La vida es impredecible, sinuosa. (3)

Un día lo vemos todo de color de rosas. Al siguiente, es color avellana. El martes nos apetece cenar una tortilla de gambas, y el miércoles, empezamos un régimen en el que solo podemos cenar: nada. Las cosas no son como queremos, ni siquiera como esperamos. Todo cambia, nada es inmutable. Hasta nuestros sentimientos cambian. Nuestra forma de pensar. Hoy, nos engañamos con que Matilde es la mujer de nuestra vida, y mañana creeremos que Serafín es quién nos va a acompañar de vacaciones, antes de separarnos definitivamente.

Hoy creeremos conocer a Carlos, pero en realidad no nos conocemos ni a nosotros mismos. Cualquiera que nos mire con ojos de querer ver, sentados en cualquier rincón del planeta, sabrá más que nosotros mismos. ¿Tienes mirada asesina? ¿Matarías a alguien? Seguro que contestas que no con rotundidad. Pero mejor será que no te veas en la situación, o que te encuentres con alguien con la suficiente capacidad de persuasión, porque al final matarás a cualquiera, hasta a Hilario, tu amigo del alma, y de quién estás secretamente enamorado desde el parvulario.

Mejor que la vida no te ponga a prueba.

En una mesa del fondo, está sentado un chico de unos 16 años. Con una media melena que enmarca su rostro de adonis. Sus ojos son oscuros, que contrastan con su pelo rubio. Pasa las páginas del Marca, como si le interesaran, pero en el fondo, nada le interesa. Asoma en su mirada un toque de indiferencia y hastío de todo.

Espera.

Es el hermano de Darío, el camarero. Desde hace unos años, dos aunque para él es casi toda su vida, es además su padre. Y su madre. Y odia a su hermano como lo hubiera hecho con sus padres si hubieran vivido lo suficiente para que le disfrutaran a esa edad. En realidad no es odio. Es fastidio. Porque en el fondo, fondo, le ama profundamente. Aunque no lo sabe, y menos, lo reconocería en voz alta, aunque dependiera su vida de su confesión.

Esnifa.

Darío, su hermano, no lo sabe. Ni el jefe de Darío, que les quiere como si fueran sus hijos. No lo saben sus profesores del instituto, aunque Margarita, la profesora de lengua, ha notado algo raro en su comportamiento. Lo comentó el otro día sentada en la mesa de la ventana a Candela, una profesora que le había dado clases hacía dos años. Pero al final llegaron a la conclusión de que sería la edad, y que se notaba que faltaban sus padres. “¡Qué pena!”, comentarían las dos.

Pero no era la edad, ni que en lugar de padres, tuviera un hermano que hacía de padre, madre, hermano, y que ya había dejado hacía meses su intención además de ser su amigo.

Darío, su hermano, en realidad había perdido a sus amigos de toda la vida, y no había tenido tiempo de hacer nuevos. Aunque intentaba engañarse, estaba más solo que la una. Aquellos se fueron escapando de su lado, cuando a los 18, de repente, se vio huérfano y con un hermano de 14 al que mantener y cuidar. Porque ya no iba con ellos al botellón, ni al cine a ver a Angelina por si se le saltaba el sujetador y la veían una teta. A él la verdad esto último nunca le había llamado mucho, pero para que iba a llevar la contraria a todos sus amigos. A él le hubiera gustado verle un huevo a Leo Dicaprio. Pero ni jaleando a la Angelina en la última peli que fue a ver con sus amigos de toda la vida, pudo evitar que le fueran dejando de llamar. Quizás contribuyó que se quedara dormido en el cine, porque había tenido que trabajar sus ocho horas, y lavar y planchar la ropa para que su hermano pudiera irse de campamentos al día siguiente. Y sus amigos no le perdonaron que se durmiera en una peli de Angelina. Y menos que roncara. Y encima era la que se basaba en el videojuego ese.

Darío de haberse dado cuenta, les hubiera confesado que se hubiera dormido incluso si hubiera aparecido Leo Dicaprio, que era el actor que le gustaba, o uno español que nunca se acordaba como se llamaba, y que salió en una peli con el de “Cuéntame”. La vio en el ordenador, y se quedó prendado de sus ojos azules, y su cara de bueno. Es que en la peli hacía de bueno. El de Cuéntame, hacía de malo; aunque ese también le gustaba, pero un poco menos.

