23 de abril: celebremos y leamos a tutiplen.

23 de abril.

Hoy es el día de Castilla y León:

¡¡¡¡¡¡Bien!!!!!

Hoy es el día de Aragón:

¡¡¡Bien!!!!

Estas celebraciones se suelen olvidar en el resto de España. Hummmmmmmm, a ver si las vamos recordando.

Hoy es Sant Jordi:

¡¡¡Bien!!!

Hoy es el día del libro. Cervantes fue enterrado tal día como hoy, y Shakesperare, casualidades de la vida, murió tal día como hoy también. 1616.

¡¡¡Bien!!!

Celebremos pues el día del libro.

¡¡Bien!!!!

3 libros os traigo aquí. Y un trocito de ellos.

El primero: Almas del nueve largo – Historias del Savoy – José Luis Alvite.

Alvite es un escritor peculiar. Tiene un lenguaje propio, y un mundo igual de original. Comparaciones imposibles, descripciones delirantes. Bebe de la novela negra… negra. De Bukowsky. Situaciones ante las que no puedes dejar de sonreír y asombrarte de esa deslumbrante originalidad e imaginación. Un autor no muy conocido, pero muy digno de atención. Me encanta. Y posiblemente es el autor que más he regalado.

Un trocito:

Fueron otros tiempos, muchacho. En el 54 había que poner mucho empeño para que no marchasen bien las cosas, de modo que en el club Mich “Big” Boone a la pujante clientela le importaba poco que el barman improvisase cada noche los precios. Aquel año estuvo allí una semana el gran Louis Armstrong y si casi nadie lo recuerda ahora, maldita sea, es porque había tanto ruido en el local, que el bueno de “Satchmo” habría conseguido el mismo éxito tocando “Sumertime” con el escape de una moto. Una madrugada se presentó Ava Gardner creyendo que la esperaba Sinatra pero el bueno de Frankie, estaba comiendo lencería a doscientas camas de allí. Ava pidió el teléfono y estuvo dos horas hablando acaloradamente con él. Estaba tan borracha que dicen que su aliento deformó el teléfono.

Almas del nueve largo – Historias del Savoy – José Luis Alvite.

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El segundo: Episodios Nacionales – Trafalgar – Benito Pérez Galdós.

Un clásico. Yo creo que un poco olvidado. Los Episodios Nacionales, son las mejores novelas que creo se han escrito sobre guerras, batallas, amores, mientras describe la España de un par de siglos atrás. Arturo Pérez Reverte hizo una recreación con su serie del “Capitán Alatriste” que bebe, creo, directamente de estos Episodios Nacionales. Son algo más de 50 novelas. Yo me las leí en un verano. Empecé con Trafalgar, la primera, y no pude dejarlo hasta acabar con la última.

Un trocito:

En uno de los primeros días de octubre de aquel año funesto (1805), mi noble amo me llamó a su cuarto, y mirándome con su habitual severidad (cualidad tan solo aparente, pues su carácter era sumamente blando), me dijo:

– Gabriel, ¿eres tú hombre de valor?

No supe al principio qué contestar, porque a decir verdad, en mis catorce años de vida no se me había presentado aún ocasión de asombrar al mundo con ningún hecho heroico; pero al oírme llamar hombre, me llenó de orgullo, y pareciéndome al mismo tiempo indecoroso negar mi valor ante persona que lo tenía en tan alto grado, contesté con pueril arrogancia:

– Sí, mi amo: soy hombre de valor.

Episodios Nacionales – Trafalgar – Benito Pérez Galdós.

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El tercero: Amor en tiempos de estómagos revueltos – Carlos G. García.

Carlos es un buen amigo. Es un buen conversador. Es un gran escritor. Es buena gente. Ya os he hablado de este libro hace tiempo, cuando se decidió a publicarlo, tras una presión a la que le sometimos algunos amigos. Hasta que se rindió, y lo hizo. Costó, ¡eh!… costó. Pero al final ahí lo tenemos.

