negocios. Él es un hombre directo, pero encantador. Y sus padres y hermanos, son rectos y buenas personas. Apoyan muchas de las iniciativas de Graciano. Dídac le ha dicho que no cuente con eso a partir de ahora.

-¿Y qué ha dicho tu marido?

-Se ha reído de él. Ha dicho que sus padres harán lo que él diga. ¡Valiente chulo!

-¿Y Fabrat?

-Le ha avisado. Pero es que ese aviso quiere decir que piensa que mi marido es capaz de organizar o contratar a alguien para agredir al escritor o al mismo Dídac. O a esos chicos. ¿Por qué pensará que …?

-Adela … no creo que haga falta que … ¿Y la discusión con Graciano?

-Me he acercado a él. Y el gilipollas … primero me ha intentado engañar diciendo que me había equivocado. Como siempre, Adelita, eres tonta. Y cuando se ha dado cuenta que lo de “Adelita, la pobre” ya no cuela, me ha dicho que me meta en mis asuntos. Y veladamente, pero me ha amenazado. Y me ha dicho que si me vuelvo a acercar a Jorge Rios … íbamos a tener problemas. Problemas ya los tenemos, le he dicho. Iba a amenazarme de nuevo, pero le he parado los pies. Le he dicho que a lo mejor, el que está en peligro es él. Y que sería mejor que no vuelva a pisar mi casa. Ni por supuesto, ver a mis hijos. Por su bien.

-Me ha parecido que hablas con mucha familiaridad de Jorge Rios.

-Lo conocí en una entrega de premios en el colegio de los niños. Los entregaba él y Ester Portillos, la actriz. Mayo ya sabes como es, y subió al escenario para saludarlo. Se abrazó a su pierna y el escritor le cogió en brazos. Ha leído algunos de sus libros. A escondidas claro. Ni tiene edad para leerlos y bueno, si se llega a enterar su padre … pero les veía a sus hermanos leerlos y hablar de ellos … Adonai al final los leyó con él para explicarle. El caso es que ese día en ese festival de primavera, Adonai estaba en el escenario porque participaba en un concurso de relatos y fue a buscar a su hermano. Jorge y Ester fueron muy cariñosos con Mayo y Adonai. Y luego, nos invitaron a todos a merendar. Los dos fueron encantadores. Mis hijos le contaron toda su vida. Y te lo juro, ese escritor les escuchaba como si … así que salieron los dos en una nube.

-¿Esa actriz es la que les gusta tanto a Adonai y a Ramiro?

-La misma. Pero al final, casi el que más le impresionó, fue Jorge. ¿Y por qué Fabrat pensará que mi marido puede ser capaz de …?

-Porque lo ha hecho en multitud de ocasiones en estos años. El otro día una comisaria de policía fue a hablar con Juanito. Una que dirige una Unidad Especial. Me ha dicho Juan que es muy buena y considerada. Por cierto, está por ahí, ha venido al concierto. Le contó muchas cosas. Y le preguntó. Pero ya sabes, hizo preguntas de las que sabía las respuestas. Juanito se dio cuenta enseguida. Así que no le quedó más remedio que decir la verdad de lo que sabía. Algo se habrá guardado, seguro.

-¿Lo de Ramiro?

-Eso lo sabían. No los detalles.

-Pues cuéntame tú ahora, Claudia.

Adela dejó los cubiertos sobre el plato y se recostó en la silla. Esperó a que su amiga le empezara a contar.

-Y lo peor, Adela, es que todo eso de Graciano, ya lo sabía Juan. Lo saben él y todos esos otros programadores y músicos con los que está hablando ahora. Todos le han dejado hacer y se han plegado a sus deseos. Seguro que de todos tendrá algo sucio …

-No me lo puedo creer.

Claudia le empezó a contar. No fue muy exhaustiva. Por la cara que estaba poniendo las noticias que le estaba dando le estaban hundiendo poco a poco el ánimo. De repente, Claudia se paró. Mayo, el pequeño de Adela, venía a su encuentro corriendo. Adonai, el segundo de sus hijos le seguía a unos pasos de distancia. Su gesto era de resignación porque no había conseguido retener a su hermano, que en cuanto había visto a su madre, había salido disparado para saludarla.

-¡Mamá!

El niño se lanzó en brazos de su madre. Ésta lo abrazó y le giró la cara para darle un beso.

-Mamá, estás llorando. Perdona que hayamos llegado tarde. Ha sido mi culpa.

Adonai llegó al lado de su madre y se agachó para darla un beso. Luego fue a saludar a Claudia a la que también besó. Mayo aprovechó y también fue a besarla.

-Te veo bien, tía. – saludó Adonai.

-Me ha sentado bien la salida.

-¿Estás bien mamá? – preguntó ahora a su madre.

-No tengo buen día, nada más. Mira, ahí viene un amigo vuestro.

Tanto Adonai como Mayo se giraron para mirar hacia donde le indicaba su madre. Al ver a Jorge, Mayo volvió a escaparse e ir corriendo a su encuentro. Adonai negó con la cabeza resignado y fue tras él.

-Te lo juro mamá, es agotador. Cien ojos con él. Ve algo que le mola, y zas, sale corriendo. Pero ni avisa. Y ya no es tan pequeño.