Pero nunca tuvo oportunidad de explicarse. Cuando quiso darse cuenta, habían pasado dos meses desde que roncara arrullado por Angelina y no le había llamado nadie. Él la verdad es que tampoco llamó a nadie, como le echaron en cara cuando se encontró con Germán cuando iba a recoger a la tintorería la chupa del invierno pasado .

No supo que decir, y decidió quedarse callado.

Luego pensó que les podía haber explicado que sus padres habían muerto, y que debía ganarse la vida. Que tenía que acabar de pagar la hipoteca del piso de sus padres, y debía comer todos los días, y que no quería que su hermano se criara en un hogar de acogida y para eso debía trabajar y demostrar a todos que podía con todo. Y pensó en explicarles que le gustaba más el pecho del Dicaprio, que el de Angelina, aunque esto último lo descartó, porque en realidad, eso si que no les importaba una mierda. Porque en realidad se dio cuenta que, nada de sus cosas les importaba una mierda. Solo les importaba la teta de Angelina, el culo de la camarera del “Estornudo”, un bar que había cerca de la Universidad, y el precio del whisky, para el botellón.

Así que, a causa de un ronquido, arrullado por Angelina, se quedó más solo que la una.

Se volcó en su hermano, que pensó que le querría mucho, mucho, mucho, y que eso compensaría todos los sinsabores de su soledad. Pero pronto se dio cuenta que su hermano en realidad, empezaba a odiarle, y no paraba de demostrarle lo mucho que lo despreciaba, y lo mal que hacía las cosas.

Darío callaba, trabajaba, y cuando no podía más, lloraba. Solo.

Se hubiera consolado si, se hubiera atrevido a decir a la chica que se sentaba en la mesa de la ventana a hacer que estudiaba econometría, que le gustaba su amigo, y que hacía mucho que no venía por allí, y que le gustaría verlo, o hablar con él… porque todavía no había conocido varón, y ya iba necesitando una mano que le acariciara, una lengua que le probara, y unos labios, y una lengua, y un todo que le besara. Pero no había coincidido que la chica esa viniera justo cuando él había reunido fuerzas para preguntarle.

Así que se debía conformar con poner su imaginación a funcionar, concentrarse, cerrar los ojos, e imaginarse que su mano recorriendo su miembro, no era su mano, si no la boca de Leo. Y que de vez en cuando paraba, y clavaba esa mirada llena de vigor que tenía Leo en sus películas. Y que esa mirada le decía sin palabras, que era el hombre en la vida de Leo Dicaprio, y que le iba a llevar con él a Los Ángeles… y luego bajaba otra vez y seguía con los que estaba haciendo, que era sustituir a la propia mano de Darío, en el arte de recorrer de arriba a abajo su miembro, un poco con suavidad, un poco más rápido, hasta que un gustirrinín que empezaba entre sus piernas, al fondo, y que luego explotaba en su miembro, más concretamente en su cabeza. Y que le dejaba exhausto, y a la vez decepcionado, sobre todo al abrir los ojos y darse cuenta de que era su mano la que apretaba su miembro, para aprovechar hasta el último estertor de ese gustirrinín.

Entró al señora de la foto en la cartera. Fue a sentarse en su mesa de siempre. Miguel, el dueño le acercó el café con leche, para que le diera vueltas y vueltas como todas las mañanas, mientras se sumía en su melancolía, y acababa sacando la foto de su cartera, y una lágrima, eso sí, distinta todos los días, salía por su ojo izquierdo.

La señora levantó un momento su mirada de la taza, y la clavó en el chico del fondo. Sabía que era el hermano del camarero, al que le dio esa tarta el otro día, que era la que hacía todos los días pensando que quizás su hija viniera y comiera un pedazo. Le miró y vio a su hijo, cuando le gritaba socorro, y ella, ocupada en hacer relaciones sociales, y vivir su vida, no hizo caso de su instinto, porque una madre se daba cuenta de cosas, aunque no encontrara el momento de preguntarle y ocuparse de él. Bebió sorbo a sorbo su café, cosa que sorprendió a Miguel, el dueño de la cafetería, que pensó que a lo mejor la mujer estaba enferma o algo, porque no era lo que hacía todos los días.

La señora se levantó de la silla, y se fue a la mesa del hermano de Darío. Éste levantó la mirada del Marca, al que ya había dado tres vueltas, aunque le importaba una mierda lo que ponía. Mostró el mismo fastidio que mostraba hacia todo el mundo, salvo con sus amigos del alma, que eran sus colegas y su verdadera familia, porque le cuidaban y le daban el polvo blanco que le hacía sentirse guay durante todo el día. Pero a la señora le dio la misma importancia a esa mirada que a que ganara el Conquense en su partido de liga.

