Una novela que está por nacer. Carlos g. García ha escrito «El Estocoma positivo».

Lo ha escrito y ahora existe la posibilidad de que lo podamos leer todos. Y no me resisto a perder esa oportunidad.

Para que esto pueda suceder, hay que echar una mano. ¿Cual es el proceso?

Pues es muy fácil. Se trata de comprar un ejemplar del libro, o varios, antes de que salga. Si se consiguen 40 Pre-compras, la cosa va adelante. Son 18 Euros de nada.

Éste es el enlace: https://www.indiegogo.com/projects/el-escotoma-positivo#/

Carlos g. García es un buen escritor. Muy bueno diría. Es uno de esos que saben hacerlo, sí,  pero además, ponen alma en el proceso. Construye personajes interesantes, complejos, profundos, y los disecciona con maestría. Aunque en su momento y en su faceta de bloguero cultivó con acierto el humor (humor con cargas de profundidad, no humor intrascendente), las risas que me echaba con sus post y lo que me inspiraban (desde aquellos post suyos y mis consiguientes comentarios no creo haber vuelto a escribir igual; me lanzaban a crear historias a partir de las suyas, con mucho surrealismo, mucha locura y muchas risas), sus historias literarias suelen profundizar en el drama de los personajes, en sus secretos, en sus dobleces. Suelen ser personajes muchas veces doblegados por el horror del maltrato, del menosprecio, por la agonía de la soledad. Y todo eso a veces, lo aguantan esos personajes, lo aguantamos, por un poquito de amor, o al menos, sentirnos así, un poquito queridos, porque piensan, pensamos que, nadie nos va a querer nunca. Con lo poca cosa que somos…

Eso es algo de lo que les pasa a los protagonistas de «El Estocoma positivo«.

Por cierto, «escotoma» es una enfermedad de la visión, una mancha en la retina, que puede ser permanente o temporal, y por la cual no podemos ver todo el campo de visión.

Y nada más.

Como resumen, os pediría que apoyarais a Carlos g. García en este nuevo proyecto. Creo que merece la pena.

 

Tenemos que hablar de Kevin. La novela y la película.

Tenemos que hablar de Kevin. La novela y la película.

Tenemos que hablar de Kevin.

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El otro día por fin vi la película. La novela ya la leí hace unos años. Tenía ganas de ver como se convertía en película. Me parecía complicado el empeño.

De qué va la historia, preguntaréis.

Nos encontamos con la madre de Kevin. Escribe cartas a su marido repasando su historia. Su historia está mediatizada por su primer hijo, Kevin.

Kevin ha sido siempre un chico difícil. Su madre no ha conectado nunca con él. Desde muy pequeño el chico parecía incómodo en sus brazos, o en su compañía. Tardó en hablar, tardó en hacer sus necesidades por si solo. Tardó mucho.

Luego, la cosa no mejoró.

En cambio con su padre, todo parecía ir bien. Su padre lo trata de colega. Siempre empieza sus conversaciones con él con un “amigo”.

Todo esto lo vamos conociendo como pequeñas píldoras epistolares. En ellas mezcla la madre el presente, el pasado. Intenta explicarle o más bien, explicarse a ella misma las cosas que han pasado. ¿Ha querido alguna vez a Kevin? ¿Es su culpa que sea un chico difícil? Quizás él percibiera que no deseaba tenerlo. Pero su marido, insistió hasta que no le quedó más remedio que quedarse embarazada. Tuvo que renuciar por ello a sus viajes por el mundo, cosa que era lo que más le gustaba. Tanto le gustaba que fundó una editorial especializada en guías de viaje. Era su vida.

Kevin lo cambió todo al nacer. Y lo volvió a cambiar drásticamente unos días antes de cumplir los 16. Ese día, cogió su arco y sus flechas y mató a un montón de gente en su colegio.

Hay tantos temas en esta obra… está por un lado la maternidad. ¿Qué tipo de reponsabilidad tienen los padres en cómo salen los hijos? Hay una señora, la madre de una de las víctimas de Kevin, que siempre que se encuentra con Eva, la abofetea. Quizás porque no entiende que la madre de Kevin, en su papel de madre de Kevin, defienda a su hijo y esté con él y luche porque tenga la menor condena posible.

Está el tema de hacer lo que se espera que tienes que hacer. La madre de Kevin, parece actuar siempre pensando en lo que debe hacer como madre, no en lo que quiere hacer. No siente ese papel de madre, quizás porque en el fondo, se vio obligada a serlo. Defiende a su hijo porque piensa que es su obligación.

¿Es obligación querer a los hijos, sean como sean? ¿Eva quiere a su hijo?

