Mordiendo, que es gerundio.

Me acabo de quedar mirando como un tonto la pared de enfrente. Y ¿por qué?

¿Tendrá algo que ver con los Juegos olímpicos?

Es que lo anterior a quedarme extasiado con la pared de enfrente ha sido mirar las fotos de las deportistas españolas que han ganado medalla y que siguiendo no sé que tradición no escrita, o escrita e ignorada por mí, o arraigada petición de los fotógrafos, muerden las medallas para comprobar que no son de pichiglas. Lo cual es una bobada porque en realidad no son de oro, ni de plata, ni de bronce. O al menos no lo son en una gran proporción, como mucho un bañito y santas pascuas.

Por eso no entiendo lo de morderlas. Vale no son de chocolate. Pero… tampoco valen una mierda. Y se me ocurre otra pregunta ¿Tan poco nos fiamos? Tú, si tú… ¿te fías de alguien o algo? ¿Me fías unos miles de euros?

¡Ah! Vale que a lo segundo que no… que no te fías-me fías. Bueno, oye debía intentarlo.

Después de tener este pensamiento viendo las fotos de nuestras deportistas ganadoras me he quedado en blanco mirando la pared…

Vale, ahora me he quedado otra vez en blanco…

Casi a lo mejor me voy a la cama y a lo mejor, en sueños se me ocurre y/o recuerdo a dónde quería yo llegar. Si es que quería yo llegar a alguna parte. Quizás me ponga a soñar con que gano una medalla en las olimpiadas (ufff, solo de pensarlo ya me duele todo el cuerpo) y vea a qué conclusión llego, o si siento la necesidad de morder el metal para comprobar que es metal. Quizás tanto esfuerzo durante muchos años trabajando, porque en realidad ¿quién va a ver los domingos al equipo de gimnasia rítmica? ¿Y a las de natación sincronizada? Por cierto, ¿alguien se acuerda de que eramos buenos en gimnasia rítmica? Pero ya parece que no… ¿Quién va a ver a los de water polo? Por cierto, eramos buenos antes en Hockey sobre hierba. ¿Ha sido por la sequía que se nos ha secado la hierba? Y como no hay dinero para regar… la crisis, ya se sabe.

Digo que si no podemos creernos cuando tras mucho trabajo ganamos algo, si por ejemplo mañana se presenta en mi casa mi novio en otros tiempos soñado y esperado, ¿debo morderlo como las gimnastas a las medallas? No, no me refiero a morder como sinónimo de… XXXXXX eso. No. ¿Y dónde debo hincar el diente para comprobarlo? Y si mañana me publican un libro ¿Debo comérmelo? ¡Y si me lo publican en formato digital ¿Debo morder la pantalla para comprobar si es verdad?

Hombre, había que hacer algo, inventarse algún modo de comprobar que ciertas cosas que estás viviendo o que has vivido son ciertas. Yo tengo la impresión en algunos momentos que todo esto de ellos blogs es mentira, que no existen. Vosotros… sí vosotros… ¿Existís? ¿No sois robots? Como no os he mordido no sé…

Bueno, mira el caso es que me voy a ir a dormir, porque no encuentro el discurso que perdí en el momento en que me quedé como un bobo mirando la pared. Y no hago más que el gesto de morder así y tal, por ver si recuerdo… pero no… no recuerdo como se muerde. 😉

Por cierto. Los chicos guapos, inteligentes y cariñosos… ¿existen?

¿sí?

No, no debe ser, porque intento morderlos y no… muerdo en vacío, así que eso debe ser otra ilusión de esas.

Me voy a la cama.

PD. Me ha hecho ver alguien que con ese título, parecía que se iba a encontrar un relato erótico. A lo mejor os habéis sentido decepcionados…  si es así y tal me lo decís y rápidamente escribo una pequeña escena de cama, o de diván, o de suelo, o de coche, o de baño público, o de baño privado, o de jardín con los búhos cantando…

PD1: Y ahora que lo pienso… ¿Por qué no habéis pensado al leer el título que era un post sobre gastronomía?

PD2: sigo pensando. ¿Y sobre dentistas o sobre prótesis dentales, o sobre implantes o como se llamen? Podía ser ¿no?

El derecho a elegir. ¿Los feos podemos?

El otro día veía un mediometraje francés que se llamaba “Devotée”. Trataba sobre la búsqueda del amor y del placer sexual de un hombre que no tenía ni manos ni piernas. Un medicamento que tomó su madre mientras estaba embarazada, le hizo nacer con malformaciones. Él se arregla bastante bien con su vida, sus prótesis y demás. Pero… está solo.