– Necesito tu ayuda. ¡Vamos!

Y alargó su mano.

El hermano de Darío, no supo que hacer. Parecía muy machito, sobre todo con su hermano, y con sus conocidos, pero en realidad era un mierdecilla que tapaba sus inseguridades con mala hostia. Así que alargó su mano, y siguió a la señora.

Miguel y Darío miraron con la boca abierta, como un cordero con piel de lobo, se transmutaba en un cordero con piel de cordero, que seguía con cara de bobo a la señora de la foto en la cartera.

Entraron en ese momento el señor hosco del café en sus pantalones con su hijo mayor. Se sentaron en una mesa, y fue a atenderles Darío.

Un café con leche y una coca-cola, pidieron.

Y os podría contar lo que pasó, y sobre todo lo que no pasó, pero eso será otro día.

¿Qué día preguntareis?

Cualquier día.

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La vida es impredecible, sinuosa (1)

La vida es impredecible, sinuosa (2)

Harry Potter y las reliquias de la muerte – 2ª parte.

Toc, toc, toc.

¿Hay alguien ahí?

Es que como es verano a lo mejor estáis todos en la playa. Pero también se puede leer un poco e ir al cine de vez en cuando, ¿eh?

Podéis ir por ejemplo a ver la última de Harry Potter.

¡¡Chan, chan!!

¿Os cuento de que va? ¿Pero no os lo sabéis? Desde luego… ¿No habéis leído los libros todavía? Pues ya estáis tardando…

Pues resulta que Harry y sus amigos, siguen el camino marcado por Dumbledore para eliminar definitivamente a quien vosotros sabéis: “El innombrable”. Siguen buscando esos objetos en los que él guardó parte de su alma, para hacerlo casi invencible e inmortal. Porque el mundo solo tiene una disyuntiva: Lord Voldemort y el mal, o los buenos, con Harry Potter a la cabeza. Lo oscuro, o la luz del sol. Severus Snape se ha convertido en el nuevo director de Hogwarts, y lo dirige con dureza, aplicando castigos dignos de una buena sesión de BDMS. Los profesores agachan la cabeza, pero esperan el momento adecuado. Y éste llega, con la aparición de Harry en la escuela. Snape quiere luchar con él, pero la profesora McGonagall lo impide, y logra expulsar a Severus, quién huye esperando un mejor momento. Y todo está ya listo, para la batalla final, en la que se dilucidará el futuro del mundo.

¡Qué buena sinopsis he hecho! Alucinado me he quedado hasta yo.

¿Y el resultado del film? Pues para pasar un rato entretenido. Eso sí, no la veáis en 3D, que no merece la pena. A mí además, las gafas esas me dejaron un mal cuerpo que me ha durado dos días.

El cine, o al menos una de sus facetas, es espectáculo. Y esta película es un buen ejemplo de ello. Han sido 8 películas con desigual factura, en la que han ido cambiando además los directores. Unos acertaron, y otros no tanto. Aunque creo que más bien, él que no acertó en alguna de las entregas es el guionista.

Pero aquí creo que aciertan todos. La producción es inmejorable, como en toda la serie. El ritmo es, creo, el adecuado, mezclando momentos de reflexión, con momentos de acción trepidante, pero no apabullante. Yo pondría algunas pegas a la coreografía de algunas de las peleas o batallas. Creo que en ese aspecto se podían haber lucido un poco más. Pero bueno. Y la música muy brillante.

Los que critican esta serie, y lo hacen con los protagonistas, creo que no tienen muchos motivos. Si repasamos el elenco de esta serie, se verá que ha pasado por ahí lo mejor del cine y teatro inglés. Los chicos protagonistas, han ido creciendo con sus personajes. Hay una pequeña disociación, los siete años que dura la acción de toda la historia, se han convertido en unos 10 años en la vida de sus actores. Me río de esos que criticaban, de los que se mofaran de que el protagonista Daniel Radcliffe, “Ya tuviera pelos en los huevos, interpretando al niño Harry”. Pero es que el niño Harry, según la cronología de la historia, ya tenía también pelos en los huevos. Habría que recordar los años que tenía Michael J. Fox, cuando interpretaba al cuasi adolescente de Regreso al futuro, o los años que tenía Ralph Macchio en “Karate Kid”. O los que tenían los protagonistas de la serie “Compañeros” cuando estaban en el instituto todavía.

