Pues… que toca otra vez Joan Pedrola.

Pues sí, porque aprovechando que en Madrid se está celebrando la Pasarela Cibeles, ahora llamada Madrid Fashion Week, y como en otras ocasiones ha venido a desfilar Joan, pues le traemos por aquí.

Y así de paso reivindicamos en esta pasarela más desfiles de hombre. Que parece que los chicos no tenemos derecho a ir guapos. En Madrid, claro, que en otras pasarelas si que hay más hombre.

Aprovecho para solicitar a mis miles de lectores que, si encuentras fotos de nuestros modelos de referencia, Joan Pedrola, Alejandro Rodríguez, River Viiperi, Jon Kortajarena, Nicolás Ripoll… que me las envíen para publicarlas.

Y ya, vale de palabras, y recordemos algunos trabajos de Joan.

No ha quedado mal la selección de fotos  que he hecho. ¿verdad?

Y ni se os ocurra llevarme le contraria… ¡¡hummm!!

Y pinchad aquí para ver otras fotos de Joan Pedrola en «El rincón de tatojimmy».

Cosas de gays: (música de tensión) ¡Al ataque de los Goya!

Cuidadín, cuidadín… que llega el lobby gay… y os va a convertir a todos en maricas… ¡¡huuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!

Ahora mismo me sale esa expresión tan castiza:

¡Alucina, vecina!

El otro día me pasaba Chevy un enlace de una crónica sobre los Goya de este año. Era del grupo ese que tiene tanto aprecio por los gays, y que son un poco exaltados. Esos que son muy tolerantes, y nada exuberantes al exponer sus ideas. Y no, no voy a poner el enlace, que viven de la publicidad. Y un click es pasta.

Hablaba este atinado articulista sobre el “ataque” que ha sufrido este año los premios Goya, por el lobby gay y por el lobby catalanista. Porque ha ganado “Pan Negro”. Porque cualquier otra película era mejor que esa. Porque la dirige al parecer un director que es gay, y porque es una película rodada en catalán. Y porque está ambientada en la época de la posguerra civil española, y porque parece ser que hay buenos y malos, y no están muy de acuerdo con que los malos sea los caciques, y los dirigentes falangistas de la época. Y porque la trama, en realidad, gira en torno a un hombre gay, y su relación con un poderoso. Relación amorosa, me refiero. Y como en aquella época, los gays de familia bien, descubiertos por el patriarca, tenía un tratamiento distinto al pobre que no tenía esa posición social. Y todo este circunloquio para no desentrañar demasiado la trama… porque me imagino que ahora que ha ganado tantos Goyas iréis a ver la película… porque a parte de todo esto, es una gran película. Y habla de otras muchas cosas, y en realidad, no hay buenos en la película.

La verdad es incomprensible esta paranoia que tienen muchos sobre los gays, sobre un supuesto lobby, y sobre esa idea de que los gays debemos ser un peligro para la familia, o para la sociedad… Claro, es que lees a esta gente, y alguien que no tenga las ideas muy claras, o que tenga un ambiente hostil a su alrededor, hacia los gays, no me extraña que se esconda en sí mismo, y reniegue de su ser y de todo lo habido y por haber. Y no acabo de ver el peligro que suponemos. Para nada, ni para nadie. Pero es que además, muchos de estos escritos, de estas diatribas, destilan tanto odio, tanto asco, que es imposible no preguntarse ¿Por qué?

Quizás estos mismos ataques los sufrieron no hace mucho tiempo las mujeres, y los movimientos que surgieron para conseguir la igualdad de derechos con el hombre. No olvidemos que, hasta hace poco tiempo, las mujeres no podían hacer nada sin el hombre de la casa. Y la lucha contra esa desigualdad, llevó a muchos hombres a decir y hacer cosas verdaderamente vergonzosas. Y aún hoy, en muchos círculos, las mujeres siguen siendo algo “inferiores” para muchos. Ese concepto de propiedad que tienen algunos hombres sobre sus parejas, los maltratos, son buen ejemplo. O la discriminación a la hora de optar a muchos puestos o trabajos.