El sexo no es un problema. Siempre están los chaperos, y la gente que tiene como fetiche hacerlo con personas de estas características. Pero… en general estos últimos, van a satisfacer solo su placer.

Aparece un chico guapísimo que parece que es distinto a los demás. Hablan por MSN mucho, y al final se decide a ir a su pueblo. Tiene un cuerpo maravilloso, y recorre a pie una gran distancia para llegar lo antes posible a la granja en dónde vive el protagonista. Llegan, toman algo, y al catre. Lo hacen… y cuando el chico maravilloso y estupendo enciende su cigarrito, el otro le pregunta: «¿Y yo?».

El otro le mira sorprendido. Estaba tan centrado en su placer que ha pensado que era el mismo que el de su partenaire en ese momento. Pero no… “No me has besado” dice el otro. Y otras muchas cosas que le va diciendo que le hubieran gustado.

El otro le mira en un primer momento como diciendo: “tío, que yo soy estupendo, soy guapísimo, joven, tengo un cuerpo de infarto… ¿No es suficiente? ¿Crees que vas a encontrar alguien mejor?” “Si te estoy haciendo un favor, hombre”, dice con su mirada el chico guay.

– Hablando por MSN contigo parecías distinto a los demás. Las cosas que decías… pero veo que eres como todos.

Duermen.

El chico piensa. Le da vueltas al asunto. Intenta… pero no… al cabo de un par de días, coge su mochila y desanda el camino del primer día. Seguro que iba enfadado porque un tío inválido y feo, y mayor, le había rechazado a él, guapo y estupendo. Y ciertamente estaba estupendo.

Porque a veces parece que los feos o los gordos o los viejos, no pueden elegir. Parece que nos tenemos que conformar con cualquier cosa, con las migajas, con los que quieran cargar con nosotros. Tenemos que decir que sí al primero que nos diga «¡hola!». Porque somos una carga, para que negarlo. ¿A que sí?

Una vez un amigo me dijo algo así. Que claro, era muy difícil que lo que yo buscaba llegara. Debió ser aquella vez que conocí a un hombre que parecía me hacía ojitos. Pero… no me llamaba la atención en ningún aspecto. «¡Es que claro, pides mucho!» Entonces aunque ese hombre no me gustara, como no tengo otra cosa ¿debo decir que sí?

Claro, luego hay otra pregunta. ¿Solo o mal acompañado? Quiero decir que si yo mañana a lo mejor debo elegir entre juntarme con alguien que no me gusta, o quedarme solo, y morir en mi mecedora, calentado por el sol de otoño que se cuela por la ventana. Y cuidado, porque esta pregunta, las respuestas posibles, yo creo que son igual de respetables: aquél que se junta con otro porque necesita estar acompañado, y aquel que espera a una persona que le guste.

En la película que os digo, al final acaba bien, o al menos con esperanza. Pero… es curioso, porque encuentra a un hombre que tiene también un problema, y que se siente por ello solo: tiene un miembro viril muy grande. Creo que hay en esto un poco de coña marinera… pero bueno. Aunque tomando el miembro viril como un problema cuando es grande, y sin ver un cierto sarcasmo en la situación, podríamos colegir del escenario propuesto, que los raros, solo pueden encontrar algo entre los raros. Aunque una de esas rarezas, para los mitos, sea considerado el sumun de la suerte.

Aunque se me ocurre otra pregunta: ¿Quién no es raro?

Repito, en la peli acaban con rayo de esperanza. Yo, me voy a una cueva perdid

Por cierto, estos días sueño con mi príncipe azul, así que estoy esperanzado. Lo único, joder, que si lo veis, que le deis mi telefono, para ir andando camino… porque estar está… si supierais lo nítido y bien que lo veo en mis sueños…

Esta foto no solo representa el físico del príncipe de mis sueños, sino también su interior.

Ains.

¿Qué hacemos por Navidad?

Un sábado por la tarde, y más si es de esta semana que en España tenemos muchas fiestas, es un día poco propicio para escribir un algo y que haya personas ahí que se pongan a leer. Hace tiempo que es claro que el sábado y parte del domingo, son unos días que los blogs parecen no existir. Iba a poner unas meditaciones sesudas y tal, pero mejor las dejo para otro momento.

Por contra os voy a pedir que me ayudéis a decidir lo que hacer estas Navidades en el blog. Otros años escribo un cuento de Navidad. O podríamos hacer entre todos una lista de canciones que nos hagan felices, como alguna vez también he hecho en el blog. O puedo irme de vacaciones blogueriles, o…  a ver que se os ocurre.

Os dejo con un poco de música: David Archuleta: