Casi me da un pasmo al abrir mi Facebook. Lo primero que he visto es que me sugerían una página sobre la película de “Jason Bourne”.
Y yo me he preguntado: ¿Cómo saben que he ido a ver la película?
Ya te mosquea bastante que cuando buscas “perras en celo” en el buscador, cuando abres el correo te aparecen anuncios de bonitos perros de raza en venta. Ejem. Y te siguen apareciendo esas sugerencias durante semanas. Yo un día busqué un libro en concreto, y me sigue apareciendo misteriosamente sugerido en los anuncios de librerías que se cruzan en las webs que visito. Que esa es otra, lo que se anuncian las librerías, pensé yo un día, tonto de mí. Hasta que me di cuenta que se anunciaban porque visitaba yo las páginas, como lo de los perros.
Escribo sobre amor a veces, sobre ligues y tal, y me aparecen anuncios de páginas de contactos.
Nos espían, queridos.
Iba a hablar de la última película de Jason Bourne. Es una saga que me ha gustado siempre. Salvo aquel intento que hicieron sin el director original Paul Greengrass y sin Matt Damon, que no me hizo feliz. Volvemos a la esencia de la serie. A su director y a su actor protagonista. Los villanos, pues bueno, van cambiando, porque los anteriores están alimentando a las amapolas.
Oye, que he pasado un par de horas muy entretenidas. Se me han pasado volando.
La verdad es que da pocos respiros. Coge ritmo y no para hasta el final. Emoción, persecuciones impresionantes, actores resultones, y guión creo que aceptable… complicado, enrevesado, como mandan los cánones para este tipo de films.
Y os preguntaréis: ¿Cómo se puede mantener la intriga en una película que sabes que al protagonista no le va a pasar nada?
Pero es que el resto de personas que pasan por su lado pueden morir todas. Y lo hacen bien, porque cada parte de la película, se fija en un personaje. Y en ese tiempo, la intriga es ¿morirá o no? ¿Lo matará Bourne o lo matará la CIA? ¿Morirá por disparo o por un puñetazo bien dado? Pero lo hacen de tal forma que verdaderamente consiguen angustiarte.
Y da igual que sean hombres y mujeres. Los guionistas de Bourne no discriminan. Matan tanto a hombres como a mujeres.
¿De qué va la película?
Pues de Jason Bourne. Y un poco de seguridad cibernética, de que nos espían, de algo parecido a Facebook, pero que se llama de otra forma con un fundador que se llama de otra forma. Y que esa empresa tiene ahí unos acuerdos muy raros con los malos. Y que Bourne quiere saber cosas de su papá, o mejor dicho, se las dicen pero quiere contrastarlas.Y hay una gente empeñada en que siga en la inopia, o mejor dicho, que se vaya a alimentar las mismas amapolas que alimentaron los malos de las películas anteriores. Y lo más emocionante, para la siguiente parte, es que sabes que hay malos en la peli que no son descubiertos. Ahí queda eso. Y que algún personaje no sabes a que juega ni al final.
Y lo más bonito de todo es que por Bourne, han pasado los años. Y eso es reconfortante cuando uno se mira al espejo. Es cierto, no os riáis. Vemos a un Bourne que ya no tiene la piel tersa y suave, que parece un poco hinchado. Hombre. Tened en cuenta que el pobre lleva escondiéndose de los malos muchos años. Y que se gana la vida de pelea en pelea, con sus apuestas y esas cosas. Eso para el cutis no debe ser bueno.
El caso es que me ha gustado. Trepidante, emocionante, con ritmo y hasta podríamos abrir un debate sobre alguna parte de la trama: la CIA espiando a la gente 24 horas, la privacidad en las redes sociales o como los buenos y los malos a veces nivelan sus métodos de actuación.
Me gusta Matt Damon como Jason Bourne. Tommy Lee Jones, que decir de él. Y Julia Stiles. Y esta chica de moda, Alicia Vikander. Y Vincent Cassel, que es muy malo, pero malo.
¿Os he dicho que hay dos persecuciones de coches estupendas? Seguramente las veáis cuando se hagan recopilaciones de las mejores persecuciones en la historia del cine. Trepidantes, originales y muy bien rodadas. Y las escenas de Grecia, con los manifestantes y la policía. Y los protagonistas entre la multitud. Eso no es fácil de hacer sin que se note que es todo una coreografía. Y si no, que se lo pregunten a Amenábar en aquella película sobre Hipatia.
Hacía mucho tiempo que no iba al cine y oye, en mi vuelta, me lo he pasado pipa.
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Y para acabar, un «detrás de las cámaras», por ver otras perspectivas de algunas escenas.
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