Gregg Homme y Thierry Pepin

Pues aquí tenemos unos modelitos de ropa interior de la firma canadiense Gregg Homme, que como ya sabéis, son los únicos que me envían directamente sus fotos e informaciones, y pues la verdad, me hace ilusión.

A parte que alguna de sus propuestas, son muy interesantes.

El chico que nos muestra las creaciones de esta firma de ropa interior, es Thierry Pepin, que ya ha salido en otras ocasiones aquí.

Y éste último calzoncillo (vale, es poco glamuroso, pero es lo que hay) me gusta. ¿Alguien se lo quiere quitar para mí?

ejem.

Todo pasa – palabras (y 3).

Llevo unos post hablando de palabras. Directa o indirectamente. Como centro o como recurso.

Todos las utilizamos. Las juntamos, las separamos, las gritamos, las susurramos, las escribimos. Las leemos. Pero las mismas palabras que sale por mi boca, o que mis dedos escriben en esta página, antes blanca, no son las mismas que tú lees en tu ordenador.

Mis palabras vienen de mi experiencia. Vienen de una tarde charlando con Borja, o con Saiz, o con ámbos. Mis palabras llegan de escuchar a mi padre quejarse, o del libro de John Irving que estoy leyendo. Vienen de hablar por teléfono con Richi, o de jugar con Bruno, el hijo de Helena y Carlos. Mis palabras salen por la boca de Javi, o de Enrique, con los que tomé un vino ayer. El vino era Ribera de Duero, hagamos patria.

Ayer hablé con Luis. También salen de allí.

Esta noche leí a Saisen.

Esta mañana a Borja Rivero, a Thiago, a Z, a Dany, a Fer.

Mis palabras son parte suyas.

Mis palabras salen de un sueño: ese en el que me reencontraba con Álvar, y nos reconocíamos. Y nos dábamos un beso, y nos mirábamos. Y tomábamos un vino (hoy toca vino, mañana quizás, volvamos al café; Ribera de Duero, claro, sigamos haciendo patria).

Mis palabras también salen de otro sueño: aquél en el que sacando mi capa de héroe, logré salvar a dos hermanos abandonados por su familia, y que acojo con alegría en mi casa. O de ese otro, en el que, también con mi capa de héroe, salvo a 34 personas que estaba retenidas por un atracador que estaba perdiendo la razón por efectos de la heroína y la desesperación, a partes iguales.

O de ese otro sueño, del hombre de los 1000 sueños, perdón, del de 997, por lo de no repetir los 1000, que alguna lengua maledicente me acusa de repetir en exceso en los títulos de mis historias, y para que el niño no se me enfade, y el anciano se cachondee, que ayer se me ocurrió escribir en esa serie de relatos que estoy preparando.

O las que me dijo mi madre el día que murió.

Pero esas palabras no son las mismas que te dijo a ti, querido lector, más que nada porque tu madre está en la cocina, quejándose de que no la ayudas. Tampoco son las mismas palabras, querido lector, que ayer escuchaste a Margarita y Fermín, los amigos con los que quedaste a tomar un chocolate caliente, que maldita la gracia que te hizo, porque hacía mucho calor, y el chocolate estaba ardiendo.

Tú no estás leyendo a John Irving, pongamos que estás leyendo a Emile Zola.

Tú el otro día, viste el partido de la Copa, y escuchaste al comentarista derretirse de placer, porque ganó el Madrid, y tío, él es del Madrid, y no le dio la gana de seguir disimulando. Palabras de fútbol, que llamaría algún estudioso de la RAE. ¿O sería del Marca, o del Sport?

Tus palabras no son las mismas que las mías. Ni las de Olwen, ni las de Borja, ni las de Saiz. Ni siquiera las de alquimistasp.

Madre es madre, pero mi madre, no es la tuya.

Amor, es lo mismo, pero no es igual, ni tú sientes igual que yo. Qué más quisiera que tú sintieras lo mismo que yo, y nos declaráramos mañana, al amanecer, a la sombra de un ciprés, porque ya se sabe, que la sombra de un ciprés, es alargada.

Lo importante de las palabras que yo escribo, es lo que tú lees, que no tiene por qué ser lo mismo. Porque tú y yo, somos eso: tú y yo. Y ni aunque fuéramos nosotros, dejaríamos de ser tú y yo, y si lo hubiéramos dejado de ser, creo que tendríamos un problema.

Palabras. Qué bellas. Qué jodidamente bellas son. Nos hacen llorar, reír, nos hacen volar, sentir. Nos cuentan historias, o nos producen sensaciones. Nos sorprenden las jodidas… yo quería decir, pero tú leíste… Por eso, sabes, porque las palabras son mágicas.

Todo acabó.

Solo queda el recuerdo de las palabras que dijimos.