Está el tema de las parejas. El padre de Kevin pone entra la espada y la pared a Eva para tener a su hijo. Ella no quiere. Pero al final, por su amor a su marido, lo hace. Renuncia a su vida, a la vida que deseaba por su marido.

Está el tema, claro de los asesinos múltiples, tan habituales en Estados Unidos.

Parece que te lo he contado todo, pero hay muchas sorpresas en el desarrollo de la historia. Y tantos matices…

El otro día, al acabar de ver la película, me quedé pensando un rato sobre si, de no haber leído el libro, hubiera sabido interpretar completamente la película. Y yo creo que no. Para mi gusto se quedan muchas cosas en el tintero. Algunas importantes a la hora de interpretar a Kevin y a su madre. Pero quizás hubiera visto otra historia distinta y me hubiera gustado igual. Eso no lo puedo valorar.

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La madre con los tres actores que interpretan a Kevin

Para mí, la película tiene tres protagonista fundamentales. Tilda Swinton, en el papel de Eva, la madre de Kevin. Jasper Newell, en el papel de Kevin a los 6 años. Y Ezra Miller, en el papel de Kevin ya adolescente. Los tres están impresionantes. Ezra Miller basa todo en su mirada enigmática, en una mueca sarcástica e inquietante que te hace odiarle a cada instante. Tilda Swinton, que aparece en pantalla casi en todo momento, hace una interpretación llena de dolor y drama. A esa Eva, no me la imaginaba así al leer el libro, pero no me disgusta el punto de vista de la actriz a la hora de abordar el papel.

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John C. Reilly hace el papel de padre de Kevin.

La película sigue la estructura de la novela. Mezcla los distintos tiempos de la acción. El antes y el después del día fatídico. He leído en algunos sitios que hablan de la película como si fuera de intriga. Yo no lo creo. No creo que sea esa la finalidad ni del libro ni de la novela. La misión es la historia es la de descubrir a los personajes y te los presenta como si fuera un puzzle. Una pieza de aquí, y otra de allá. Y al final tú te construyes una imagen de ellos. La intriga no es la finalidad, sino el medio.

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Es una obra dura. No se regodea, ni la novela ni la película, en la tragedia. Pero esa tensión entre madre e hijo, es tan intensa, tan dura, que te hace estremecer en muchos momentos. Yo sentí la necesidad de entender el personaje, acabar sabiendo por qué. No sé si lo he conseguido, pero sigo sintiendo una gran fascinación por él. Me gustaría ir a la cárcel y charlar con él horas y horas. Es un personaje, ya, pero es que los personajes tienen vida, este la tiene al menos, o así lo siento yo.

Estaría bien ir a verlo y ver lo que pasa.

Es que sabes, me parece que en el fondo, es una gran historia de amor. Más en el libro que en la película. Kevin quiere con locura a su madre.

Y ahora que lo pienso, lo verdaderamente inquietante de esta historia, es que ninguno de los personajes te acaba por gustar. Hasta el personaje de Franklin, el padre de Kevin, en su aparente bonhomía, me parece muchas veces repulsivo. Es como esas personas llenas de sonrisas y aparentes buenas intenciones que sabes que son fachada, que son falsas, que en realidad ocultan a una persona egoísta y manipuladora. Kevin será manipulador, pero su padre… quizás de ahí ha salido…

A todos los sacas pegas, todos te indignan las más de las veces. A todos odiarías. Pero a la vez, todos son tan atrayentes… tan interesantes de estudiar…

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Como curiosidad, la película empieza con la recreación de una fiesta española que fascina a Eva: la tomatina de Buñol. El rojo es el color de la vida de Eva.

La autora de la novela es Lionel Shriver. La película la dirige Lynne Ramsay.

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Créditos de la Novela:

Tenemos que hablar de Kevin.

Título Original: We need to talk about Kevin

Autora: Lionel Shriver

Traductor: Javier Calzada

Año publicación: 2.007

Editorial: Anagrama

nº páginas: 616

El tráiler de la película:

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El chico de las estrellas. Un libro escrito y vivido por Chris Pueyo.

Cuando decidí que “El chico de las estrellas” de Chris Pueyo era un libro que me interesaba y que merecía adelantar a las decenas de otras historias que están esperando pacientemente que tenga tiempo de leerlas, no esperaba que, además de las cosas que me habían llamado la atención sobre él, fuera escrita por alguien que calza unas zapatillas plateadas. Y cuando al empezar a leer el libro, me di cuenta de este hecho, me alegré mucho y me di cuenta de que el destino había puesto este libro en mi camino a posta.

