¿Os habéis fijado que cada vez hay más exposiciones o incluso museos dedicados a la moda? Hace relativamente poco se paseó por toda España una muestra de las creaciones de Paco Rabanne, por ejemplo. Tenemos un magnífico Museo del Traje en Madrid. Un museo que a parte de tener su colección residente, tiene una programación de exposiciones temporales contínua en el tiempo.
Seguro que alguno dirá que las fotos que os pongo debajo no son de grandes diseñadores, que no lo sabemos. O, como diría mi amigo Iago, son una mamarrachada. Bueno, puede ser. Hoy puede ser, dentro de veinte, cincuenta años, vete tú a saber. Paco Rabanne segudo que fue calificado por alguno de mamarracho. Y el amigo Delfín, David, recientemente fallecido. Aunque ya se siga de él que fue una bocanada de aire fresco en la moda española.
Y también es cierto que los diseñadores de moda están más pendientes de la mujer que del hombre para hacer sus creaciones. ¿Los hombres somos osos? ¿No damos más de nosotros? A lo mejor es que somos muy machos, muy hombres para innovar en el vestir. Las mujeres tampoco suelen sacar a la calle esos diseños tan rutilantes.
El caso es que la moda es un arte también. Un arte que busca enaltecer el cuerpo que visten, que a su vez, es una obra de arte de la naturaleza. ¿Qúe más queremos? Una obra de arte sobre otra obra de arte.
A parte de todo esto, la moda, la forma de vestir suele mostrar una identidad cultural. Quiero decir, que tu habitat, tu procedencia, puede condicionar tu forma de vestir. Te define. Eso es importante también.