La verdad deberíamos ponernos a pensar en ese miedo que levantamos en algunas personas. ¿Qué piensan que vamos a hacer? ¿Lo diferente asusta tanto?

Cada vez que pienso en este tema, y a lo mejor ya lo he citado alguna vez, me viene a la cabeza la película o la novela, da igual “Un hombre soltero”. El personaje hace una clase en la que cuenta a sus alumnos, que la sociedad tiene miedo de los distintos. E intenta hacerlos invisibles. El problema es cuando los invisibles distintos, quieren hacerse visibles.

¿Será que alguno piensa que un hombre, puede convertirse en gay por ver a otros hombres besándose en el portal? Entonces… ¿Por qué los gays no nos hemos convertido en heteros, al ver toda la cultura predominante, en los que se besan siempre son hombres y mujeres? ¿Os imagináis una película de Spilberg en el que el héroe se enamore de su ayudante hombre, sin que sea una película que trate los problemas de exclusión de los gays? Por ejemplo, Indiana Jones. ¿Os imaginéis un personaje de ese tipo gay?

Es que además la argumentación me parece absolutamente absurda. Si en una cosa se han caracterizado los Goyas en muchas de sus ediciones, es en premiar a una película que no partía como favorita. Es más, encontraría más lógico que, si hubiera ganado la película de Alex de la Iglesia, o de Icíar Bollaín, dijeran que han ganado porque son el Presidente y la Vice-presidenta de la academia. Y sería igual de falso, porque los dos son grandes directores, y no necesitan hacer eso. Los dos han ganado muchas veces Goyas con sus películas, cosa que no ha pasado con las películas de Agustín Villaronga, siendo un gran cineasta. Lo que pasa es que posiblemente, sus películas anteriores sí sufrieran un punto de discriminación, por ser algo escabrosas, y porque muchas veces sus personajes son gays. Recuerdo todavía su primera película, “Tras el cristal”. Película maravillosa, pero dura. Y recuerdo además los problemas que en un principio tuvo para estrenarse.

Es curioso, porque el otro día, cuando veía las fotos de algunas webs de la alfombra roja, me di cuenta que no había parejas hombre-hombre posando. Ninguno de los gays que hay en la academia, creen conveniente llevar a sus parejas, y posar con ellas. Y me imagino que hay muchos que están en pareja, porque gays, hay unos cuantos, tanto actores como directores, etc. Y siempre he echado en falta ese punto de valentía y reivindicación en ese colectivo, que en otros temas son tan beligerantes. Y pensaba yo escribir largo y tendido sobre el tema y mira por donde, vienen estos de esos medios tan “progresistas” y se quejan de lo contrario, y me cambian el guión.

Todo se arreglaba diciendo que no les gustaba la película, y que debía haber ganado otra. Pero no. Debía achacarlo al lobby gay. Cuando gana Almodóvar… ¿Gana por el lobby gay? ¿Y cuando lo hace Amenábar? Y cuando gana una película dirigida por un hetero ¿Es que el lobby gay se ha echado a dormir? Y ya, cuando argumentaba que Icíar Bollaín estaba enfadada por haber perdido, y que no se iba a presentar a Presidenta de la Academia, cuando eso lo dijo semanas antes, y no por ganar o perder Goyas, sino a consecuencia de la situación que había provocado Alex de la Iglesia, con su posicionamiento en contra de la Ley Sinde, y su posterior dimisión, y el lío que se formó.

Pero este señor, como casi todos los que escriben en los medios, adecuan la realidad a lo que quieren demostrar. Y como todos hablan sentado cátedra, pareciendo que son los enviados de Dios y tocados por su divinidad, algunos de los que leen, se lo creen.

Pero ni caso chicos. Todos merecemos ser felices, y vivir como somos. El único límite, como siempre y en todo es, no hacer mal al prójimo. Los gays, incluso, tenemos derecho a que si hacemos algo bien, nos den un premio.