Daniel Radcliffe ha aprendido mucho en estos años. Creo que ahora es un buen actor, y se le nota en esta peli. Tiene mucho más control de sus gestos, y de su cuerpo. Se le nota cómodo en todas las situaciones, no como en películas anteriores. Emma Watson, creo que siempre ha tenido ese empaque necesario para interpretar a su personaje, un poco resabida, y pedante a veces, casi siempre muy segura de si misma. Creo que empezó la serie con mejor nivel interpretativo, o que el personaje le iba como anillo al dedo y fue simplemente acierto de casting, y ella es un poco Hermione. Y el pelirrojo, Rupert Grint, creo también que es más bien un acierto de casting, aunque también hay una evolución a mejor en su interpretación. Veremos sus próximos trabajos.

Y esos estupendos actores que hacen de secundarios. Bueno. Qué decir de Maggie Smitt, de Alan Rickman, de Ralph Fiennes, de Richard Harris, el primer Dumbledore, o de Michael Gambon, el que lo sustituyó cuando murió. Me quedo de todas formas con Harris. Que tierna la historia de por qué aceptó el papel… porque su nieta le dijo que si no hacía esa película, no le volvería a dirigir la palabra en su vida. Hay tantos y tan grandes actores en esta saga…

Pues eso, que es un gran divertimento. Y que cualquier día de estos, volveré a leer alguna de las novelas de Harry Potter, para soñar con ser alguno de los protagonistas. O imaginarme alguna variación en la historia.

Huy, casi se me olvida, el capítulo de chicos guapos. A parte del que hizo de Voldemort joven, hace 2 pelis, que era sobrino de Ralph Finnes, por cierto, y que no recuerdo su nombre y no me apetece buscarlo (seguro que tú me lo dirás en un comentario), yo siempre he sido mucho de Tom Felton, el actor que interpreta a Draco Malfoy. Aunque en las últimas pelis, tiene el rostro demasiado anguloso, demasiado duro. ¿O a lo mejor me gusta por ser malo? Huy, tengo que hablar un día de por qué gustan tanto los malos o malotes. “La erótica del mal”, lo titularé. Me lo recordáis si eso.

 

Un poco de tráiler, y un poco de entrevistas a los protagonistas.

Francisco Lachowski, modelo.

La foto de arriba fue la primera que encontré de él. Y ya me llamó la atención.

La guardé pensando que a lo mejor, no volvía a encontrar más fotos suyas, como de otros muchos modelos. Tengo cantidad de carpetas de modelos con dos o tres fotos. Pero no fue así. Poco a poco sus trabajos empezaron a inundar las páginas dedicadas a la moda, a la fotografía, a los modelos masculinos. Y la carpeta que dediqué a Francisco Lachowski, se llenó.

Las fotos de hoy son de sus primeros trabajos.

Y pucho, el otro día, hacía votos para que trajera a este blog a Francisco Lachowski. Y mira, pues lo he traído.

Nació el 13 de mayo de 1992. Es brasileño, nacido en Curitiba.

Mide 1,88 m. Tiene el pelo castaño, y los ojos marrones. Y ¡qué ojos! Os diría el resto de sus medidas, pero… para qué, si no le vais a comprar ropa… 😛

Ganó un concurso de modelos, de la agencia  Ford en Brasil, en el 2.008,  tras el cual su carrera fue imparable. Actualmente anda por el puesto 23 del ranking de models.com. Ha trabajado para las mejores firmas de moda, y para los mejores fotógrafos.

A parte de guapo, da la impresión de ser un cachondo. O sea que es un buen candidato para tomar un café con él.

– Francisco, majo, llámame y págate un café, anda. Y charlamos.

Por cierto, una cosa curiosa: se le conoce como «chico», incluso él suele firmar así.

Y si queréis saber algo más, escuchad esta entrevista. Está en inglés. Así que si alguien le apetece traducirla, estaría bien.

Por cierto, alguno de los datos expuestos, pueden no ser exactos, porque hay cierta confusión, dependiendo de dónde leas. Así que si «Chico» me invita a un café, comprobaré esas referencias y os lo diré.

¡Hala!

Más fotos de Francisco Lachowski pinchando aquí.

Actualización:

He corregido el año de nacimiento a indicación de denisek35. Muchas gracias. «Chico» nació en 1.992.