Carlos es bloguero también. Paperboat. Este libro es una pequeña recopilación de sus post. En ellos con su ironía, con su sarcasmo, con su humor, nos va desgranando algunos de los aspectos de la forma de vivir, de relacionarse de los gays. Seguro que, a parte de reíros con ganas en muchos de sus capítulos, conoceréis a alguien que le ha pasado algo parecido, os veréis representados en sus personajes, en las situaciones…

Para comprarlo, visitad esta página, y ahí tendréis las instrucciones precisas.

Y sí, no puedo dejar de presumir… el Jaime que aparece en los agradecimientos… soy yo. ¡¡Hala!! Ya lo he dicho.

Ains.

Qué bien me he quedado.

Un trocito:

Los que me conocen sabrán que yo no soy lo que se dice un hombre alto ni corpulento. Más bien soy de mediana estatura  y delgadito, nada del otro mundo. Aquel chico no es que fuera tampoco musculoso, pero era más fuerte que yo. Y esto no lo digo porque termináramos partiéndonos la boca ni echando un pulso, sino porque el chico en cuestión tenía una forma muy rara de echar un polvo. Yo no sé tú, querido lector, pero yo, cuando me acuesto con alguien, no lo cojo por los brazos constantemente y lo zarandeo por toda la habitación como si estuviera sacudiendo una alfombra. Yo estaba tumbado, intentando disfrutar y esas cosas que se supone que uno debe hacer cuando se acuesta con alguien, y entonces llega él, me cogía opio los sobacos, me levantaba y me tiraba (no es que me tirara de cualquier manera, pero tampoco era delicado) a otro lado de la cama. Imagínate el trauma: yo, volando en pelota picada, por toda la habitación, y completamente desorientado.

Amar en tiempos de estómagos revueltos. – Carlos G. García.

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Queridos y amados… amigos todos:

Tres recomendaciones os he dejado hoy.

Cuatro celebraciones os he dejado hoy.

Pasad buen fin de semana. Y cuidadme el blog. Que el menda se va de finde largo.

Y si me dejáis algunos besos para mi colección, os estaré eternamente agradecidos. Incluso os los daré yo cuando nos crucemos por las calles del mundo.

A bientôt!

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Este post está también en “Y… vuelven mis dedos a volar sobre el teclado”. Pinchad aquí si queréis ver las recomendaciones que me han dejado allí.

PD:

Casi se me olvida, poner un poco de música para acompañar la lectura. Luz de Mercurio tiene la culpa de la elección.

13 pensamientos en “23 de abril: celebremos y leamos a tutiplen.

  1. Aquí voy a proponer un libro serio un libro que me recomendó Joac: Sociología Anthony Giddens

    Un trocito:

    Las actitudes de intolerancia hacia la homosexualidad han sido tan acusadas en el pasado que los mitos que la rodean no se han disipado hasta muy recientemente. La homosexualidad no es una enfermedad y no está directamente asociada con ninguna forma de perturbación psíquica. Los hombres homosexuales no están concentrados en ningún sector laboral concreto, como la peluquería, la decoración de interiores o el arte.
    Determinados tipos de comportamiento y de actitudes de los homosexuales varones podrían entenderse como intentos de alterar la conexión habitual entre masculinidad y poder, razón por la que quizá la comunidad heterosexual ve a menudo a los homosexuales como una amenaza. Los hombres homosexuales tienden a rechazar la imagen del afeminado popularmente asociada con ellos, apartándose de ella de dos formas diferentes. Una consiste en cultivar un afeminamiento escandaloso, una masculinidad «amanerada» que parodia el estereotipo. La otra consiste en desarrollar una imagen de «macho». Tampoco es ésta una masculinidad convencional: los hombres vestidos de motoristas o de vaqueros también parodian la masculinidad exagerándola (Bertelson, 1986).