Palabras grabadas a fuego en nuestros corazones.

Un coche tomando el camino de la izquierda.

El autobús saliendo de la estación.

Y yo agitando el pañuelo, con una lágrima tímida, asomando.

La legión del águila – la peli.

Pues me apetece hablar hoy de una de las películas que he visto últimamente. Ya estoy escuchando a alguno por ahí quejarse… “escribe relatos” “Otra vez cine”… ya lo siento, pero… Hoy, hablamos de cine.

Hablamos del “El águila”. Huy, perdón, que se llama “La legión del Águila”. Si es que esto de los títulos, se me da de mal… y lo de los nombres, soy un desastre. Se me olvidan todos. Ahora voy a mirar el nombre de los protas, que se me han olvidado…

Vale, son Tatum Channing, y Jamie Bell. Ves, y encima me equivoco, es Channing Tatum, no al revés. Los dos están de muerte, por cierto. Uffffff. Es que la peli es de romanos, y pues eso, ves sus piernas, y sus torsos, y esas cosas. A Jamie le recordaréis bailando por las calles de una ciudad minera de Inglaterra, bajo el nombre de Billy Elliot. A Channing no he tenido oportunidad de verle en otras pelis anteriores, aunque hacerlas las ha hecho. ¿Os he dicho que están tremendos? ¿Me invitará alguno a café algún día? Jamie, llámame…

Vale, vale, me centro.

Pues la peli va de romanos. Os cuento. Channing, es enviado a Britania, a mandar un fuerte. Es un soldado joven, eficaz, y con carisma. Y con intuición. Claro, si se es joven, y vas a mandar a soldados más curtidos, tienes que convencerlos. Y los convence… vaya sí los convence. Su intuición y sus habilidades, salvan a sus hombres, hasta ese momento incrédulos, de morir en un ataque sorpresa de las tribus britanas. Pero, cae herido de gravedad, y es retirado del servicio con honores.

Pero Channing tiene un pasado. Mejor dicho, lo tiene su padre, que siendo Centurión de la Legión del Águila, se internó en el norte de Britania, desapareciendo con 5000 hombres, de los que Roma nunca más supo. Y eso es un deshonor para Channing, que tiene que soportar la vergüenza de que a su padre se le considere un cobarde.

Así que decide, cuando se recupera de sus heridas, adentrarse él solo en Britania del norte, a la búsqueda del Águila, el estandarte de la legión que mandaba su padre. Y lo hace con su esclavo, Jamie Bell, al que compra después de salvarle la vida en la arena de un circo. Y ahí van los dos, “en busca del águila perdida”.

Esto del cine de romanos, tiene su interés y su público. No dejan de escribirse novelas de esa época. Algunas con gran éxito, por cierto. Esta peli, por ejemplo, está basada en la novela El águila de la Novena Legión”, de Rosemary Sutcliff. Pero como en otros muchos géneros, últimamente no había buenas películas que saciaran a los amantes de este tema. Pero creo que los que vayan a ver esta película, saldrán contentos.

Uno de los pilares de la película es la relación que se establece entre los personaje de Channing Tatum, y de Jamie Bell. Amo y esclavo. Jamie Bell en realidad es una especie de príncipe de un pueblo de Britania, al que las huestes de Roma apresan y esclavizan. Es un hombre culto, y con un sentido del honor y la justicia muy arraigados. En el honor precisamente, es en lo que basarán su relación estos dos personajes. Y en la camaradería. Es interesante ese tira y afloja entre ellos. Esa confianza mutua que se van ganando según se van conociendo. En muchos sitios he oído y leído referencias a una historia de amor que surge entre ellos, comparándola con los vaqueros de la montaña aquella. A mí me hubiera gustado verlo también, pero la verdad es que yo solo he visto camaradería. Pero aún así, es una historia de amistad muy interesante, quizás por lo poco habitual que es en nuestros días. Y mira que me fastidia no haber visto amor en su relación… quizás en la continuación… jijijijiji.

Hay batallas, muy bien hechas, paisajes fotografiados muy sugerentemente, hay conversaciones sesudas sobre todo con el tío de Channing, Donald Sutherland, que grande este hombre… hay una magnífica ambientación, llena de suciedad, de fealdad, quizás así se realzan más la belleza de estos dos chicos. Hay una graduación del ritmo atractiva, y que hacen que no te deje de interesar en ningún momento.

Lo que sí se aprecia, ahora que recuerdo y en relación con la posibilidad de que esto sea una historia de amor homosexual, lo que si hay, digo, son momentos homoeróticos buscados. Aunque la verdad, esos cuerpos dan para tanto… ains, que pudieron salir casi sin buscarlos.

También podríamos considerar a esta peli como una road movie. Eso sí, sin coches… aunque algún carro si que hay.