Había alguna teoría, que a veces se ha demostrado acertada en muchos casos, que los más homófobos, en realidad, son gays reprimidos. Pues entonces somos muchos más que los que dicen… sisisisisi.

Venga, va, a ver si el lobby gay consigue que me den el premio de la primitiva. O se lo diré al lobby catalanista.

Y digo yo. Lo normal hubiera sido criticar a Buried por ser una película hablada en inglés. Y rodada en Barcelona, si no me equivoco.

Será que el director no es gay. Ni el actor. O que el inglés es cool.

 

Los 7 secretos. Meme.

Este post se lo tengo que agradecer a Parmenio y a Peace for ever. Si alguno más me lo ha pasado, y no lo he visto, que griten, que les añado. Ains.

Ya lo citaba creo que Parmenio: los 7 secretos de Enid Blyton. Me gustaban esos libros. Y los de “los cinco”. A su autora siempre se la acusó de simplista, de poco imaginativa, de poca calidad, pero a mí me entretenían, y conseguían que me sintiera uno de ellos. Cada novela que leía, luego pasaba días y días imaginándome como uno de ellos. Quizás era la forma de vivir unas aventuras que nunca me atrevería a hacerlo en la realidad. Me hubiera gustado se tan valiente y decidido como Julián, o como Dick, que era el personaje que más me gustaba, y no tiene nada que ver con otro significado de esa palabra. Ejem.

Y es que quizás los libros, sean la forma que tenemos algunos de ser distintos. Si somos tímidos, como mi caso, leer las apasionantes aventuras de un hombre valiente, identificarte con él, es la forma de gustarte un poco más, aunque sea en los sueños.

Porque yo sueño. Continuamente. Si leo algo que me gusta, inmediatamente lo incorporo a mis sueños. Claro, los que puedes controlar, los que haces despierto en el autobús, o cuando conduces. Por ejemplo, en mi último viaje a Madrid, hace apenas unos días, durante todo el viaje de ida, fui soñando con una historia. De hecho, yo creo que el coche llegó solo al hotel, porque apenas recuerdo detalles del viaje. Pero por una vez, recuerdo la historia que me estaba inventando. Una historia que quizás escriba algún día. Aunque no sé, lo comenté con un amigo en Madrid, y me dijo que era muy poco original. Me chafó un poco, pero bueno. En realidad hay muy pocas historias originales. La diferencia entre unas y otras es la forma de contarla, y la forma de escribir el que lo cuenta. Y por supuesto, la mía es inmejorable, y de las más atractivas que se puedan encontrar ahora mismo, no solo ya en internet, sino en el panorama literario mundial. Es broma, no vaya a ser que aparezca alguno por ahí que me diga que soy un presuntuoso.

Porque sabes, no tengo ninguna autoestima sobre mi escritura. No, no es tampoco que piense que lo hago fatal, pero, no lo suficientemente bien. Ya he dicho muchas veces esto. No es ningún secreto. Ahora que pienso, no tengo ninguna autoestima en nada. La he ido perdiendo. Y estoy convencido de que se lo debo a mi padre. Está consiguiendo conmigo lo que ya hizo con mi madre. Pero ¿Cómo demuestras esto? Estas cosas, los que las practican, lo hacen de tal forma que son imperceptibles para la mayoría. Tú fíjate que, ha tenido que morirse mi madre, para que mis hermanos y mis sobrinas acaben por conocer al abuelo. Porque mi madre hacía de tapadera de sus cosas. Mi madre que era una mujer moderna, abierta, con muchas ganas de viajar, de hacer cosas, de aprender inglés a los 60 años, por ejemplo, que empezó a estudiar una carrera cuando las mujeres no estudiaban, que sacó el carnet de conducir, cuando las mujeres era siempre el paquete del marido… la pobre se quedó medio deprimida, a la sombra de mi padre. Pero eso no quiere decir que mi padre sea malo, o que la gente que es igual que él lo sean. Hacen mal, y destruyen a quién tienen al lado, sí. Pero no necesariamente son malos. Sencillamente, ellos se sienten inferiores, perdedores, tienen complejos, y una forma de defensa es provocar que los demás tenga esos mismos complejos, o mayores, para él ser mejor. Esto tiene un par de post, sí. Porque además es el juego que quieren hacer con los gays, aquellos que nos tienen miedo, y nos desprecian. Y lo malo, es que con muchos, lo consiguen. Y hacen que esas personas, sin que apenas se den cuenta, porque no son conscientes de los condicionantes que restringen su libertad de decisión, sean unos desgraciados, renuncien a vivir la vida que merecen, y creen además que son ellos mismos los que toman esa decisión voluntariamente.

