II Semana del libro: «No abras los ojos» de John Verdon.

Os confieso que para escribir esta reseña me he puesto la Banda sonora que me buscó Dídac para el prólogo.

Y no por nada, sino porque me gustó la elección. Porque hoy os voy a hablar de una novela policíaca.

Ya alguno se rasga las vestiduras por ahí al fondo… ¿Por qué? Disfruta, hombre, leyendo policíaco, que no solo hay que darle a “Los Miserables” o a “Guerra y paz”.

Y no es un clásico, porque claro, hablamos de Hammett, de Chadler o de Ellery Queen o de Simenon, la cosa cambia. Esos chicos están a otro nivel.

John Verdon.

Es un señor que ha empezado a publicar hace poco. En el 2010. Cambió la publicidad por la literatura. Su primera novela: “Se lo que estás pensando”. Me gustó el título, y la verdad es que pasé un rato agradable leyendo. No era perfecta ni redonda… pero… estaba bien.

Pero hoy os quiero hablar de su segunda novela: “No abras los ojos”. Yo creo que ésta es un poco más redonda.

El detective es: David Gurney.

Es un hombre casado, un genio de eso de la resolución de casos. Es relativamente joven, pero ya está jubilado de la policía de Nueva York, y retirado con su mujer en el culo del mundo: en una montaña perdida, rodeados de animales salvajes, de nieve en invierno, de viento y lluvia en otoño…

Pero sabes, un sabueso como él, que lo único con lo que disfruta es la resolución de los casos más intricados y con llevar a la cárcel a esos chicos/as malos/as… no… no puede ser… y no es, porque lo buscan para solucionar asuntos difíciles, imposibles… En este caso lo busca un poli enfadado con sus superiores: Hardwick. Un policía rudo, que saca de quicio a nuestro protagonista la más de las veces, aunque reconoce que en el Condado al que se ha ido a vivir, es de lo más sensato que viste uniforme. Bueno, es que el resto del cuerpo policial del Condado es… patético. Vale, eso suele suceder en toda novela policíaca que se precie.

Pues que sepáis que este libro me distrajo en los tiempos duros de este verano.

El caso:

Jillian, una chica que está medio zumbada. Su madre que es la que paga las facturas del detective Gurney, no puede evitar decir que era una desequilibrada y un montón de cosas más. Pero… eso no quita que como madre, la jod… digoooo…  la fastidie que la maten, el día de su boda, cortándole la cabeza. Sospechoso: El jardinero. Mejicano. Un tornillo. Le falta un tornillo.

Cuando digo que la asesinan el día de su boda, digo que la asesinan en el jardín de su casa, con todos los invitados y el catering rodeándola. No que después, en la soledad de su matrimonio, la maten… no. Eso sería muy fácil.

4 meses de investigación. 4. Y ni idea. La policía no tiene ni idea.

Hardwick, el policía enfadado porque lo retiraron del caso, influye en la madre rica para contratar al detective Gurney, David para los amigos y para la mujer, claro.

Y la cosa va avanzando. Evidentemente si no avanza con el protagonista… apaga y vámonos.

Espera espera, que cambio de música… pongámonos ya música de intriga:

Dale al play y seguimos.

Yo en este tipo de novelas, bueno, como casi en todas, yo creo que comentar demasiadas cosas es un error. Yo soy más partidario de decir que me lo pasé bien leyendo. Que me olvidé del mundo mientras lo hacía, y que llegado el punto culminante, la acabé de un tirón. No, no trasnoché, pero si madrugué. Una de estas noches de despertarme a horas tan intempestivas como las 4,30 o las 5,00 de la madrugada, pues… la acabé sin pestañear. A las 8, un zumo de naranja recién exprimido, un tazón de café con leche, y un actimel. No recuerdo si tocó ese día tostada con mermelada de ciruela. Es que este verano he tenido algunas de esas mañanas… y alguna de esas noches toledanas… y luego una ducha para disimular. No, no me maquillé las ojeras. Sí, tenía ojeras.

El personaje es interesante. El del detective, digo. Bueno, casi todos los personajes que aparecen son complejos, llenos de matices. David Gurney tiene una relación difícil con su mujer y consigo mismo. Y con un hijo de su mujer anterior. Lo deja todo por conservar su matrimonio… aunque eso suponga morir un poco, porque su vida es la policía, aunque su mujer no lo acaba de entender. Ella está centrada más en sus necesidades. Sería un tema interesante para hablar. Pero quizás se escapa de este escrito destinado a la II Semana del Libro 2012. Me lo recordáis si eso. (Como no me recordáis nada de lo que os pido… en fin)

Ahora que repaso el escrito, antes de darlo por concluido (qué pedante me acabo de poner), me he acordado de una gran dama del misterio: P.D.James. Hace tiempo que no leo nada suyo nuevo. Una pena, era una mujer que me encantaba. Y ahora buscando, he visto que el año pasado ha publicado una nueva novela… ¿A qué están esperando para traducirla? A callar, que la acabo de ver traducida y a la venta. ¿Alguien me la regala? ¿No? En fin… era por ver si colaba…

Por cierto John Verdon tiene una nueva novela. ¿Alguien me la regala? Podéis regalarme las dos… (¿Cómo se pone el emoticón de santo?).

¿Habéis visto que locura de reseña? Para que luego os de corte enviarme las vuestras… sssstáis a tiempo, queridos/as.