    Un abrazo,

    Josep

    • Pues Josep, me ha gustado mucho el libro que has elegido, y el trozo en concreto.
      Me lo apunto para escribir un día sobre ello.

      Gracias Josep, por jugar conmigo.

      besos.
      muchos.
      envueltos.

  2. mmm… yo te traigo dos libros -tengo muchos, pero estos dos hoy me dieron ganas de presentartelos.

    El Perseguidor – Julio Cortázar

    [i]-Bruno, si un día lo pudieras escribir… No por mí, entiendes, a mí qué me importa. Pero debe ser hermoso, yo siento que debe ser hermoso. Te estaba diciendo que cuando empecé a tocar de chico me di cuenta de que el tiempo cambiaba. Esto se lo conté una vez a Jim y me dijo que todo el mundo se siente lo mismo, y que cuando uno se abstrae… Dijo así, cuando uno se abstrae. Pero no, yo no me abstraigo cuando toco. Solamente que cambio de lugar. Es como en un ascensor, tú estás en el ascensor hablando con la gente, y no sientes nada raro, y entre tanto pasa el primer piso, el décimo, el veintiuno, y la ciudad se quedó ahí abajo, y tú estás terminando la frase que habías empezado al entrar, y entre las primeras palabras y las últimas hay cincuenta y dos pisos. Yo me di cuenta cuando empecé a tocar que entraba en un ascensor, pero era un ascensor de tiempo, si te lo puedo decir asi. No creas que me olvidaba de la hipoteca o de la religión. Solamente que en esos momentos la hipoteca y la religión eran como el traje que uno no tiene puesto; yo sé que el traje está en el ropero, pero a mf no vas a decirme que en ese momento ese traje existe. El traje existe cuando me lo pongo, y la hipoteca y la religión existían cuando terminaba de tocar y la vieja entraba con el pelo colgándole en mechones y se quejaba dé que yo le rompía las orejas con esa-música-del-diablo.
    Dédée ha traído otra taza de nescafé, pero Johnny mira tristemente su vaso vacío.[/i]

    Delirio – Laura Restrepo

    [i]La mujer que amo se ha perdido dentro de su propia cabeza, hace ya catorce días que la ando buscando y me va la vida en encontrarla pero la cosa es difícil, es angustiosa a morir y jodidamente difícil; es como si Agustina habitara en un plano paralelo al real, cercano pero inabordable, es como si hablara en una lengua extranjera que Aguilar vagamente reconoce pero que no logra comprender. La trastornada razón de mi mujer es un perro que me tira tarascadas pero que al mismo tiempo me envía en sus ladridos un llamado de auxilio que no atino a responder; Agustina es un perro famélico y malherido que quisiera volver a casa y no lo logra, y al minuto siguiente es un perro vagabundo que ni siquiera recuerda que alguna vez tuvo casa. [/i]

    FELIZ DIA DEL LIBRO

    Salu2

    • Hola Jacobo. Me alegra que hayas vuelto. Y me alegra que hayas compartido con nosotros estos textos.
      Sabes… yo como dice Cortázar, entro en un ascensor cuando escribo. Un ascensor de tiempo y espacio. Y de sentimientos. Lloro si llora el personaje, sufro si sufre el personaje. Por eso a veces me cuesta escribir… porque sufro.

      besos.
      muchos.
      envueltos.

  3. Tenía varios libros en mente y me ha resultado difícil la elección, al final me he decantado por este:

    «Milagro en los Andes» de Nando Parrado,

    Lo leí hace un par de años y narra el accidente de aviación que tuvo lugar en los Andes en el año 72, y en el que viajaba un equipo de rugby.
    Es una historia muy conocida y de la que siempre se ha oído hablar, pero hasta que no leí este libro, escrito por uno de los supervivientes, no tomé conciencia de la dimensión real de todo lo que esta historia había supuesto para los que la vivieron.
    Fue al leer una entrevista al autor, Nando Parrado, en la que le preguntaban qué era el frío para él, lo que me impulso a comprar el libro.
    Está fue su respuesta:

    «El frío quema como un ácido. Cuando la única solución que tienes es llorar; cuando el viento se te clava como un cuchillo; cuando el único calor que tienes, lo único que te alivia, es la respiración del chico que tienes al lado y le pides que te respire encima… El frío es muy feo, produce una sensación indescriptible; porque no se va, no se pasa, y no te mueres.»