Yo debería haber sido actor. Sí. Ese afán mío por protagonizar esas historias que leo… mi camino natural era la actuación. Pero en mi caso, si lo hubiera contemplado en algún momento, esa expresión de “mucha mierda” que se suele dedicar a los de la farándula cuando estrenan una obra, hubiera sido literal, porque me hubiera cagado antes de cada una de las actuaciones. Aunque por otro lado, la escena mundial está llena de tímidos patológicos. Y ninguno de ellos cuenta que se le afloje el esfínter a cada momento. Por cierto, no sé por qué los correctores de Word o de Open Office, no reconocen palabras como “esfínter”. Ni otras partes de la anatomía del hombre. Volvamos al tema. Pues sí, me veo en lo alto del escenario, saludando al público que aplaude y aplaude mi actuación durante 20 minutos . Que bonito. Vale, vale, otra versión de este sueño, es yo, Jaime, como escritor de éxito, con una cola de 43845755 personas en la feria del libro de Madrid, esperando que les firme un ejemplar de uno de mis libros, y a Julia Otero entrevistándome para su programa de radio. Y yo diciéndole: “Antes de nada Julia, quisiera decirte: “L” Y ella todo emocionada, me da las gracias y tal y cual.

Aunque por otro lado, luego empiezo enseguida a ver los problemas de la fama. Y esa relación medio endogámica que se establecen en todos esos mundillos. Y no me convencen. Menos mal que nunca seré un escritor de éxito, y menos un actor idem.

En esos sueños, como constante, siempre me veo rodeado de gente. Millones de amigos. Risas, reuniones en casa, y tal y cual. Pero luego en la vida real, cada vez tengo menos ganas de ver gente. Es curioso. Yo que siempre he buscado la compañía de amigos, cada vez… no sé. Quizás sea porque cada vez sepa sentir menos el cariño de los que me rodean, o que cada vez me veo más incapaz de hacer entender a los demás que me importan. O me sienta como un estorbo a veces.

Y sabes, ya vale, que… esto está quedando largo y aburrido. Vale, no, porque yo escribo la mar de divertido y tal, y mi literatura es ligera, atrayente, y se lee maravillosamente bien.

Y esto han sido mis secretos. No los he contado, pero creo que van unos cuantos más. Y yo lo pasaría a no sé cuantos blogueros, según dicen las normas, pero mira, los que lo pudieran hacer, ya lo han hecho, y a los demás que se lo pasaría encantado, van a pasar como de la mierda. Así que me quedo con mis secretos, y con los de las personas a los que se lo enviaría.

Si es que en el fondo, me estoy volviendo en un ser abyecto, egocéntrico y egoísta.

Por cierto, si alguien me cita este texto, repito, lo negaré.

Una carta de amor, por San Valentín.

Amor:

Llevo días pensando en que regalarte por San Valentín. Es la primera vez que tengo oportunidad de regalar algo a alguien en este día.

Si alguien de mis amigos leyera estas líneas, se caerían de la silla del susto: Yo que siempre he sido el mayor atacante a semejante día; Yo que siempre he dicho que es una fiesta inventada por El Corte Inglés, para vender en mitad del mes de febrero, que es un mes jodido de ventas. Pero mira, aquí estoy, pensando en que comprarte por este día.