Timy y Ger, los forajidos de Michigan.

Hay fotos que te cuenta historias nada más verlas. Para algunos, esta foto será de un editorial de una revista, o de una campaña de una firma de moda, y los chicos que salen, serán modelos y tendrán hoy 20 años. Habrán participado unos cuantos estilistas, peluqueros, maquilladores, iluminador, a parte de los de la ropa.

Seguro olerán a rosas, o a algún buen perfume, posiblemente de la misma firma de la ropa. Con un buen desodorante, como «Axel, el que atrae a los hombres». Y llevarán puestos unos bonitos y ajustados slips, o bóxer, marcando sus curvas.

Pero no. Quien piense así, está equivocado.

Estos chicos se llaman Timy y Ger. Nacieron allá por el 1865. Se conocieron a los 15, cuando ya los dos habían matado en duelo a 3647 hombres. La cuenta no es exacta, porque había dudas sobre 3 ó 4, en los que Timy le había dado al whisky en demasía, y no quedó muy claro si les mató, o salieron cagando leches.

Timy casi mata a Ger. Se enfrentaron en duelo una mañana cualquiera del mes de agosto, con un calor de muerte, pero de muerte… ¡qué calor podía hacer ese día! Pero se miraron fijamente, cada uno desde un lado de la calle, y murmurando los dos, guardaron sus armas, y se fueron a la taberna a desayunar un buen whisky.

Acabaron los dos retozando en una de las habitaciones de arriba, disfrutando de su olor a sudor y a pies, porque era el lejano oeste, o el cercano, y los hombres olían mal, que narices. Y Timy y Ger, no iban a ser distintos. Luego eso sí, se bañaron, y Timy frotó la espalda de Ger, y Ger la de Timy.

Esa foto se la sacaron un día en el que habían robado en la tienda del sastre. Y después de asesinar al sastre, y a su pobre padre enfermo, jugaron a ser modelos. Les gustaron esos trajes, y fueron al fotógrafo del pueblo, para que les inmortalizara.

Y les inmortalizó.

Había otra foto en que los dos forajidos mostraban su cariño, besándose con ganas. Pero el capitán Foster, que mandaba el destacamento que los abatió a tiros justo al salir del estudio del fotógrafo, se la quedó de recuerdo. Porque él se había enamorado de Ger, hacía ya 4 años, y así siempre le tendría en su corazón.

Esa otra foto, acabó hecha añicos, cuando al capitán lo mataron una noche, al salir de la taberna, borracho como una cuba, y cantando «Bésame mucho», y un mendigo que intentaba dormir le asestó 34 tiros seguidos en el corazón. En el bolsillo de su camisa, en el que daba justo al corazón, iba la foto de Ger y Timy besándose. Tímy estaba un poco tachado, pero aún se le reconocía. Pero después de los 87 tiros del mendigo, a ninguno de ellos, ni su madre hubiera sabido quien era quien, ni siquiera si había un quien en la foto.

Y esta es la historia de Ger y Timy, dos hombres que murieron después de inmortalizar su amor, en el lejano oeste. ¿O era el cercano? Dos forajidos que con apenas 20 años, mataron a quien se atrevió a respirar demasiado fuerte a su lado. Se dice además que Timy mató a 37 hombres y mujeres, que miraron con ojitos a Ger. Y éste hizo lo mismo con 39.

Hay una leyenda que dice que, si alguien mira esta foto con deseo, muere a los pocos día de forma extraña. Yo solo os aviso. Sé que no creéis en estas cosas… pero por mí que no sea. Si luego la palmáis porque se os cae un coco desde un abeto, no me digáis que no os avisé.

Simon Nessman, regresa a «el rincón».

Después de ver a ese club de fans que le ha aparecido a Simon en este blog, pues no me ha quedado más remedio que sacar unas cuantas fotos más de sus trabajos.

Y como hago últimamente, pues en estos casos, dejo que las imágenes hablen por sí solas.

Y no, por si tienes dudas, Simon, no me ha invitado a un café. Ni él ni nadie, por cierto. Una pena… porque vosotros os lo perdéis. Ahora que pienso, debería cumplir la amenaza que hice en su día, sobre no volver sacar a nadie en este blog, que a la tercera vez en que le dedique un post, no me invite a café, o a cenar, vaya, que tampoco vamos a limitar las invitaciones.

Para ver todas las fotos de Simon Nessman en este blog, pinchad aquí.