I Semana de cine: «Amour» por Borja Rivero.

Amour

Director: Michael Haneke

Fotografía: Darius Khondji

Reparto: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, William Shimell, Rita Blanco, Laurent Capelluto

Año: 2012

Género: Drama

Premios: Palma de oro a la mejor película, Festival de Cannes 2012

Creo en el arte, es una creencia, una fe igual que puede ser la afirmación de un Dios. Mi fe se basa, no obstante, en la experiencia: los pocos momentos de lucidez de mi vida han sido provocados, inspirados si se quiere, por el arte. Es como un golpe de brisa, algo muy sencillo, muy natural, casi imperceptible. El cambio llega y en el espacio de un latido he comprendido algo sobre mí mismo, sobre mi vida, sobre la vida… No lo sé. Esos momentos son pocos, pero son.

¿Qué es el amor? Creo que Haneke se hace esa pregunta en esta película. ¿Qué es amar? Será la siguiente cuestión. No hay más, eso es todo. De fondo tenemos el silencio, un silencio que hace a la cinta algo real y que responde a las propias preguntas.

El amor varía según la persona, según cada pareja, cada grupo de dos, que han de esforzarse por fundir su concepto y hacer uno solo, uno que sirva a cada quien y sea único y distinto al mismo tiempo. Será una amalgama de cosas y de hechos que no se llamará amor.

Amor” es una palabra malgastada, que ha perdido su significado hasta el punto que declararlo es casi una paradoja, un decir lo contrario. “Te quiero” es proclamar un acto egoísta, un amor que no llega a serlo. Es una falsa creencia, un engaño. El lenguaje es una trampa; hablar o escribir es incordiar al silencio, hacer evidente lo que no es, describir lo interior mediante un acto exterior. Es imposible. Amar no es algo exterior, es puramente interior. El amor es entonces el silencio. Amar es el tacto y la mirada.

En Haneke no hay ninguna declaración, no está ni la propia palabra que da título a la cinta. El amor se revela como ese conjunto de actos sagrados que cada uno podemos componer para entenderlo: transformar el desayuno en una ceremonia de dos, un paseo diario de la mano que el otro aprieta en un viaje íntimo, un beso en el parque en un instante de desaparición del mundo… Ejemplos que a nadie valen nada excepto a quienes los valoran y que serán otros muy distintos en la pareja vecina. Ejemplos que tendrán que cambiar cuando desaparezcan o algo los imposibilite, que serán sustituidos de manera natural por otros que expresen lo mismo. Amar es renunciar sin ser consciente de la renuncia. Hacer al otro algo tan preciado que su desaparición no haga aparecer las lágrimas, sino que postergue un silencio absurdo que ya no dirá nada. Amar es ser creación y creador y consciente de la desaparición de lo creado sin el hacedor. Amar también es ser. Llegado al caso será un acto raro y también peligroso, un dejar de ser uno mismo y pasar a significar otra cosa, en su último grado amor es desaparecer sin el otro y sólo con él estar vivo. Haneke sabe decirlo