Aunque al final, creo que solo te escribiré esta carta. Sí, sí, no me lo digas, ya lo sé. Estoy en contra de cualquier cosa que suene a romanticismo, o esas polladas. Por eso no sería capaz de decirte todo esto de viva voz. Y si hablas alguna vez de esta carta a alguien, te juro que lo negaré, no ya tres veces, como negó San Pedro a Dios, sino un centenar de millones. Quedas avisado.

Y es que, sabes, se ven las cosas distinto teniendo pareja o no. Quizás el año que viene, si estamos juntos, ya no sea como ahora. No será peor ni mejor, pero seguro que distinto, será. Pero de repente, para mí que no tenía ninguna esperanza de encontrar a nadie que me gustara y que le gustara, esto es una novedad que me hace sentir loco de alegría, de… me hace no ya tener mariposas en el estómago, sino una bandada de estorninos. Y no me preguntes que es un estornino, pero quedaba bien, y culto y tal.

Ahora mismo… ahora mismo estaba recordando ese día que nos conocimos. Viniste de paso a Burgos. Y estuvimos paseando por el centro, y eso que llovía como nunca. Y me sorprendiste. Me hiciste sentir a gusto contigo enseguida. Ese día creo que me enamoré de ti.

Pero tú de mí no. O lo disimulaste. O no te enteraste. O te lo negaste, y de paso se lo negaste a todos.

Luego me fui a estudiar a Madrid, y ahí fuimos intimando… hasta que un día, hace como unos 8 meses (estoy disimulando porque sé perfectamente que son 8 meses el 17) me diste un beso. Fue jugando. Ese día jugábamos al streep-monopoly, con Fermín, Salva y Maxi. Y ya estabas desnudo, y entonces tocaba pagar prueba. Sacaste la carta, y era dar un beso con lengua a los que tuvieras sentado al lado. Empezaste con Maxi. El beso debía durar 30 segundos al menos. Cumpliste. Luego te giraste hacia mí. Y empezaste a besarme como si fuera un trámite, pero en unos segundos, el beso cambió. Te pusiste nervioso, recuerdo. Llegaste a empalmarte un poco… te tapaste rápidamente. Disimulaste como pudiste.

Pensé que no te gustaba que yo te molara. Estuve el resto de la partida como en una nube. Tú en cambio no dijiste nada. La dejamos enseguida, porque esos notaron que estábamos incómodos. Te vestiste a todo correr, y te fuiste alegando que habías recibido un mensaje del hospital, y tenías que ir a trabajar.

No te molaba que te gustara un crío como yo. Y luchaste dos meses contra ello. Dejaste de llamarme. No cogías mis llamadas. Salva estaba preocupado por mí, el pobre. Ya le expliqué que ya me había dado cuanta mucho antes de que luchabas contra ese cariño que sentías hacia mí, y que era patente para cualquiera que estuviera con nosotros. Y que nada puedo hacer contra alguien que lucha con sus sentimientos, o que tiene vergüenza de que le asocien sentimentalmente conmigo.

Pero Maxi y Salva no se rindieron y nos tendieron una trampa. Cuando llegué al Starbucks y al bajar las escaleras oí tu risa, me di la vuelta. Maxi estaba detrás y me lo impidió. Yo le dije que eso no me gustaba. Discutimos y tal, y yo le espeté que no quería tener nada que ver con alguien que se avergonzaba de mí. Pero al final, sabes, me convenció de bajar y pasar la tarde todos juntos.

Estabas arrebatador. Estos se las arreglaron para que nos sentáramos juntos, y eso que intenté por todos los medios ponerme en la otra esquina. Charlamos y tal, y nos reímos, contaste algunas anécdotas del hospital, y cuando quisimos darnos cuenta, nos quedamos solos. Estos fueron al servicio, aunque creo que lo hicieron en la otra punta de Madrid, porque no volvieron a aparecer. Siempre he tenido la duda de si esa encerrona la planearon ellos, o tú. No sé.