Mayo para variar ya estaba en brazos de Jorge. Adonai llegó a su lado y se abrazó a ambos.

-Renacuajo, deja a Jorge y ven conmigo. Mira saluda a Dídac.

Dídac se había acercado a ellos. El niño cambió los brazos de Jorge por los del músico.

-Ya pesas mucho para cogerte.

-¿Estás flojo Dic?

-Oye, no te metas conmigo.

-Adonai, mira quien está detrás de ti – le indicó Jorge.

El aludido se giró y se encontró con Ester que le abría los brazos para abrazarlo.

-Pero que sorpresa. Mira mamá, está Ester también.

Adela estaba intentando recomponer su figura. Estaba secándose las lágrimas y limpiándose las marcas del lápiz de ojos al correrse. Ester fue la primera que llegó donde ella.

-Adela, que alegría volver a verte.

La aludida se levantó para saludar a todos. Presentó a Claudia a Ester. Luego saludó a Jorge y a Dídac. Éste la abrazó fuerte a la vez que le acariciaba la espalda.

-Lamento que hayas visto lo de antes. – le susurró al oído.

-Deberías haberme contado. – le contestó también en voz baja, sin dejar de abrazarlo.

-No tenía ni idea de todo lo que pasaba. Te lo juro. Oía cosas pero me hice una idea equivocada. Me estoy enterando estos días que estoy preguntando directamente. Estoy ayudando a Jorge con lo de Sergio.

-Estás en plena forma – dijo Adela levantando la voz y separándose y mirando orgullosa a Dídac.

-He tenido buenos compañeros en el escenario. Mira, te quiero presentar a Sergio. ¡¡Sergio!!

Dídac le hizo un gesto con la mano para que se acercara. Estaba hablando con Carmen y con Yura y Jun.

-Mira, esta es Adela. Es una buena amiga y también de mis padres.

-Encantado de conocerla.

-¿Conoces a Ester?

-De verla en la tele y de oír hablar a Jorge.

-También me habla mucho de ti. Eres un maestro con el violín. En cuanto me ha avisado de que ibas a tocar hoy en la calle, no lo he dudado y me he venido a escucharte.

Sergio se puso colorado. Era claro que también era fan de la actriz.

Jorge comprobó que de repente, casi todos sus escoltas le estaban rodeando. Nano y Claudia estaban justo pegados a él. El resto, había rodeado al grupo que formaban la familia Mendés y la familia Represa, salvo dos, Luisete y Lucía que se movían entre la gente buscando a alguien. Carmen se unió a ellos. Se había puesto el arma a mano. Dos coches patrullas aparcaron en los laterales. Sus ocupantes se bajaron corriendo y fueron hacia la zona que peinaban los escoltas de Jorge. Éste inició una cháchara divertida para que ninguno de sus amigos se diera cuenta.

Una sombra se movió con rapidez entre la gente. Un hombre que tenía el aspecto de un turista, pareció fallarle de repente una pierna y tuvo que arrodillarse. Nano lo vio y avisó a sus compañeros. Lucía fue la primera que llegó al lado de ese hombre y lo hizo tumbarse en el suelo. Dos de los uniformados llegaron a su altura y lo registraron. Carmen les ordenó que lo sacaran esposado y lo condujeran a su coche. La mujer que estaba con él, intentó irse, pero Carmen le cortó el paso.

-Querida, podemos hacer esto de muchas formas. En la mayoría de ellas sales malparada.

En nada, cuatro policías uniformados la rodeaban. Todos tenían la mano en sus armas. La mujer levantó las manos. La registraron. La policía que lo hizo, mostró a Carmen la pistola y la navaja que le encontraron. Luego, descubrirían también una jeringuilla autoinyectable con una droga que paralizaba a quien se la hubieran inoculado. Y varias fotos de Jorge.

-Unos carteristas, tranquilos – dijo uno de los policías a la gente que se había dado cuenta de su acción.

Jorge sonrió atendiendo a Adela. Se había acercado a él. Le habló en voz baja.

-Quiero pedirte perdón por lo de antes de mi marido. Lo he visto.

Dídac se había acercado y alcanzó a escuchar la última parte.

-No seas tonta, Adela. Ni Jorge ni ninguno pensamos que tengas la culpa de nada. No eres responsable de lo que haga tu marido.

Jorge asintió con la cabeza.

Pero a la mujer no le tranquilizaron las palabras de su amigo.

Claudia se movió con su silla de ruedas para acercarse a su amiga. La cogió de la mano.

-Invitemos a estos amigos a un tentempié.

Adela asintió con la cabeza.

-Adonai, Ramiro. ¿Acercáis otra mesa y sillas para todos? – les pidió Claudia.

-Claro mamá – contestó Ramiro a la vez que le daba un codazo a su amigo.

Claudia le hizo un gesto a Adela. Ésta seguía en shock. Miró a Claudia y sonrió.

-Sentaros todos. Claudia y yo estamos de ronda. Aprovecharos.

-Yo un whisky – bromeó Adonai.

-Venga, sí, un Nestea.

-¡¡Mamá!!

Jorge fue el primero en dar ejemplo y se sentó. Aprovechó para sacar el móvil y mandar un mensaje.

Jorge:

Gracias”.

Al poco recibió respuesta.

Nacho:

un placer”

Jorge Rios”.

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