I Semana de cine: «A Roma con amor».

.

Vais escuchando a este hombre, y empezamos.

Es que he pensado en seguir con al senda que empecé con “El nombre”, gran reseña, por cierto, ejem, que no solo vamos a hablar en esta I Semana de cine, que por cierto está quedando cojonuda, bueno, solo falta que tú te animes y tú también… y así pues somos alguno más por aquí… pero está quedando cojonuda… no lo neguéis… Joder, otra vez me he perdido. Ya queda poco… así que apresuraros. Solo una semanita.

¡Ah sí!

Que os decía que no solo vamos a hablar del cine antiguo, y demás. Hablemos también del cine que está ahora en las salas… y he pensado que en lugar de escribir reseñas y guardarlas para cuando acabe la semana, pues oye, incluyo alguna ahora. Porque luego acabada la Semana del cine (oye que está quedando… ¡¡Fantástica!!), tampoco es cuestión que al día siguiente pues me ponga a hablar otra vez de cine.

Así que hoy, queridas y queridos, vamos a hablar de una película.

De Woody Allen.

Este es un señor que últimamente se ha dedicado a ir de turismo y aprovechando, pues rodaba películas. Estuvo en Londres, no le que quedó mal aquella, estuvo en Barcelona, y según dicen las crónicas mejor que no hubiera parado allí a hacer una peli, estuvo en París, y a mí me gustó, no es para tirar cohetes, pero bueno… y ahora toca Roma.

A Roma con amor”.

Pregunta:

¿Debo ir a buscar a Roma a mi príncipe?

Na, na, porque luego resulta que el amor… no es tan amor ¿eh? En Roma al menos… el título para matar al publicista que se le ocurriera, o si fue a Allen, bueno, bueno.

Jaime, centrate y al toro, o al lío, como decía el otro. A ver:

Tenemos a un arquitecto famoso de vacaciones. Tenemos a una rubia pizpireta también de vacaciones. Tenemos a una prostituta a la que pagan por hacer pasar un ratito entretenido a un amigote. Se equivoca de amigote. Tenemos a un chico, abogado, de izquierdas, rojo, sindicalista que se enamora perdidamente de la rubia pizpireta, la de las vacaciones. Tenemos al padre del sindicalista rojo, empresario de pompas fúnebres que canta en la ducha. Joder, pero como canta, que es un chico que se llama Fabio Armiliato, (el del vídeo del principio) que parece que es muy conocido por escenarios de todo el mundo. Y tenemos al padre de la rubia pizpireta, que casualidades de la vida, es director de ópera. Eso sí, retirado. Eso sí, un poco loco, que el papel es el de Woody Allen. Su mujer, es psiquiatra, con lo cual así se ahorran una pasta, porque es ella la que lo psicoanaliza.

Tenemos a la novia del arquitecto joven. Otra rubia pizpireta y simpaticona. Y tenemos a la ninfómana, loca, y demás de la amiga de la novia del arquitecto joven. Morena y sin atractivo, al principio. Pero luego… jajajaja, ¿Podrá el chico arquitecto joven, que por cierto se pone rojo cuando le preguntan si lo ha hecho con un hombre, jijiji, aquí hay tomate… podrá digo, contenerse ese chico con la amiga de su novia?

Nos falta la pareja de pueblo. Que llegan a Roma con aspiraciones. Pobrecitos, la que les espera…

Todo esto, agitado… como era lo del martini de James Bond… ¿revuelto y no agitado? ¿O al revés? Me cagüen, es no me ayudáis en nada.

Por favor, y se me olvida el Benini. Perdón, Benigni. Roberto. Roberto para los amigos es… es un tío que un día se encuentra que sin comerlo y beberlo, es famoso. Es perseguido por una turba de periodistas micrófono en mano, invitado a los telediarios a contestar preguntas tan sesudas como: ¿desayuna antes de afeitarse? Y le invitan a los programas de opinión… pero él no ha hecho nada, eso sí, aprende rápido a sacarle provecho… Un hombre feo como el Benigni se convierte en un perfecto ligón… qué tías se liga el… iba a decir capullo de él… en fin.

Vale, y se me olvida el famoso que sí se sabe por qué: el actor que se quiere beneficiar a la fan.

Todo esto lo juntamos y tal, como decía antes, y ahí tenemos “A Roma con amor”.

Pues mira, que me pasé un rato agradable. No es la película del año, ni mucho menos. Ni la película mejor de Woody Allen. Le puedo sacar pegas, varias. Una el principio, es como si fuera un prólogo de una de mis semanas. Pero en la película yo entiendo que no funciona. Y es más, a mi por eso, casi me costó entrar en ella. Lo mismo pasa con el epílogo. No le encontré el truco.

El tiempo en esa película es relativo. No sé si es bueno o malo. Digamos que un día en una de las historias, son semanas en otras, y aún así están mezcladas. Es la magia quizás que utiliza últimamente Woody Allen. La utiliza también en la relación entre el arquitecto joven y el famoso. Licencias literarias, como si dijéramos. Podríamos hablar también evidentemente de justificar el dinero que le dan sus patrocinadores, y la necesidad de fotografiar Roma, o sea de convertir la película en una postal.

Y bueno, esa digamos tendencia de alguno de sus actores a imitar a Allen… o a lo mejor es que sigue buscando a ese sosías que le represente en todas sus películas, pero que parece que no acaba de encontrarlo a su gusto… a mí Jesse Eisenberg me gusta… aunque yo creo que yo no a él… huy, perdón, que estaba hablando de cine, no de príncipes… además me han dicho que tiene poco sentido del humor… Jesse digo. Pero a mi en la película no me convencía ese parecido exagerado en su forma de hablar… no comparten escena nunca, pero hubiera sido curioso escucharles a los dos a la vez. O lo mejor es problema del doblaje, bueno, no sé. Casi es por sacar pegas…

Sí, alguna cosa más. Pero…

Pero mira, sabes, que eché unas risas. Y en muchos momentos, cuando me olvidé del guardia urbano del principio, pues que se instaló una sonrisa boba en mi cara. Y para qué más, chicos, para qué más… a disfrutar…

Y el cantante bajo la ducha… eso sí ¿eh? El tenor cuando lo tenía que hacer fatal… la verdad es que no lo hacía tan fatal. Lo de cantar digo. Otra pega…

Nada, chicas, chicos., que ya está bien por hoy.

Joder que no os he dicho los actores… A parte del director, Jesse Eisenberg, Ellen Page, Fabio Armiliato, Alec Baldwin, Roberto Benigni, Penélope Cruz, Riccardo Scamarcio, Alessandro Tiberi, Judy Davis… y como diría aquel, un largo etcétera.

 

¡Eh! Tú, Rafa… Juan… Aitor… Roberto… Ricardo… ¿me has mandado tu reseña? Ángel… ¿Me has enviado al tuya? ¿Rosa? Desde luego… Lluis… espero la tuya.

.