    Me lo leí en un suspiro, quitándome horas de sueño, pues es de esos libros que no puedes parar de leer y eso que ya me sabía el final.

    Que disfrutes el día!

    • Bien Virginia. Primero gracias por cuidarme el blog en mi ausencia.
      Sabes… no he leído ese libro. he visto una adaptación al cine, que me gustó mucho, por cierto. Y esa descripción del frío… es escalofriante (y no pretendo un juego de palabras fácil)

      Disfruté del día… sip. 😛

      Espero que tú también lo hicieras.

      Besos.
      muchos.
      envueltos.

  4. Recuerdo cuando leí ese pasaje de Carlos e iba en el metro y no podia aguantar las carcajadas, ¡que bueno!. De los tres, me quedo sin duda con «amar en tiempos de estomagos revueltos», que buenos ratos me ha hecho pasar.
    Como es tarde, y «el post seguirá por aqui mas dias», mañana te escribo un trozo de uno que me guste 😉
    Un besito

    • Pues sonia, fíjate tú que esa escena, me la contó Carlos en directo. Fue más de una hora riendo como un poseso. Todo los que estaban en el local… no podían dejar de mirar… ¡¡qué vergüenza!!
      ains.
      Y luego, cuando lo leí, casualmente en una cafetería, todos mirando al fútbol, al final tuve que dejarlo. Debía ir perdiendo el equipo de la mayoría… y bueno… me miraba la gente con mala cara… jijijijijiji.

      besos.
      muchos.
      envueltos.

  5. «Volví a rodar sobre la hierba y pegué la frente al suelo otra vez e hice ese ruido que Padre llama gemido. Hago ese ruido cuando llega demasiada información a mi cabeza desde el mundo exterior. Es como cuando estas alterado y sujetas la radio contra la oreja y la sintonizas entre emisoras y lo único que se oye es eso que llaman ruido blanco, y entonces subes el volumen al máximo y sabes que estas a salvo porque no puedes oir nada mas.»

    «El curioso incidente del perro de medianoche»
    Mark Haddon

  6. Mi pequeña aportación a «nuestra» lectura va de la mano de una gran escritora que ha sido, es y sera un gran referente para la tolerancia y la libertad individual del ser humano MARGUERITE YOURCENAR… la obra que he escogido son las conocidas Menorías de Adriano… espero que os guste…

    … y fue entonces cuando surgió el mas sabio de mis genios benéficos, en la persona de Plotina. Hacia veinte anos que conocía a la emperatriz…
    …Plotina me conoció mejor que nadie; le deje ver lo que siempre disimule cuidadosamente ante otros, por ejemplo ciertas secretas cobardías. Quiero creer que, por su parte, no me oculto’ casi nada. La intimidad de los cuerpos, que jamás existió entre nosotros, fue compensada por el contacto de dos espíritus estrechamente fundidos.
    nuestro entendimiento no requirió confesiones, reticencias ni explicaciones: los hechos bastaban por si’ mismos.

    Un besitoabrazo.

    PD …perdon por el retraso, es que por estas tierras del sur de María santísima no perdonamos una feria…

    • Bueno, bueno Luismiguel… eso me suena a Sevilla…
      Tengo que recuperar a Marguerite Yourcenar.
      Me gusta esta frase:
      «le deje ver lo que siempre disimule cuidadosamente ante otros»

      besos.
      muchos.
      envueltos.

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