Otra belleza, al menos con el look de esta peli, es el jefe de los “foca” Tahar Rahim.

Sobre las actuaciones de los protagonistas, Jamie Bell está casi perfecto. Se ha convertido en un gran actor. Y Channing… bueno, le falta un algo, pero no desentona.

Así que chicos, chicas, a parte de que los protas sean guapos y tal, “La legión del Águila”, me parece una película muy, muy recomendable. Así que ya estáis yendo a verla.

Dirige, Kevin Macdonald, que al pobre, encima que hace un magnífico trabajo, ni le nombro casi.

Y el tráiler.

Amor lésbico, amor homosexual y un poco de dinero, o no es cómo se empieza, sino como se acaba.

La España y la China, se aman.

Amor lésbico.

Y todos aplauden. ¿Por qué si Ana y Paula hacen lo mismo, no aplauden todos? ¿Y si yo, Jaime, ama/o a Álvar y viceversa?

Nos casamos. Álvar y Jaime (yo). Joder, que no he querido ofender a nadie, que solo quiero casarme… Vale, tendría motivos para molestarse un poco, mi ex-novio Roberto. O mi ex-loquesea Manolo. O Fernando, ese chico que me ama en silencio. Pero los que viven en la c/Mayor, nº 5 – 1º B ¿Por qué se va a molestar porque Álvar y yo nos casemos?

¡Ah vale! China pone pasta. Compra deuda, compra Cajas, suelta money – moneyyyyy, como decía la canción.

Sus presidentes se aman. Dos hombres de pelo en pecho. Se dicen cosas bonitas. Incluso hay caidita de ojos.

Se declaran.

Y nadie dice nada.

Money – money.

China es una dictadura.

No respeta los derechos humanos.

No dejan a Google siquiera cerrar blogs, los cierran directamente ellos. ¡Qué infamia! ¿Os he contado que han cerrado mi otro blog? Y van para cuatro semanas.

Money – money. A lo mejor hay que ser cliente de google, y no usuario. A lo mejor así hay un hombre, con su miembro viril, y sus huevos, y su lengua, contestando las dudas y quejas, y no un ordenador. Money, money.

Yo no tengo dinero. ¡Claro! Por eso dicen que si me caso con Álvar, molesto a los católicos. Lo hago por joder, porque ya se sabe que los maricas estamos en la tierra para joder. Los maricas siempre jodiendo. A los católicos, a otros maricas, siempre sexo, todo sexo. ¡Pomíscuos de las narices! Y encima no tienen hijos, porque todavía un hombre no se puede quedar embarazado.

Desde luego… Y ya se sabe que los humanos solo nos casamos y follamos para procrear. Por eso las familias con 8 hijos son tan comunes hoy en día. Y no hay casi ninguna pareja hombre-mujer que no tiene hijos. O tiene uno. Todas de 4 para arriba.

¿Igualdad de derechos? Na, pero que dices. ¿Derechos? ¿De quién? Es por fastidiar, nada más.

Esperanza Aguirre dijo el otro día, según nos contaba Thiago, que “el matrimonio gay se había aprobado para molestar a los católicos”. Ha debido perder los amigos gays que tenía. Y seguro que sus amigos gays, de los que presumía hace unos años, se han casado por fastidiarla a ella. Sip. O no se han casado por lo mismo. Porque no olvidemos que, el derecho a casarnos, existe para que los que no quieren casarse, pueden decir que no se casan. Como los demás. Y digo yo ¿Los que se casan en el Ayuntamiento o en el juzgado, lo hacen también para fastidiar a los católicos? Esos también son matrimonio. Por cierto ¿Matrimonio es un concepto religioso? ¿Y el Código Civil?

Money – money.

A mí la verdad es que hasta hace poco, esto de llamarse matrimonio o llamarse “Juntamiento” o “arribamiento”, me daba igual. El caso es que dos hombres pudieran ser pareja con la bendición de la ley. Pero este encono defendiendo el que los gays no puedan ser matrimonio, y sobre todo, estos argumentos, me están convenciendo de lo contrario.

Respeto. Eso es lo que hay que pedir a todo el mundo.

E igualdad de derechos. ¿O no somos iguales ante la ley?

Respeto, digo.

Y eso vale también para los católicos. Por eso tampoco entiendo que se ataque y se rían de los que creen en Dios. Y tampoco entiendo a los que no respetan a los que gustan de las manifestaciones religiosas como las procesiones de Semana Santa, de las que yo, soy un ferviente seguidor y amante, por cierto.

Respeto, digo.

¿Es tan complicado?

Respeto.

Voy a escribir una carta de amor a Álvar.

¡Álvar, te amo!

Respeto coño ¿es tan complicado?

Y juro que no amo a Álvar, por fastidiar a nadie. Le amo porque… ¡Le amo! ¡Pollas!