De repente nos quedamos en silencio. Yo bajé la cabeza. Tenía ganas de irme, pero no sabía como hacerlo. Ya me había acostumbrado a la situación anterior, de resignación, y no quería otra vez empezar con los come-cocos y tal. De repente me cogiste la mano. La pusiste sobre la palma de tu mano izquierda, mientras la cubrías con la derecha. Me preguntaste con un susurro: “¿No me vas a mirar?”.

Yo reaccioné mal. Retiré la mano y me levanté de un salto. Cogí mi mochila, me metí las chanclas en los pies, y me giré para irme. Recuerdo que te dije algo así como: “Mira Marcos, tú no quieres esto, yo ya estoy hecho a la idea, no me jodas la existencia”.

Pero me retuviste.

Y hablamos. En realidad, hablaste.

Y te declaraste.

No me lo creí ¿sabes? No, porque no se puede cambiar tan de repente que alguien se avergüence de ti. Y eso no quería ¿sabes? Hasta hacía unos meses, antes de ir a Madrid, me avergonzaba de mi mismo. Me costó superar eso, y mi sexualidad, y el verme en el espejo y no gustarme, y… no quería que me vinieras tú ahora a demostrarme cada vez que quedamos con tus amigos, o que nos encontramos con ellos, que me das la espalda para que no te relacionen conmigo, y permanentemente buscando escusas que pudieran justificar que nos conociéramos y que… vamos, que te avergonzabas de mí. Soy un crío a tu lado, y no soy arrebatadoramente guapo, ni tengo un cuerpo de infarto, ni soy ingenioso, ni nada especial en nada. Cualquier excelencia en esos puntos hubieran mitigado que fuera un criajo a tu lado. Pero no era el caso. Tú intentabas disimularlo pero yo empezaba a conocer tus gestos, y tus miradas.

Me costó pararte la euforia. En el fondo era lo que deseaba más en el mundo. Me había dado cuenta de que no tenía muchas posibilidades de amor. Los que gusto, no me gustan, y viceversa. Te dije que iríamos poco a poco, que no quería sentirme rechazado por la persona que dice que me ama. Lo entendiste, intentaste negar la mayor, pero te diste cuenta ya al fin, de que soy joven, pero no idiota. Y que muchos no sepan ver en la gente, no quiere decir que todos no sepamos leer lo que hay entre líneas de las personas que tenemos al lado.

He de reconocer que has pasado las pruebas. Y con nota. Y que me has hecho sentir en estos meses como alguien importante. Me has hecho sentir que soy el centro de alguien, que soy el centro de tu existencia, y eso, sabes, es una experiencia que no creía que pudiera sentir nunca en mi vida. Has conseguido que duerma toda la noche seguida apoyado en tu pecho, o que te abrace por la espalda, cuando te das la vuelta. Has conseguido que cambie el concepto de tiempo que tenía. Sí, sí, el tiempo va a otro ritmo desde que estoy contigo, cuando estamos juntos. Todo parece que entra en estado de “cámara lenta”. Las caricias son mas largas, las sonrisas con más amplias, la luz cambia… los problemas desaparecen, los dolores se mitigan…

Llevamos pues, 5 meses juntos. Acordamos declarar el 15 de septiembre, como nuestra fecha de inicio oficial de nuestra relación. Y me has hecho feliz. No soy un iluso. Sería fácil decir que esto va a ser así toda la vida, y esas cosas que se suelen manifestar. Pero sería pecar de romántico, pero de los ilusos. Yo voy a luchar porque esto dure lo más posible. Si puede ser toda nuestra vida, mejor que mejor. E intentaré seguir diciéndote cada día cuando nos veamos, con la misma intensidad y sinceridad:

“Marcos, te amo.”

¿A que te ha gustado mi regalo de San Valentín? Y no me ha costado ni siquiera 1 euro. Para que veas que no he traicionado todos mis principios sobre este día.

Como dicen en un blog que suelo leer:

Besos.

Muchos.

Envueltos en abrazos… de los apretados, de los eternos.

PD. Te amo.

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Notas:

Hay otra carta de amor por San Valentín. Pincha aquí si te apetece leerla.

Y más cartas de amor, si pinchas aquí.