Domingo…

Amanece.

Te miras en el espejo. Ojeras. Piel reseca. La noche ha sido dura.

Quisiste olvidar con un par de litros de cerveza, y con un par de canutos.

Y una mierda que conseguiste. Nada de nada. Todo sigue ahí, lo ves en tus ojos.

Lávate la cara.

Vete a la ventana. Mira la calle. Hace sol, sopla el viento, llueve, nieva, da igual. Es un tiempo precioso para que disfrutes del día, disfrutes de ti.

¿Por qué los demás somos capaces de ver lo grande y estupendo que eres, y tú no?

Disfruta. Busca el lado bueno a todo. El lado malo, déjalo para cualquier día de la centuria próxima. Sonríe… y disfruta.  Disfruta. Es domingo… tienes todo el día por delante, toda la vida por delante.

¡Vamos!

Yo hoy, no me voy a quejar de nada.

Voy a ponerme una sonrisa en mis labios, y lo que es más importante, en mi alma.

Voy a levantar la cabeza, altanera con mis fantasmas, para mandarles a hacer gárgaras con ácido sulfúrico.

Voy a hacer un corte de mangas inmenso a quienes me miran con poco cariño. Y voy a abrazar y besar incansablemente a quienes quiero, y me quieren. Y doble ración para los que sepan decirlo, y me lo dicen.

Hoy es domingo. Día de ilusión. Hoy es un principio: del resto de nuestras vidas. Porque tenemos toda la vida por delante.