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Mi presencia en este mundo virtual está marcado por diversos pares de zapatillas plateadas. Las zapatillas y sus dueños, claro. Cuantas noches escribiendo, leyendo e incluso hablando de, a, y con aquel Iago cuya enseña eran unas zapatillas plateadas. Y ahora llega Chris Pueyo.

¿Qué es “El chico de las estrellas”?

Yo creo que es una amalgama de sensaciones. Sensaciones que produce la vida. La vida de alguien al que le han dado algunos palos. Palos de su madre que no supo serlo. Tener un hijo no supone que sepas ser padre. Palos de aquellos con los que su madre intentó ser familia. Palos de esos chicos y chicas que se cruzaban en su camino en el colegio y que les aterraba comprobar que había gente que no era igual que ellos. Y antes de que esos “diferentes” te ganen la mano, mejor machacarlos. Me aterra la imagen de ese pasillo de baldosas amarillas por el que camina el niño Chris. O ese patio lleno de depredadores dispuestos a saltar sobre su presa, “El chico de las estrellas”.

Sensaciones. Sensaciones que produce el chico de las estrellas. Un chico con una imaginación tremenda que construye una realidad paralela. El chico de las estrellas y su alter ego, el chico Chris.

Sensaciones que produce la Luna y esos soplidos.

Sensaciones que se producen cuando el chico de las estrellas se equivoca en sus formas de navegar por la vida y se da cuenta. Y rectifica. Pero duele. Y deja huella. Como le dejó aquella pedrada al grito de “maricón”.

Y darse cuenta de repente que era maricón. Y a mucha honra.

Sensaciones cuando habla de sus amigos del alma. Esos que le defendieron de los malos, que le cogieron de la mano y escucharon sus susurros.

Sensaciones cuando el Chico de las estrellas huye a Londres. Tantos amigos huyeron en su día a Londres… a buscarse, a encontrarse, a soplar a la luna.

Sensaciones cuando el Chico de las estrellas se enamora, que romántico. Cuando el amor se empieza a torcer, que triste. Cuando se destruye, que zozobra.

Las sensaciones dan alegrías, dan tristezas. Producen cosas dentro de uno. Te dan ganas de coger de la mano al chico Chris, de abrazarlo, de darle un beso en la mejilla y decirle: “todo está bien, aunque ahora no lo veas”. Dan ganas de saltar con él de alegría cuando todo parece encarrilado. Y de decirle: “ya encontrarás a esa persona a la que debas enseñar a soplar a la luna”. Pero no dejes a nadie más las zapatillas plateadas, porque ellas solo son tuyas. Por mucho que ames, tus zapatillas, son tuyas. No pierdas nunca tu esencia. Dan ganas de abrazar a la “Dama de Hierro”, esa abuela que decide coger de la mano a su nieto y darle toda su vida, aunque por ley natural no le tocaría. Pero hay gente que sabe ver lo que hay en las personas y ella vio todo lo que había en su nieto. Y no solo eso, que hay gente que sabe ver. Pero ella además decidió actuar. Bien por la Dama de Hierro.

Está confusa esta reseña. Veamos de aclararlo.

Cuando tu realidad te atormenta, las personas imaginativas se crean como un mundo paralelo lleno de magia y de personajes. Esos personajes tienen su correlación en la vida real, pero tienen un nombre mágico. Por eso lo de “La Dama de Hierro” o la “Arquitecta de sonrisas” o el “Chico más guapo del mundo”, (que eso habría que verlo, ejem) y otros muchos. Y tu personaje tiene su correlativo en ese mundo imaginario. Y esta historia es que uno de ellos cuenta la vida del otro, que en realidad es la vida del uno. Y a veces hablan los dos. Y aunque te estén diciendo que su padrastro le zurraba la badana con 4 años, pues parece que no es para tanto, pero cuando te llega dentro, te llena de una zozobra inmensa y te emociona. Parece que es de fiesta, pero te acaba zurrando el corazón.

No queda nada más que decir. Que os recomiendo encarecidamente que lo leáis. Es corto, es muy de “Estrellas”, escrito en azul.

con grandes letras a veces

y con otras más pequeñas.

Todas llenas de sensaciones, como os he dicho antes.

Y tiene una portada chula, muy chula.

Todo es muy chulo en “El chico de las estrellas”.

Ved este vídeo. Es bonito.

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Fer y David. La historia. 4ª parte.

Seguimos mareados. David… le cuesta. Y mira que le gusta Fer…

Yo conocí una vez a un Fer que al final abandonó la lucha.

Por cierto, hablan de una novela, «El lenguaje perdido de las grúas» de David Leavitt. Si tenéis oportunidad, leedla, es una gran novela.

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Por cierto, ¿Alguien sabe que guionistas se encargaron de estas tramas?

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